miércoles, 28 de julio de 2010

Nos ocupamos del mar



...Como siempre, cuando el tiempo pasa caluroso, parece que pasan menos cosas de las que pasan. Ha pasado, por ejemplo, que estoy leyendo una novela inédita de Sara Mesa y quiero escribir con ella a cuatro manos pero no me decido a decírselo porque no confío mucho en mí adquiriendo compromisos; que escribí el guión de una película para que la protagonicen unos chicos de siete años y hoy empezamos a grabarla; que quería haberle escrito a Luna Miguel porque en una entrada de su blog hablaba de un desierto y de un pescador y justo yo estaba terminando de releer el libro de Alberto Szpunberg y sonaba Desierto de Páez y me acordaba de un pescador desdentado que conocí en Celestún y que me hizo perdén un autobús; que nadé; que llegó a mi buzón Las Primas después de cinco meses de búsqueda, gracias a la cortesía de Bértolo, y que siento a la señora Venturini muy cerca de mi forma de entender la literatura, que no difiere mucho de mi forma de entender la música o la vida, quiero tomarme un café con la señora Venturini, y leer todo lo que haya escrito...
...Es maravilloso tener en las manos un libro que uno lleva buscando desde hace mucho tiempo...







...También pasó que anoche llovió...
...Y siempre que es verano, y hace calor, y llueve a media tarde, me acuerdo de los discos de vinilo que hay en esta casa, y abro las puertas del mueble donde están, junto a un sombrero negro envuelto en una funda de almohada, y miro los lomos y las portadas: de chico sabía dónde estaban los discos, recuerdo que miraba una y otra vez las portadas, y mi curiosidad estaba directamente ligada a esas portadas cuadradas que no me cabían en los brazos...
...Supongo que el ritual que tuve que pasar yo como ser social que pasa a la vida adulta fue ése: poner un disco solo, sin la ayuda de un adulto, con cuidado, limpiando los surcos con alcohol, poniendo el disco, cogiendo cuidadosamente la aguja y bajándola...
...El mueble de los discos de vinilo sigue oliendo igual, y ahí siguen esos señores melenudos de las portadas, que ahora veo jóvenes e inocentes, esos colores, esas chicas, esos peinados, esas miradas y bocas desafiantes...



...Madrid está ahora lejano, como si hubieran pasado muchos siglos de mis pasos perdiéndose por la Gran Vía, criminalmente lejos del mar: los lugares, la casa, las calles, las rutinas...
...Hacía tres veranos que no estaba tan cerca del mar, que no nos ocupábamos de él como hay que hacerlo, que oía la canción más maravillosa de Krahe como quien rumia una nostalgia, y no como quien cierra los ojos y siente cómo el mar le rompe en el empeine...



P.D. No recuerdo de qué blog he sacado la primera y la última fotografía de esta entrada. Me parecen geniales, y quiero enlazarlas. Por favor, si la reconoces, dime de dónde salió ;-)
La segunda fotografía es del flickr de Raquel.

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 28 julio 2010

viernes, 23 de julio de 2010

Su fuego en la tibieza

Aunque cierres los ojos, hueles y oyes:
esto es el mar, no lo dudes,
hasta el viento que te da en la cara es el mar.
No es mi mar, estás a punto de decir, pero saludas
a un pescador que te responde sin quitar los ojos de sus líneas.
Tú también te quedas ahí mirando mirando,
pendiente dl tirón que acaso curve la caña.
En este mar no hay bagres ni bogas, piensas,
pero un temblor de la caña te hace acercarte aún más.
Ahora sopla del sur, ¿de qué sur?, pero te inclinas
a encender tu cigarrillo en la brasa que te extienden.

Alberto Szpunberg, Su fuego en la tibieza.






...Una de las cosas que más me gusta, cuando estoy en el sur, es el territorio mítico en que se convierte la casa de mis padres, la que fue mi casa: sigue siendo igual que cuando era chico y venía de Madrid a casa de mis abuelos, y me topaba con los sedimentos que el tiempo y la vida había ido dejando en sus rincones, con la diferencia de que mucho de esos sedimentos del tiempo que encuentro aquí, en forma de libros, discos, papeles, periódicos guardados, cuadernos escritos, garabatos o dibujos, soy yo quien los dejé aquí, son míos y pertenecen a mi biografía...



...Ahora mismo estaba dándole la espalda a la estantería donde se mezclan libros que fueron míos y libros de mis padres, aparcados en doble fila junto a objetos que uno no sabe cómo llegaron ahí: una escultura que mi padre hizo con un libro diminuto de El diablo cojuelo, una lupa con brazos, un tensiómetro, y libros que sólo cuando estoy aquí recuerdo que fueron míos y que en su momento fueron importantes y me dejaron huella. Tal vez por eso no me los he llevado, y quiero que sigan aquí, tal vez, los libros que ahora tengo en Madrid formen parte de ese sedimento de otro territorio mítico...

...El sur, este sur tiene sus propios códigos y en estas estanterías están desde los primeros libros que me hicieron vibrar, los que tenían mis padres incluso antes de que yo naciera, como los que usé para escribir mi tesis de licenciatura en Nápoles: no sé, el Tratado de Armonía de Schoenberg en italiano, o Alice nel paese delle meraviglie, o...

...Ayer, no sé por qué, me volví hacia una de las estanterías donde no solía haber nada mío, y sobre dos tomos de los Episodios nacionales de Galdós y El corazón helado de Almudena Grandes, de mis padres, encontré un libro, mal aparcado, blanco, con las puntas raídas: Su fuego en la tibieza, de Alberto Szpunberg...
...Recuerdo que me lo regaló Martín en Barcelona, poco después de habernos conocidos en Londres (quizás la primera o segunda vez que nos veíamos después de Londres) y no recuerdo bien por qué, sé que tenía razones para regalármelo, que el libro era suyo, que lo sacó de una estantería desordenada y me lo entregó, que yo fui leyéndolo en en la cafetería del tren Estrella, el expreso nocturno de largo recorrido que ya no existe, y que durante un tiempo fue para mí una especie de manantial literario la parte "Despedidas"...
...Recuerdo especialmente este poema:

Mientras tanto, al dorso de este papel, mi hija trazó unas líneas rojas azules amarillas rojas
¿cuándo, con quiénes podré dar vuelta este poema para que viva?

...La verdad es que nunca supe bien quién era Szpunberg, por qué Martín tenía este libro y por qué en la primera página estaba escrito con pluma estilográfica: Ambrosio (Guiu) y Mari. Telf 448 21 96. Tampoco sé por qué me lo encontré justo ayer...



...Abrí el libro al azar y leí en la página 85 las palabras con la que he abierto la entrada, pero tampoco sé bien por qué tenía tanto que ver con mis ganas de mar...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 23 julio, 2010

lunes, 19 de julio de 2010

Te llevo dentro

mares

Según la física cuántica se puede abolir el pasado o, peor todavía, cambiarlo. no me interesa eliminar y mucho menos cambiar mi pasado. Lo que necesito es una máquina del tiempo para vivirlo de nuevo. Esa máquina es la mamoria. Gracias a ella puedo olver a vivir ese tiempo infeliz, feliz a veces. Pero, para suerte o desgracia, sólo puedo vivirlo en una sola dimensión, la del recuerdo.

Guillermo Cabrera Infante, La ninfa inconstante

,


...Conducir hacia Cádiz suena a la voz de Kiko Veneno y Javier Ruibal, suena a Pensión Triana y a Lobo López, con la pupila fija en la carretera mientras canturreo yo y canturrea ella, descalza y copiloto, con la falda deslizada al final de los muslos, mientras me relamo en ese futuro casi inmediato que casi se toca con la yema de los dedos: el mar desplegándose azul frente a mi piel...

...El sur huele a mar, y el mar me enloquece y me tranquiliza. Frente al mar soy capaz de olvidarlo todo: olvidarme de mí, de lo que llevan a sus espaldas todas las células de mi piel, que sólo piensan como los perros en la felicidad inmediata y efímera de una simple caricia, los ojos cerrados y el rostro al sol, los tímpanos entregados a las olas rompiendo en el mar, la playa recibiendo el agua y la sal como si todos los cielos de las bocas en los que uno estuvo fueran castillos de arena tan vulnerables, tan fáciles de quedar sepultados bajo la ola adecuada, la marea, la luna, o los misterios que trae y se lleva consigo el mar cada vez que viene o va, o rompe, o nos salva...

...Y luego está todo lo demás: una cenita en casa de David, en el Puerto, y una campana a media mañana o la luna, y unas risas, o no, y el mar, siempre, ahí, desplegado, llamándome, olvidándose de mí, que no me canso de mirarlo y de admirarlo, ni de bailar al son de su música, ni de...

Miguel Ángel Maya
Sevilla/Puerto de Santa María, 18/19 julio, 2010

sábado, 17 de julio de 2010

Intocable



Me asomo a los ladridos.
¿Qué hace este árbol despierto?

Oliverio Girondo


But I think you two are forever
and I hate to say it but
you're perfect together
so fuck you
and your untouchable face

Ani DiFranco




...Es curioso el mensaje que aparece en el vídeo con el gol de Iniesta que colgué en la anterior entrada: “Este vídeo incluye contenido de FIFA, que lo ha bloqueado por motivos de derechos de copyright”: ¿qué es lo que pertenecerá a la FIFA? ¿El pase de Fábregas, el rechace del defensa, el control de Iniesta, el golpeo, las vueltas que dio el Jabulani sobre su propio eje? ¿o bien el encuadre, el ángulo exacto de todo lo que entra en cuadro, el pequeño plano secuencia de medio ? ¿o la sucesión exacta de encuadres, el montaje de imágenes que prosiguió a la consecución del gol, las decisiones del realizador que en aquel momento decidía qué cámara tenía que estar emitiendo universalmente aquellos pocos segundos?...
...¿Quién ostenta el copyright de un acontecimiento?...
...Me da que pensar, ¿no?...




...La verdad es que ni siquiera había tenido tiempo para digerir el hecho de que ya me encuentre en el Sur. Hasta ahora no he dispuesto verdaderamente de mi tiempo, ni casi de mi espacio. No me he terminado de leer La sobriedad del galápago, ni La ninfa inconstante, ni El don de Vorace. Son libros cerrados, palabras agazapadas ahí, en la mesa, esperando la llegada voraz de mis pupilas, que sólo ansían ver el azul del mar...

...El mar, con su mismo rostro intocable de siempre...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 17 julio 2010

lunes, 12 de julio de 2010

Victoria y Soledad





...Mi primer recuerdo de la Selección es el gol de Señor a Malta. Lo recuerdo nítidamente: estaba con mi abuela Rufina en el salón, subido al sofá, que era una carretera sobre unas rocas por la que siempre transitaban cochecitos. Yo estaba jugando con uno de esos cochecitos, y el fútbol sonaba de fondo, pero no estaba atento al partido: entonces marcó Señor y vinieron los gallos de José Ángel de la Casa...

...Más o menos en ese mismo tiempo se gestaron dos errores que fui arrastrando durante varios años: confundía España con el Español (ahora Espanyol), y pensaba que Penalty era el nombre de un jugador (los jugadores de fútbol siempre tuvieron nombres "raros"). Durante años, cuando nos pedíamos jugadores antes de jugar un partido, yo siempre elegía Penalty...

...El fútbol es una metáfora de casi todo además de una batalla, además de una inagotable crónica épica. Supongo que ayer, cuando veía el gol de Iniesta abrazado al Primi, lo que sentía tenía un poco que ver con todo eso: era la gente de mi generación, mis hermanos pequeños o aquellos que nacieron cuando yo nací o unos cuantos años después, pero es gente cercana en el tiempo: no lejana como hasta ahora...

...Como pasa con la música que ya estaba antes de yo nacer y que fui descubriendo poco a poco, en los discos de vinilo de mi padre, con la Selección, lo que fui aprendiendo era una colección más o menos fallida de injusticias, impotencias, resentimientos o melancolías. Todo en la Selección era una colección de vídeos que yo fui asumiendo como parte de un imaginario desafortunado: el gol anulado a Michel contra Brasil, el gol que no marcó Cardeñosa, el codazo de Tasotti, el gol anulado a Hierro contra Corea, y una larga lista de etcéteras. Para mí no era extraño: nací en una familia de béticos, un lugar donde se le buscaban continuamente tres pies al gato o una exagerada mitificación de la derrota, como si en esa derrota tuviera un valor incalculable...

...Uno nace casualmente en un lugar casual, por eso siempre me ha parecido estúpido defender demasiado una casualidad y mucho más morir por ella. Yo podría haber nacido en cualquier otro lugar, haber nacido siendo ya campeón del mundo de fútbol, por ejemplo. Me son simpáticos muchos países y muchas selecciones, independientemente de los países que me son simpáticos, y no soy particularmente tribal. Más bien lo contrario. En este caso, cuando vi cómo el balón entraba dentro y el Primi se me abrazaba, era como si sintiera que en ese gol estaba contenido todo el magma de la gente que creció conmigo en el tiempo y relativamente en el espacio, como si sintiera que al ser testigo de ese primer mundial de España, conseguido además por la gente de mi generación (y hermanitos pequeños) era como si me lo ganara yo también un poco. Ni siquiera sé si me explico bien...

...Hasta ahora a la camiseta roja le faltaba la otra cara de la mítica: los grandes partidos memorables de un mundial, no esas pequeñas escaramuzas con las que la selección engalanaba un currículum algo pobre para el talento que se decía tenía: el 12-1 a Malta era hasta ahora el gran partido mítico, mientras las selecciones realmente importantes tenían en su haber medallas de mucha más enjundia ganadas en batallas de mayor calado...
...En la semifinal contra Alemania y en la final contra Holanda por fin se vieron dos de esas grandes batallas a las que hay que sobrevivir si uno quiere entrar en ese pantanoso territorio de los mitos...

...Siempre asocié mis pequeñas victorias a la soledad: ayer, después del momento de euforia salí a la calle con el Primi y los demás y vi las calles y me tomé algo. Las celebraciones en masa me gusta verlas un poco desde fuera, no sé: hace cuatro años estaba en Nápoles, y pensaba que mi melancolía, ese estar afuera de la celebración, se debía al hecho de no saber si yo viviría eso alguna vez...

...El último recuerdo que tengo de la Selección todavía está adherido a mis retinas. Éramos tres: Victoria, Soledad y Andrés...



Miguel Ángel Maya
Sevilla, 12 julio, 2010

viernes, 2 de julio de 2010

32



...Algún día haré como Dillinger y escribiré algo parecido a una biografía en la que contaré quién era yo cuando todavía no era yo, cuando existía todo aquello que existió antes de mí, todo aquello que yo he tenido que ver en vídeos, en discos de vinilo grabados en años que para mí eran demasiado lejanos, como mi fecha de nacimiento es lejana para todos aquellos que nacieron después de los ochenta...

...De los jugadores de la selección española, sólo Xavi, Puyol o Capdevila son coetáneos, los demás son como hermanitos pequeños: esto no me había pasado nunca. Los jugadores eran mayores...

...El día dos de julio murió Camarón y nacimos Lindsay Lohan y yo (aunque con casi una década de diferencia)...




...Tal día como hoy de hace treinta y dos años...
...Ya había discos y películas memorables cuando yo vine al mundo...
...No hecho otra cosa que devorarlos...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 2 de julio 2010