martes, 30 de marzo de 2010

Tu voyeur



"Rain it wets muddy roads"...
..."when I'm down, down, down"




...Han pasado cosas, objetos, situaciones, acontecimientos, y ha pasado el tiempo...
...No lo he contado porque quizás me faltaba algo de música, me faltaba decidir si era tu voyeur o tu whisky, si quería mirarte o que me miraras. Me parece más interesante y literaria la primera opción...
...No he contado mis pasos por la ciudad y la lentitud, por ejemplo, ni las noticias rocambolescas que siempre me decía de guardar en alguna parte, de dejar escritas aquí. Ahora sólo recuerdo lo de la jeringuilla de Michael Jackson, pero en estos ocho días de voyeur agazapado sin decir ni mu he leído auténticas obras maestras de lo kafkiano...



...Hoy en mis tímpanos fueron alternándose Gardel y Goyeneche durante toda la tarde...
...Cuando suena Gardel no tanto, pero cuando suena Goyeneche todo lo que tengo que hacer pasa a una especie de segundo plano, como si se convirtiera en un palpito o en una alarma. Tengo que poner una lavadora, por ejemplo, y Goyeneche me hipnotiza de tal modo que termino reliándome en su ferocidad...
...Hoy escribía escenas, y por un instante entró el sol de lleno por mi ventana, y me acordé de un momento vago y repetido muchas veces: yo asomado a una ventanilla y el viento dándome en la cara. Y me he puesto a pensar cuánto tiempo hacía que eso no sucedía. Luego me he puesto a pensar en el mar, y luego me he perdido en otras historias que no vienen a cuento, o sí, pero no dicha con esta música ni con estos pelos ni en este lugar...




...Ayer me tomé una cerveza con Lara: era la primera vez que sus labios eran menos rojos que la tinta de sus correcciones de las palabras de mi cabaret, pero sus ojos eran brillantes y nuestras palabras se entrelazaban o rebotaban entrechocando por entre el cenicero y nuestras manos...
...La semana pasada acompañé a Noemi a hacer una especie de cásting. Mi cometido era darle las réplicas con cara de póker mientras ella actuaba. No sabía que hubiera gente que se presentara a pruebas de actuación y que necesitara de otra persona que le hiciera las réplicas con cara de póker. Era como cuando me enteré de que había gente que vivía de posar desnudos en las clases de bellas artes. Siempre pensé que alguien tan nervioso como yo no podría nunca hacer un trabajo así, y luego me dediqué durante un tiempo a hacer el mimo. La semana pasada también me tomé un vino con Dillinger, y caminé solo por las calles, y empecé a leerme "Il giorno prima della felicità", de Erri de Luca, quitándome el sombrero durante casi todas las páginas; y tuve un sueño poderoso, y te miré a través de la pantalla, y volví a hablar contigo...
...Es raro verte a través de la pantalla...




...Mientras sonaba Goyeneche y escribía una escena me acordé de 19 de diciembre de 1971, del "canalla" Fontanarrosa, y volví a leerlo, y volví a emocionarme como cuando me reía a mandíbula batiente y me miraba a los espejos de los ascensores después de haberme inventado el whisky destilando flores, después de haberte devorado, después de que todo diera lo mismo, después de salir de la cama sin saber si había sido tu voyeur o tu vicio, con mi traje y mi corbata, escondiendo los platos rotos debajo de una alfombra y limpiándome el carmín del cuello...




...Igual soy demasiado suave para ser tu voyeur, demasiado poco porno o etílico, demasiado ruidoso incluso cayendo o "adormentándome"...
...Adoro el verbo italiano "adormentarsi", suena a adormilarse con tormento...
...Suena a carne de gallina, suena a secreto...

P.D.

Miguel Ángel Maya
Madrid, 30 a 31 marzo 2010

domingo, 21 de marzo de 2010

Cuando Venecia sea una ciudad fantasma



Verrà un altro temporale
sarà di nuovo estate
scopieranno i suoi colori per le strade.
Ci sentiremo crescere
la voglia di viaggiare ed incontrare
nuovi amori
che ci faranno crescere.

Franco Battiato, "La quiete dopo un'addio"



...Una vez escribí una historia que se titulaba Cuando Venecia sea una ciudad fantasma. No recuerdo casi nada de ella, de la historia, sí de Venecia, claro. Sólo que tenía setenta y tres páginas, y el título. También recuerdo que era la historia de un voyeur, creo, y la historia del derrumbe de una mujer, y la crónica de cómo el frío se va instalando en el espacio y en el tiempo, y cómo el frío resquebraja las historias, y el tiempo y el salitre que lo oxida todo...
...No recuerdo mucho más, porque no he vuelto a leerla pensando que podía haber algo ahí que se pudiera rescatar, como pasa con casi todas las historias fallidas que han salido de mis dedos o de mi boca...



...Ayer hablaba con R. y ella a veces interrumpía la conversación porque salía a bailar al balcón. Yo me la imaginaba bailando y me imaginaba el Mediterráneo a lo lejos y a ella bailando Catch my disease, de Ben Lee con sus dos amigas y también me la imaginaba bailando no sólo en medio del balcón sino en medio de la primavera, y me sentía feliz, contagiado por su primavera y su música...



...No quiero saber qué dicen las palabras de Cuando Venecia sea una ciudad fantasma. Tiene 20.440 palabras, pero no quiero saber lo que dicen. Sé que el voyeur es un hombre que vivía en un barco mercante, y también recuerdo vagamente que el hombre recordaba vagamente un crimen y una fiesta...
...No quiero saber qué dicen literalmente esas 20.440 palabras, pero ahora sé que detrás de cada una de ellas está el paso del tiempo. Hablan del paso del tiempo, y no hay ninguna metáfora del paso del tiempo más espeluznante que Venecia. Tal vez sólo la piel, sólo la piel lamida por el paso de las estaciones, la piel en el espejo, la piel en otra piel, la piel mojada, la piel rociada con líquido inflamable, la piel erizada, estremecida, triturada por el tiempo, por las cicatrices, por las caricias, por los sueños, por los llantos...
...Tal vez sólo la piel es una metáfora un poco más apropiada que Venecia...

Foto: Aurélia

...En Nápoles había un anciano que ponía, a veces, una mesa de playa en Spaccanapoli, San Biagio dei Librai, y la llenaba de libros. A él le compré la correspondencia entre Schoenberg y Kandinsky, o todos los libros sobre leyendas napolitanas de Matilde Serao, y fotografías de Totò o de Padre Pio, que le traía a mis abuelas...
...También le compré Il milione, donde Marco Polo relataba sus viajes y sus encuentros y desencuentros en aquellas tierras incógnitas...
...Siempre me estremecieron las tierras incógnitas...



...Cuando vivía en Nápoles, a veces tomaba un tren y me iba a Roma, y paseaba por Roma. Siempre empezaba por el mismo recorrido, planeado para llegar a la Fontana di Trevi como la primera vez que vi la Fontana di Trevi, pero después de la Fontana di Trevi siempre me terminaba perdiendo por calles diferentes, siguiendo gente o gatos distintos, músicas distintas...
...Hay cosas por las que vale la pena estar vivo: y una de ellas es la Fontana de Trevi a las cinco de la madrugada de un día laborable, vacía e imponente, como estaba en el no beso entre Marcello Mastroiani y Anita Ekberg...



...No hacía nada, sólo pasear. Me llevaba una mochila con un bocata, una botella de agua y libros. Recuerdo los viajes en tren, leyendo Se una notte d’inverno un viaggiatore o Le città invisibili, o Historia abreviada de la literatura portátil. Siempre serán libros que leí en un compartimento de tren, y sus portadas van a ir siempre ligadas a ese recuerdo y a esa felicidad que da el movimiento...



...Luego volvía a Nápoles, y atravesaba la noche de Nápoles, y sentía la cercanía del mar, la humedad, el olor cálido e intenso de la bahía que abrazaba el mar. Cuando llegaba la primavera las mareas se apoderaban del aire de Nápoles, y cuando llegaba la noche y el sopor olía a salitre y a brea, y había bullicio y algarabía en las calles maliluminadas y escandalosas. Y llegaba a Piazza San Domenico y me tomaba una cerveza rodeado de gente que no siempre conocía, y respiraba el aire marítimo de Nápoles después de haber estado perdido por Roma...

...Es curioso, dos primaveras se me han quedado tatuadas en la piel: la de Sevilla, que huele a azahar, sensualidad y decepción, y la de Nápoles, que huele a mar, a calles mohosas, a brea, a sol que lame las pieles...



...Una vez compré un libro de mapas en un puesto de Trastevere...
...Se titulaba Cartografia del nuovo mondo y era un libro donde no había palabras, sino láminas con mapas del mundo de cuando las tierras incógnitas eran sustituidas por monstruos o por palabras descriptivas de las tinieblas. Adoro esos mapas donde se sustituye por palabras o monstruos lo que no se conoce, lo que no se sabe, los espacios que corresponden a donde nunca se ha estado...



...Los mapas siempre tuvieron sobre mí un poder hipnótico. Lo habré contado miles de veces, cuando era chico me pasaba horas recorriendo tierras con el dedo, sustituyendo con fantasía lo que para mí eran tierras incógnitas, ciudades fantasmas, lugares e historias lejanas...
...Sabía que las historias estaban ahí. No sabía dónde, o cómo encontrarlas, siempre fui torpe para lo que tenía cerca, pero algo me decía que en las topografías por descubrir me pasaría algo, me pasaría algo que me sacudiría, algo que marcaría mi vida de principio a fin...



...El caso es que me recuerdo regresando a Nápoles y recorriendo ensimismado cada uno de los mapas del mundo a medio dibujar, y viendo la noche a través de las ventanillas. En los pasillos de los trenes, mirando por la ventanilla, suelo sentirme de acuerdo con la vida, como en el poema de Javier Salvago. Es curioso, me acuerdo mucho de escenas de mi vida donde no pasa nada, de los breves viajes por un pequeño rostro, de músicas que sólo tuvieron la suerte de estar ahí en un momento dado...



...Me he perdido...
...Me pasa a menudo con las palabras, que se me van perdiendo como si tuviera los bolsillos agujereados. Anoche, cuando empecé a escribir esto, arropado por más música que cine, tenía muy claras las palabras que se me agolpaban no sé si en los dedos o en las pupilas...



...Al final, todo se reduce a ese contraste entre la quietud después de un adiós y las ganas de volar o de devorar nuevas topografías, convertir en mundo habitable las tierras incógnitas, prenderle fuego a la casa o incendiar el universo...
...Después de todo, algún día Venecia será una ciudad fantasma, o una ciudad sumergida, o una ciudad invisible, como mi piel, mi corazón en el segundo antes del último latido, o mis pulmones vaciándose definitivamente...
...Quién sabe cuándo nos olvidaremos de ella para siempre, o quién se sorprenderá al bucear por entre esos palacios, siguiendo no sé qué leyenda incierta, dentro de cinco siglos...

P.D. ;-)

Miguel Ángel Maya
Madrid, 21 marzo 2010

jueves, 18 de marzo de 2010

Si alguna vez



...Ya me relamía pensando que la primavera había empezado, o al menos tenía el firme propósito de venir sin avisar para empezar a quedarse...
...No sé, dependo mucho, demasiado, de que el cielo sea azul, de que el mar esté cerca, de esos precarios equilibrios suaves, musicales, inciertos, para que mi danza tenga algún sentido...
...Recuerdo que ayer, con el partido del Barça en las pupilas y después de haber cruzado todo Madrid bajo un espléndido cielo azul, con ese olor refrescante y estremecedor que trae consigo la primavera, por la tarde, cuando la gente está haciendo la fotosíntesis en los parques, con las piernas entrelazadas, pensé en el duermevela, antes de dormir, en las palabras "prosa hipnótica". No sé por qué, pero estoy convencido de que fue, o bien por el juego del Barça, o bien porque mi prosa y la hipnosis son como el agua y el aceite...
...Antes, recuerdo que era al comienzo de la primavera cuando empezaba a notar los cambios en mi vida. Claro, vivía en Sevilla, y en Sevilla la primavera es demasiado feroz como para no hacernos cambiar. Cuando empezaba la primavera me sentía erizado, caliente, febril, pero eso también solía coincidir con alguna caída, con un derrumbe, con miles de desilusiones...
...Hoy empezó lloviendo en Madrid, pero ahora miro los tejados desde mi ventana y veo que la primavera quiere abrirse paso como sea. Me gusta esa determinación de la primavera...
...Luego está todo lo demás, ya sabes, que si alguna vez la vida te maltrata, acuérdate de mí, que no puede cansarse de esperar aquel que no se cansa de mirarte, y todas esas cosas que están más cerca del cine que de la piel...
...Porque sólo te miro, a pesar de que sé que vas camino de ser la primera decepción de la primavera, la primera mentira, el primer castillo en el aire que se derrumba de este año...
...Qué te voy a contar a ti de cosas sin importancia...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 18 marzo 2010

jueves, 11 de marzo de 2010

Donde quiera que estés



...Voy a contar una historia...
...Me pasa algo con los once de marzo...
...A veces pienso que me gustaría escribir una especie de autobiografía, por si pierdo la memoria, quizás esto sea parte de ella...
...Cuando era chico y un adulto me contaba cosas de cuando tenían mi edad, me parecía que era hace mucho tiempo, pero yo tengo tan presente cuando tenía siete, ocho, nueve años, y me parece que fue hace tan poco tiempo, que me parece mentira...



...Pero hoy es 11 de marzo, y, para mí, esa fecha, hasta que hace seis años se convirtió en el símbolo de algo terrible, tenía un único significado: Vanesa Hernández Moreno...
...Me enamoré de ella cuando tenía ocho años. Perdidamente, como pocas veces he sentido eso después. Íbamos juntos al colegio Miguel de Unamuno, en la calle Conchita Puig de Alcorcón, con la profesora Cándida de Pablo Moreno...
...Ella sabía lo que yo sentía, y yo no le gustaba particularmente, por eso nunca jamás me besó cuando jugábamos al conejo de la suerte, ni en la fila coincidimos nunca (entre Hernández y Maya había muchos apellidos), ni estuvimos sentados juntos. Bueno sí, una vez, cuando nos sentamos por equipos, pero ella no me hacía caso...
...Tenía nueve años cuando me fui a vivir a Sevilla, y para mí fue todo muy raro, como tener que cortar de repente con mi sentimiento, como interrumpir algo que ni siquiera le había dado tiempo a crecer, porque además, mi amigo Igor (Igor Heras González) y mi amigo Israel (Israel Martín Bayón) me dijeron que la habían oido a ella diciendo que yo le gustaba. Sé que era mentira, pero es conmovedor que dos amigos hagan eso contigo, aunque sea mentira...
...El caso es que yo me fui a Sevilla aquel verano, como todos los veranos, pero en septiembre no volví...
...Tuve que empezar de nuevo: nuevos amigos, nueva gente, nuevos lugares, pero nunca me olvidé de Vanesa Hernández Moreno...



...Yo estaba en segundo de facultad, y no había aprobado el examen del primer parcial de segundo de lógica. Nunca entendí la lógica, y el examen de recuperación era después de feria...
...Como sabía que si me quedaba en Sevilla iba a ser un asiduo del recinto ferial, decidí pasar esa semana en casa de mi abuela Rufina, en Alcorcón. Me llevé los apuntes de lógica...
...Pero una tarde me quedé solo en casa de mi abuela, y me puse a pensar en Vanesa: recordaba sus dos apellidos, Hernández Moreno, y que vivía en la Calle Olimpiada. Cogí la guía de teléfonos y me puse a buscar Hernández que vivieran en la Calle Olimpiada: eran diez u once...
...Y empecé a llamar a todos los teléfonos...



...Preguntaba por ella, pero me decían que me había equivocado...
...Me quedaban sólo tres números: marqué, descolgó una señora, y cuando pregunté por Vanesa me dijo que estaba en las prácticas. Con el corazón a mil me aseguré de que fuera ella, con los dos apellidos. Y sí, era ella. Le conté quién era a la señora (la madre de Vanesa) y le dejé el número de mi abuela, por si quería llamarme...



...Y sí, dos días después me llamó, y estuvimos dando vueltas por Alcorcón, contándonos lo que habíamos estado haciendo durante los últimos diez años...
...Quizás volví a enamorarme de ella, no sé. El caso es que seguimos viéndonos, y que incluso vino a Sevilla a verme y yo fui a Madrid. Quizás yo no le gustaba lo suficiente, quizás yo no me doy cuenta de las cosas, quizás me sentí de un modo parecido a cuando no me besaba en el conejo de la suerte. Por aquel entonces yo no tenía email, ni existía facebook, tal vez tampoco google, ni se jugaba al conejo de la suerte...
...Después yo me fui a Latinoamérica, y luego a Nápoles, y pasaron los años sin saber nada de ella...
...Un 11 de marzo por la tarde entré en el estanco cerca de Piazza San Domenico, y compré una tarjeta telefónica prepagada para hablar con Europa. Por la noche, cuando salí del bar de Don Giovannino, la metí en una cabina y marqué su número, que desde entonces me sabía de memoria...
...Había pasado mucho tiempo, lo sé, pero el corazón me latía como aquella vez en casa de mi abuela. Cuando descolgaron y pregunté por ella, me dijeron que allí no vivía ninguna Vanesa. Pregunté si, al menos, había vivido alguna Vanesa, y me dijeron que no, que me había equivocado...
...En aquella cabina de Via dei Banchi Nuovi de Nápoles terminó la historia...



...Ahora sí existe google, aunque nunca aparece tu nombre, o nunca eres tú la Vanesa Hernández Moreno que encuentro...
...Pero yo tengo un blog, y hoy es 11 de marzo, y, como todos los 11de marzo me he acordado de ti y del único regalo que te hice nunca por tu cumpleaños: una tarjetita de felicitación que compramos a medias Igor y yo por cincuenta pesetas y que decía: "ME TRAES DE CABEZA", con la caricatura de un chico cayendo...
...Yo he puesto tu nombre varias veces por si te buscas en google. No sé si algún día leerás esta entrada, o si alguna vez te acuerdas de mí, pero, sea como sea, donde quieras que estés, muchas felicidades, niña...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 11 marzo 2010

sábado, 6 de marzo de 2010

Je me suis fait tout petit



J'étais chien méchant, ell' me fait manger
Dans sa menotte
J'avais des dents d'loup, je les ai changées
Pour des quenottes

Georges Brassens, "Je me suis fait tout petit"



...Brassens también tenía a su trompetista invisible...
...Anoche caminaba bajo la lluvia, y me acordé de Brassens y de París, y de cuando era un perro feroz, ahora, que como de su manita, y me mojo bajo la lluvia, aunque me suba el cuello de la chaqueta y apresure el paso...
...Yo también me hice pequeño por una muñeca: me rendí a su boca, que también tenía dientes de leche cuando sonreía al cantar, y dientes de lobo cuando se volvía mala...




...A veces camino por la ciudad, cuyas llamas han quedado sepultadas bajo toneladas de agua, y recuerdo un olor repentino que me lleva a un tiempo inesperado, a una topografía a la que ni siquiera había soñado que volvería...
...Recuerdo cuando me gustaba conocer las ciudades en llamas, antes de caer rendido a sus pies. Después me volví dócil y afilé mis colmillos, que paradójicamente, sin embargo, se volvieron suaves...




...A veces trato de recordar lo que había al final de su mirada. No recuerdo si había un espléndido desierto con una luz tan poderosa como la de un fotograma velado, o si había un intenso mar azul en el que nos bañábamos y nos lamíamos...
...Suelo recordar los olores, porque creo que se me quedan tatuados para siempre, y la piel, porque no olvido fácilmente las topografías en las que he vivido y donde he llorado, o reído o caído, pero tiendo a olvidar lo que vieron mis ojos, aunque sea al final de las pupilas en las que me hice pequeño...




...Veo los tejados de mi calle mojados por la lluvia, mientras suena Chico César y Carlos Varela. Me estremecen sus voces porque me recuerdan a todos los lugares donde estuve o donde quise estar: ya sabes, tu piel, tu boca, tus ojos cerrándose, tu olor, esas cosas simples a los que uno vuelve porque amó la vida, como en el bolero. Creo que estuve en muchos sitios, pero los mil y ún pájaros volando que tengo entre la cabeza y el estómago quisieran haber estado en muchos más lugares de los que estuve...
...Es curioso: el otro día encontré el precio de "Últimas 2 horas y 58 minutos" en rupias: 1,037 rupias; y supe que está disponible en muchos países que yo sólo he soñado: Deliverable Countries: This product ships to United Arab Emirates, Australia, Belgium, Bahrain, Switzerland, China, Germany, Spain, Finland, France, Hong Kong, Indonesia, India, Japan, Kenya, Kuwait, Sri Lanka, Malaysia, Netherlands, New Zealand, Russia, Saudi Arabia, Singapore, Thailand, South Africa. Lo vi en esta página...
...Es bonito imaginar el libro, con mis palabras, sus guiños y sus historias, como un pequeño animalillo que late, viajando en el interior de un barco mercante, un estremecedor animal mitológico, llegando a un puerto y viajando por calles de países lejanos hasta que llegue a una librería en cuyos estantes dormirá olvidado hasta que un viajero casual lo encuentre...




...Cuando me imagino algo así, me meto las manos en los bolsillos, me vuelvo mucho más pequeño, y subo el volumen de la música, emocionado...

Miguel Ángel Maya
6 marzo 2010

miércoles, 3 de marzo de 2010

Cabaret



...Yo lo veo parecido a cuando nos cortan el cordón umbilical o se nos cae algo hacia un vacío que sabemos irrecuperable: el lunes pasado imprimí Cabaret en las tripas del difunto y lo llevé a la editorial. Se quedó allí, en una mesa. Siempre que voy a Lengua de Trapo me imagino que por las noches los personajes de aquellos libros repartidos en caóticas estanterías salen de los libros y se montan una fiesta por entre aquellos pasillos llenos de libros...



...Éste era un pensamiento recurrente cuando era chico. Ése y que los instrumentos musicales, cuando nadie los toca, son utensilios mágicos, animales mitológicos. No sé por qué unía ambos pensamientos, y tampoco sé por qué lo sigo pensando...
...Es un pensamiento tan recurrente como los olores que recuerdo y me estremecen, como los amores imposibles en los que me empeño con dedicación, esos castillos en el aire, esa cabecita dando vueltas, ese corazón latiendo...




...Cabaret era un juego, sí, pero también era una batalla. Es un juego. Y eso es lo que más me gusta. Ha sido una fiesta y hemos jugado todos. Me lo he pasado bien y he sufrido cuando veía cómo el guaperas se iba con la chica que me gustaba. Es una metáfora. Para mí es una historia de amor... Una historia de amor imposible, claro: la he escrito yo, ¿qué esperabas?, me dice el del otro lado del espejo. Me deja sin palabras el tipo del otro lado del espejo. Trato de adivinar en su rostro las secuelas del Cabaret, y sí, se adivinan, son evidentes: es un rostro feliz pero ha pagado un precio, y esto lo digo con tanta melancolía como felicidad...
...¿Te gustaría saber cómo empieza el Cabaret?...
...Empieza así...



"Me gustaría desaparecer.
En la ficción o fuera de ella. Me da igual...
Pero desaparecer".

Marilyn Monroe a su psiquiatra Ralph Greenson

“Me cansé del cielo gris, enfermizo, mísero. Me cansé de soñar con el último tren que partía de Moscú y atravesaba Siberia hasta llegar a Vladivostok. Pronto supe que Vladivostok no era más que un decorado obsceno, improbable, donde sólo había simulacros de bailes y sexo desalmado. Pronto supe que no existía, y decidí escaparme antes de que empezara a convencerme de que tampoco yo existía. No quise volver a extraviarme en el puerto de Marsella, ni que mi maleta llegara a Indochina en el estómago de un barco. Odiaba esa Indochina tan limpia, tan suave, tan triste. Me fue más difícil decidirme a hacerlo que salir de ese lugar que para ustedes es diversión pero para mí se había convertido en una pesadilla terrible. Siento, de verdad, que haya sucedido todo esto, pero mi intención sólo era ser libre.
Greta Wendersglaszt”

Esta nota fue encontrada por miembros de la gendarmería francesa sobre el cadáver de Cédric Olmert, custodio del Cine Cambore de París, donde se proyectaba la última copia de la película “Cabaret en las tripas del difunto” (“Cabaret dans les entrailles du mort”) el día 27 de abril de 1952. Olmert apareció asesinado en la puerta de acceso a la sala de proyecciones por la derecha. Tenía dos disparos de bala, uno en la frente y otro en el pecho.




...Ahora lo que quiero es jugar, despreocupado, como un perro que mueve la cola y es feliz corriendo tras una pelotita...
...Quiero jugar, escribir a cuatro manos, tocar las teclas del piano, mojarme con la lluvia, escribir muchos guiones de cine, ver películas, beber cerveza y vino, hacer la fotosíntesis, quiero abrazar a todos los transeúntes, leer todas las novelas que estaban inertes a la orilla de la cama o en las estanterías, quitarme de la cabeza los amores imposibles o seguir enamorado de todas esas chicas que no me hacen caso, llorar de alegría, abrazarme a tu espalda, comerte la boca, soñar despierto, nadar por las mañanas en la piscina y dejar por un tiempo la literatura...
...Que el síndrome de abstinencia me sea leve...




Miguel Ángel Maya
Madrid, 3 marzo 2010