Poseidón salvado
Poseidón cuenta las horas ahí
abajo, en la submarina y oleosa mansedumbre quieta que anida bajo las aguas del
puerto. Dentro del silencioso y salado whisky marino no hay la más mínima noticia todavía de la niña que corre tras un
perro que corre tras una pelota azul lanzada por una mano que todavía no sabe
que su gesto provocará una dolorosa hendidura en el tiempo y en el espacio del
puerto: la niña caerá al agua y buscará a Poseidón en la mansedumbre quieta y
fría de lo que nadie se esperaba y todo el mundo llora desesperadamente,
asomándose, mientras la pelota azul flota en el agua observada atentamente por
el perro.
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