domingo, 29 de septiembre de 2013

POR SI SE VA LA LUZ



Para Lara

...No siempre creo en la literatura, pero tampoco sé explicarte esto...
...Me refiero a que sólo creo en los libros. Tú lo sabes, lo sabemos, y en eso somos cómplices, aunque veamos el mundo de distinta manera, aunque veamos el mundo de forma tan insultantemente parecida. Creo en los libros, no en la literatura y los huracanes o las anécdotas, del mismo modo que adoro el fútbol como batalla y me dan igual los fichajes, las declaraciones de los entrenadores, los penaltys injustos...
...Tú sabes que estoy de acuerdo con Philip Roth cuando dice que la escritura es un combate de boxeo. Sabes que sólo creo en la literatura como combate de boxeo. Sabes que es eso lo que me hipnotiza de tus palabras y de lo que te obsesiona en esa cabecita que tienes. Por eso estoy enamorado desde que te conocí, no sólo por tu sonrisa con dientes de conejo y nariz arrugada...
...Yo no soy capaz de distinguir las punzadas en el estómago, esto también lo sabes: sabes que lo mismo me da una punzada de amor, o de desamor, o de literatura, o de música, o de mecagoenlaputanecesitounpiano o de mecagoenlaputallámame o de mecagoenlaputatenecesito. No sé traducir el grito, ni los llantos, ni tampoco los dolores, o transcribirlos. Y lo sabes, por eso nos seguimos los pasos en la distancia, nos queremos en el silencio, nos echamos de menos en los peores momentos..
...Me acuerdo de la Calle Júpiter, de los cuartos de la Calle Júpiter. Todavía hoy, cuando voy en el autobús 27 me da un vuelco al corazón leer el letrero de la calle. Te conocí allí. Cambié muchas veces de postura un mono que había en uno de los cuartos: le poníamos cosas, al mono, cigarros, objetos. Nos reíamos del mono. Me masturbé alguna vez pensando concretamente en una de tus compañeras de piso. Quiero pensar que ella hizo lo mismo conmigo, pero sólo tú marcabas los ritmos de esa casa, de esas fiestas. Y como cuando leo más que con los ojos lo hago con las vísceras, me produce el mismo vuelco que las palabras "Ca-lle-Jú-pi-ter" o la simple indicación de carretera al llegar a la rotonda de Matalascañas: "Mazagón". O las palabras "Sopa de ganso" o "Calle Betis" o "Cecilia" o "Blue Moon" o incuso "Dellwood" leer

He encontrado en casa de Damián el resto de una mujer. Está por todas partes en pequeñas dosis, pero su presencia se impuso el día que topé con la cajita redonda, de metal oxidado de Old English Fruit Drops, con un ancino león-sol, barbado, en su tapa. La abrí, y los caramelos eran botones, de todos los tamaños y colores; el tacto y el perfume de los costureros viejos entraron por mi nariz como una medicina. Recordé (¿por qué olvidamos nuestra propia vida?) que durante varios años, los comprendidos entre mi última pubertad y mi completa adolescencia, yo tuve un afán de costurero viejo. La vida se formaba en mí como una cadena de elementos importantísimos, y cada pequeño acto del camino debía ser atesorado, sellado, para jamás olvidar el recorrido, para consagrar el orien. Pero nos traicionamos a nosotros mismos, la adolescente piensa que la joven no se olvidará de ella (¿cómo voy a convertirme en otra persona? ¡Eso es imposible! He de guardar aquí todas las señales por si cuando crezca me despisto), pero por si acaso marca el camino con símbolos. Hace muchos años, yo tenía cajas de zapatos, de galletas, de lencería, llenas e porquería, cada una con su fecha escrita en la tapa. Lo tesoros son porquería: una rana aplastada, pequeña, que encontré en el camino de la playa el primer verano en M., el tapón rojo de una botella de dos litros llena de vino que me había bebido con I. hasta el delirio, todas las entradas de cine, hojas de árbol (también con la fecha escrita en ellas) que había arrancado de los paseos por el parque con P., el primer chico al que amé, los envoltorios de Pictolín y Trident que este siempre llevaba en el bolsillo y que chupábamos antes y después de besarnos, klínex usados y rigurosamente doblados (con su fecha correspondiente), el primer condón, perteneciente a otro jovencito enamorado, la colilla del primer cigarro que fumé, mechones de pelo ajeno atado con hilo. Podría enumerar la mierda que había dentro de esas cajas hasta el hastío, pero la he olvidado. Cuando como un orfebre guardaba cada cosa al llegar a casa de mis padres y encarrarme en mi habitación, creía que las llevaría conmigo para siempre, pero por supuesto la cajas, amontonadas una encima de otra sobre el mueble de los libros, nunca fueron conmigo a ninguna parte y al cabo de los años fueron directas a la basura porque mi madre decidió deshacerse de ellas. Lo que yo no sabía cuando construí ese relicario es que el pasado duele, destroza, avergüenza, apesta. Y que por esa razón vamos posponiendo el momento de asomarnos a ellas, a las cajas que contienen nuestros pequeños pasos, importantes, ridículos, repetidos hasta la saciedad, tanto y de tan múltiples formas, que los primeros van desvaneciéndose, deshaciéndose como cuerpos enterrados. Lo que queda es el tormento de lo que hemos sido y ya no somos o, peor aún, de lo que somos ahora y antes no éramos.

...Recuerdo un largo viaje en coche de Madrid a Sevilla. Recuerdo que hablamos todo el tiempo de literatura y del paisaje y de nuestra vida. Todo estaba unido. Los párrafos, el sexo, la antropología, las palabras, las cunetas. Recuerdo que te dije que para mí la literatura no se sostenía en las palabras y tú me respondiste que adelantara ya a ese camión. Me recuerdo hablando contigo de literatura en una cama, cuando yo todavía no vivía en Madrid y tú vivías junto a la estación de metro de Bilbao. Nos recuerdo escuchando a Damien Rice y leyéndonos fragmentos de Los detectives salvajes de madrugada, descojonánonos de la escena donde Ulises Lima vacila a la policía sandinista a cuenta de los cigarrillos cubanos y mexicanos. Me recuerdo tanto, pero tanto, riéndome contigo, riéndonos de todo, que sé que es así como nos recordaría si ahora mismo muriese...
...Recuerdo seguirte los pasos desde El niño jarocho, el primer cuento que recuerdo haber leído de tu puño, víscera y letra, en la casa de Gran Plaza. Recuerdo tus cartas escritas a ordenador, en mi primera casa de Nápoles. Y tus cuentos en mi buzón de Via Duomo. Y la tinta roja, y ese corregir y corregir y corregir y leer y leer y leer. Recuerdo que yo llegué con Bolaño de Nápoles como tú me taladraste con Cortázar la noche que te conocí, en Sevilla. Nadie habla de Cortázar a las 2 de la madrugada con un ron en la mano (los gin-tonics llegaron después) y en el Sopa de ganso. Sólo tú y yo. Nadie se había leído a Cortázar con 17 años. Sólo tú. Bueno, y yo, que me había leído El perseguidor, pero no por lector sino por músico. Ya sabes...
...No soy capaz de abrir un libro tuyo sin acordarme de nuestros pasos por la Calle Betis, bajo la lluvia, con vino, por eso soy el peor lector del mundo, porque sabes que "Cecilia dice siempre lo que piensa, y casi nunca piensa como yo" y lo sabes a dos voces, lo sabes de madrugada, lo sabes en secreto, como los perros que reconocen cada recodo de otro perro con sólo husmearse; como ambos conocemos las cicatrices del otro, y las reconocemos en nuestras palabras. Sé que no me explico, pero sé que me entiendes, sé que a veces nos quedamos solos por la noche y lloramos por lo que hemos perdido, por lo que hemos elegido, o por lo que no hemos perdido o no hemos elegido, y sé que a veces nos agarramos a "Chico Buarque tiene puestos los anteojos que dejé sobre un cuaderno con su rostro" o nos agarramos a esos suicidios, a las calles de Madrid y a Malasaña y a los sótanos donde coincidimos con tantos personajes y tan pintorescos, como yo te busco como un perro cada vez que huelo tu colonia de Cacharel, como cuando me peleo con una de las novelas de mi disco duro y pienso qué harías tú, o pienso lo bonito que sería tenerte al otro lado del teléfono, al otro lado del manuscrito, brújula o desierto, tinta roja o vino, caricia o desenfreno, cena o charla, película o estanterías con libros...
...Soy el peor lector del mundo porque mi forma de leer es esa en la que es tan importante el libro que leo como las circunstancias en los que llegó a mis manos y los latidos o las tripas revueltas. Creo que no hay peor lector de tu libro que yo, pero a la vez siento que tengo el privilegio de reconocer el sedimento que hay bajo tus palabras, lo escarbado bajo tus uñas y las uñas de tus personajes, la autobiografía de ese sedimento, la radiografia geológica del llanto que me brota cuando leo una frase. Es el mismo privilegio que tenían Mutis y Cortázar cuando pudieron leer Cien años de soledad en un manuscrito de Olivetti con tachones y correcciones, o el que tenían Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes cuando leyeron Rayuela de la misma guisa: Olivetti, tinta roja; el mismo cosquilleo de felicidad de luciérnaga de cuando muere Rocamadour en aquella habitación de París mientras sonaba John Coltrane... 
...Soy el peor lector del mundo, sin embargo, he leído tu libro en un tren, y en un metro de París, y he ido a ver a Julio en Montparnasse y le he leído bajo un cielo gris y agrio de París que habría enamorado a Roberto Arlt esas palabras de tu libro por las que yo daría mis manos de pianista y por las que necesité entrar en un bar de la Gare de l'Est para pedir una cerveza y por las que me dije, te dije, nos dije: ahora sí, mi amor, esta sí que es la literatura que duele de los elegidos:

Elena hace recuento. De rodillas sobre la siembra, observa las pequeñas matas que han crecido. No hace caso de la escarcha de la noche, sabe que fortalecerá los tallos. Para sus plantas, la escarcha no es hielo, es abono, disciplina. En un cubo, a su lado, están las piezas que puede cambiar y un pequeño sao lleno de lombrices gordas que ha desenterrado con sus propios dedos. Carnada. Todavía hay poco que ofrecer. Antes de preparar sus víveres, ha separado lo más gordo y suculento para el cerdo. A la hora del amanecer los ha hervido sin dejar que se ablanden del todo. Luego ha puesto las piezas en un plato y con las manos se las ha ido dando. Mete los trozos en su boca con cuidado, el cerdo tiene el hocico entreabierto y un aire fétido y caliente que sale de su interior en ráfagas cada vez más lentas. No reacciona ante el olor de los alimentos, Elena los introduce y los empuja con sus propios dedos hasta donde puede dentro de esa cavidad áspera. Poco a poco el animal empieza a tragar. Ella no tiene iedo de que le muerda, podría morderla con sus dientes romos y destrozarle la mano, pero sabe que ya no hay fuerzas para eso. Además de las verduras, Elena ha recolectado frutos caídos de los árboles, que machaca, crudos, y los mezcla con el resto ya cocido. Aliña la verdura con frutos secos. El cerdo necesita energía. Sus ojos de clavo, cubiertos de pelos largos, ya o se abren. Tiene que moverlo para quitar el plástico que cubre la cama, lleno de orines y excrementos líquidos de un color verdoso. Nota el sudor corriéndole por la frente seca y entre sus pechos de pellejo cuando hace el esfuerzo de desplazar al animal, empujándolo por detrás, las dos manos sobre el lomo. A duras penas el cerdo se desliza unos milímetros sobre el plástico. Elena gime de cansancio depués del último empellón, no va a conseguirlo. Con movimientos rápidos, sintiendo las gotas de sudor bajar hasta el vientre, va hacia la cocina y llena un cubo de agua. Decide limpiar el plástico con el cerdo encima. El agua rápidamente se ensucia de mierda, se oscurece. La tira a la tierra del huerto y rellena el cubo de nuevo para lavar al cerdo, suave. Consternada, observa los restos de porquería sobre la piel, sobre la cama, cada vez es más difícil. Por tercera vez llena el cubo y con lágrimas en los ojos lo vuelca encima del bicho enorme que agoniza en el colchón. El agua sucia se acumula en charquitos alrededor de él. Sale de la habitación, exhausta, y de rodillas en el huerto remueve la tierra dode o hay nada sembrado para encontrar las lombrices más gordas, que meterá dentro de un saquito para venderlas mañana.

...Se lo leo a Julio bajo un cielo que amenaza lluvia, como casi siempre en París, y cierro el libro, sabiendo que después iré a la tumba del niño que aparece en esa foto en un barco. Sus padres y su hermano le han dejado una nota en la que le cuentan lo difícil que es vivir sin él. Me estremezco. Me estremece todo, el cerdo, el niño, saber que le he leído tus palabras y que ahí debajo de esa piedra está el esqueleto de Julio Cortázar. Me estremece leer tu libro en el metro de París. Me estremece la autobiografía y odio ser el peor lector del mundo...
...Y pienso que el peor lector del mundo sólo podría hacer una cosa: dejarle el libro a Julio, ahí encima, en esa piedra que sepulta su esqueleto, para que el objeto-libro-con-la-literatura-que-duele-de-los-elegidos siga su curso en París, para que otros lo abran, lo descuarticen, lo lean, lo roben...
...Pienso que es lo mejor que podía hacer un lector-desastre como yo con el libro de quien, quince, dieciséis, diecisiete años antes me habló de Cortázar a las 2 de la mañana en el Sopa de ganso minutos antes de empezar a besarse con otro...

Miguel Ángel Maya
29 de septiembre de 2013

P.D.


miércoles, 25 de septiembre de 2013

MAQROLL


...La primera vez que vi a Ilona fue en la sala del Cine Avenida de Sevilla. Iba todos los lunes y miércoles, al salir del conservatorio (creo que de la clase de armonía). Ilona llegaba con la lluvia en una película de Sergio Cabrera. Me enamoré de Ilona, claro. Me enamoré de Ilona y de todo aquello...
...Leí La nieve del almirante en un barco que me llevaba de Manaus a Belem do Pará. En ese barco también leí la parte bonaerense de Rayuela y Angelitos empantanados de Andrés Caicedo...
...Leo en tu cama que acaba de morir Álvaro Mutis...
...Camino por París y pienso en la profecía de César Vallejo, en ese jueves lluvioso que él tenía ya en el recuerdo. Y pienso que me urge brindar por la literatura y la vida que me regaló el señor Mutis, porque amé su literatura sin reservas, porque la amé por esos pequeños detalles en los que Maqroll describe cómo hacer para que una bebida alcohólica te dure más cuando no tienes dinero...
...Leí Las tribulaciones y andanzas de Maqroll el gaviero, ese libro azul oscuro y opaco y enorme y de Alfaguara, en Nápoles. Y amé a Mutis y amé a Maqroll y lloré desconsoladamente la muerte de Ilona como si se me hubiera muerto mi mejor amiga...
...Camino por París y recuerdo la primera vez que llegué a Nápoles y conocí en Mergellina a una chica de Alcorcón que vivía en Trieste y el vuelco al corazón de esa coincidencia: Alcorcón y Trieste...
...Y sí, entro en un pequeño bar de Rue de Poissonière, y me lame tu perro, y abro una botella de vino, y sí, brindo por Maqroll, por Mutis, por Ilona, tan vivos, tan feroces, y recuerdo esas palabras por las que habría dado la vida y que desde que abrí este blog se encuentran ahí debajo de Groucho: 

Cuando relato mis trashumancias, mis caídas, mis delirios y mis secretas orgías, lo hago únicamente para detener, ya casi en el aire, dos o tres gritos bestiales, desgarrados gruñidos de caverna con los que podría más eficazmente decir lo que en verdad siento y lo que soy.

...Y recuerdo la noche que me emborraché con Maqroll en Portobelo... Y me jode, una vez más, la puta muerte enamorada...

Miguel Ángel Maya
25 de septiembre de 2013

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jueves, 19 de septiembre de 2013

VEDI IL MONDO



Vedi il fondo, vedi il mondo

...Me quedo solo en Chez Adel. Pido otra cerveza mientras j'attends. J'attends que tu arrives. J'attends V. "Debería haberme suicidado", pienso, "pero si no lo he hecho ya es porque soy cotilla", digo. Me río solo. En Chez Adel los cuerpos entrechocan. Yo estoy solo, en la barra. B. se ha ido. Estoy solo y espero...
...No te he contado el viaje en coche que he hecho con B. Siempre me gustaron las road-movies. Pero no te lo he contado. Lo más importante de las road-movies siempre es lo que no se cuenta. Lo que no se ve. Lo más importante de casi todo suele ser eso, pero eso tú ya lo sabes. Contar con los dedos de la mano mientras uno camina por Donosti bajo la lluvia o mira el paisaje de bosques del sur de Francia o entra en París y busca la Gare de l'Est. O camina por el Canal San Martin. Contar con los dedos de la mano mientras suena música y uno canta e sono qui davanti a te, mentre tutto intorno e pioggia, pioggia, pioggia... e Francia...
...Me quedo solo en Chez Adel. Están grabando un concierto. París es frío. En Chez Adel se me calientan los pies y las manos. Bebemos cerveza. Las chicas tienen los labios muy rojos. Hay dos chicas que tienen una voz estremecedora además de los labios muy rojos. Una se sienta al piano. Viste de negro. Canta y yo me acurruco en su voz y en su piano desafinado que suena como un gato callejero, como una carraca, como una pianola de tan desafinado. Otra es pelirroja y lleva un vestido rosa. Canta una canción en español. Se acompaña de una guitarra. Cierra los ojos. J'attends. Et je me dis: era esto. Lo que quiera que sea, era esto...
...Y sí, claro, me quedo un poco más aquí. Espero un poco más..
...Por si acaso sucede. Porque es en estos sitios donde a veces sucede. Porque es en sitios como este donde, alle volte, vedi il fondo, vedi il mondo...

Miguel Ángel Maya
19 de septiembre de 2013

P.D. La foto está tomada de aquí.

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domingo, 15 de septiembre de 2013

SAD SONGS FOR DIRTY LOVERS


...De nuevo preparo una maleta, una mudanza; de nuevo suenan Sad songs for dirty lovers...
...Te he elegido como protagonista por tus ojos. No necesité ni siquiera dos minutos para darme cuenta de que no podías ser más que tú. Me acordé de Pavese, y mientras me mirabas repetía en voz baja, como un suave mantra: e avrà i tuoi occhi...
...De nuevo la carretera, como un viejo rockero; como uno de esos viejos rockeros adictos al camino, tan adictos que no ven que son ridículos...
...Otra vez París, cada vez más lejos del mar. Otra vez un guión de cine. Otra vez un rodaje. Sin poder navegar through the light de tus ojos...
...Sin más clavo ardiendo que lo que queda por... 
...Buf...

Miguel Angel Maya
15 de septiembre de 2013

P.D. La foto es de Gloria Cattani. La modelo es Chiara Calliari.
P.D. II (E avrà i tuoi occhi)

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viernes, 13 de septiembre de 2013

MANIFIESTO



...Se me juntó todo la otra noche, me dijiste...
...Las piernas entrelazadas, la madrugada, la grappa, la cerveza siciliana artesanal...
...Me contaste tu viaje por Chile. Yo te escuchaba atento a casi todos los latidos, a casi todas las yemas de los dedos; ya sabes: casi todas las tijeras abiertas, casi todas las ventanas cerradas, la brisa nocturna de septiembre...
...No te reproché lo de la otra noche, como buen caballero. Sé cuándo a alguien se le junta todo una noche. Conozco la sensación. Conozco la vergüenza...
...Lo particular es llegar a casa oliendo a ti y borracho y tarareando una canción de Víctor Jara sin saber el día que es hoy. Lo extraño es recordar tu viaje a Chile sin apartarme un ápice de tu relato, y llegar a casa y esperar a que se pase la borrachera eligiendo precisamente Estrella distante...
...Y sentir que las piezas del puzzle encajan sólo cuando me recuerdo solo, en el metro de Madrid, leyendo las andanzas siniestras de Carlos Wieder...
...Y seguir oliendo a ti, y escribir esto, mientras The Boss me pone la carne de gallina...
...Cuarenta años después...
...(Cuarenta años que yo, todavía, no tengo. Que ya no tenemos)...

Miguel Ángel Maya
13 de septiembre de 2013

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jueves, 5 de septiembre de 2013

LA SECONDA CASA


...Sí, se puede decir que al menos he vuelto, he podido hacerlo...
...Sono tornato alla lingua che una volta mi accorse per sempre in sé, che scelsi come la mia seconda casa...
...È stato un ritorno grammaticale, un ritorno quasi mortale, per i battiti di cuore, per le attese, per gli occhi a volte rossi, a volte chiusi, a volte strani...
...Mi sono ritrovato tutto ciò in una città dove mai ero stato prima...
...Una città dove mai...
...Ce l'ho fatta in una città dove mai...
...Come parli bene l'italiano es una frase que he oído en estos días, que he oído mucho. Complimenti per come parli nella tua seconda casa, me decían. Mi segunda casa, decía yo. Mi segunda casa, repetía en las sienes como un eco...
...Come parli bene, dove hai imparato a parlare l'italiano? Y ahí se hace necesaria la autobiografía; se hace necesario el domador de fieras, el cazador de recompensas, el buscador de perlas, de palabras, el agricultor de las metáforas, si es que se puede hacer cicatrizar la tierra de esta manera. Mi tierra, de esta manera. La cicatriz, de esta manera...
...Y, claro, la cuento. Cuento mi autobiografía. Mi racconto. Racconto chi sono, chi sono stato, il perché del mio modo di parlare, col mio accento tutto mio, solo mio. Col mio accento autobiografico spiego perché, spiego por qué un día decidí que el italiano sería mi segunda casa, spiego por qué elegí Nápoles, perché Napoli, perché la disperata Napoli, la triste, la meravigliosa Napoli, explico por qué me duele tanto que no he tenido el valor, ahora, de volver...
...Tradire e non poterlo fare con il sollievo della vigliaccheria, ma dovendo pure ricorrere al più assurdo coraggio mai poseduto prima, chiesto in prestito al futuro, indebbitandosi con lui. Tradire è sentirsi i polmoni bruciati, l'aria della fuga scotta negli alveoli, la libertà rubata deve essere feroce, altrimenti non regge al rimorso del dolore di chi resta...
...Leer eso en un tren que cruza la Toscana y cerrar el libro y tener que buscarse la coartada del paisaje para no tener que vérselas con, darse de bruces con, sin música, con toda la crudeza de...
...Y leer Ti ho tradito e basta. Mi resta l'onore secondario di averlo fatto gratis, non per fare fortuna, non per soldi stranieri. Per il niente dei miei venti anni esposti alle risse politiche del mondo, al grimaldello degli urti di piazza, la leva semplice delle insurrezioni. Ho trent'anni e arrivo al luogo di partenza a mani vuote...
...Y cómo contar esta reconquista palabra a palabra. Cómo contar el dolor y el esfuerzo que supone cada palabra reconquistada alla mia seconda casa...
...Y no. Nunca puedo disparar un fuego a discreción en una ráfaga de metralla de autobiografía. No. Nunca puedo. Nunca puedo hacerlo. No es hablarlo bien. No se trata de eso. Se trata del camerino de todo eso, de qué pasa cuando el telón se cierra y me callo. Ahí es donde empiezo a temblar por mi segunda casa, ahí sí que no tengo valor para lanzarme al vacío, enfrentarme a esas arenas movedizas. No. No es eso. No es la música siquiera, no es apostar a caballo perdedor siquiera. Es el dolor en el que se apuntala cada palabra, que anida en cada palabra. Es toda una vida. No. No es eso. Por eso no he podido volver a Nápoles esta vez. Porque no es eso lo que me pasa cada vez que vuelvo...
...El Viejo Paul me invita a una grigliata di pesce en una azotea en Cremona. Bebo una grappa entre lutiers. Mangio il pesce grigliato. Penso che Cremona è bellissima. Lo penso davvero. Guardo i tetti, e la torre. Sí, pero yo no he podido volver. He caminado por las calles de Siena. He ido a comer miguitas de pan. He vuelto sólo a la lengua, y ha sido terriblemente difícil, porque he vuelto temeroso, pero mi segunda casa seguía ahí. No sé explicarlo. Non so come dirlo, non so come dirmelo, neanche come dirlo pure a te, che te ne sei andata lasciandomi da solo e perduto nella mia seconda casa...
...Non esiste il tradito, il traditore, il giusto e l'empio, esiste l'amore finché dura e la citttà finché non crolla. Poi esistono i bagagli e si ritorna profughi, senza la giustifica della maledizione di una guerra, senza una malasorte da spartire con gli altri. Di quel conto tutto era stato già pagato e il saldo era che bisognava alzarsi di sedia, di stanza e di città...

Miguel Ángel Maya
5 de septiembre de 2013

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lunes, 2 de septiembre de 2013

CHE FESSO



Ci ritroviamo alle sedie della sera prima, dopo una strofinata d'acqua fredda. La calda l'hanno consumata quelli arrivati prima. Lei è sotto buona lana, ha freddo. Ho addosso la camicia a quadri e bevo piano una birra abbondante. Non diciamo niente. Lei sorride a qualche boccone che le piace. A buon punto di caldo e sazietà chiede a che penso. "Alle montagne di domani". Fa uno sbadiglio che mi procura un sorriso.
"Grazie", dice.
Per risposta la guardo.
"Non ero mai salita su una cima scalando."
Quante cose posso dire, anche soffiare sulla gratitudine che sta nelle stanchezze pulite, quante cose per avvicinarmi. Nessuna passa, resto a mani chiuse, abbasso gli occhi. Lei si alza, mi posa un bacio sulla testa reggendola tra le mani, "Buonanotte", dice.
Il giorno dopo parto al primo chiaro, cambio valico e valle in cerca di un'altra salita a quattro zampe. Le lascio un biglietto: "Non lavare le tue magliette sudate. Buttale, è acqua passata".
E ora scrivo. Al posto di qualunque altra cosa possibile ho per rimpiazzo e avanzo la scrittura. Che fesso.

Erri de Luca, Il contrario di uno

Miguel Ángel Maya
2 de septiembre de 2013

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