Paraíso
«Wang cerró el negocio. Yo creo
que él inventó la penicilina e inventó la dinamita e inventó el dolor e inventó
el aullido de los perros y el hambre». «La última vez que vi a Li tenía unas
ojeras azuladas y estaba extremadamente delgada. No me sonrió pero intuí que le
faltaban dientes. Tenía el pelo blanco y débil y los ojos difusos y turbios, de
un negro aguaestancada, y le temblaban las manos». «Wang también inventó las
peleas de gallos y el miedo a las calles oscuras y la suavidad de los susurros».
«Wang cerró el negocio y se marchó en dirección al paraíso». «Sí, eso parece, ¿qué
hacemos ahora?». «Nada. Esperar órdenes. No creo que tarden en llamarnos».
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