Suave como el peligro atravesaste un día
con tu mano imposible la frágil medianoche
y tu mano valía mi vida, y muchas vidas
y tus labios casi mudos decían lo que era el pensamiento.
Pasé una noche a ti pegado como a un árbol de vida
porque eras suave como el peligro,
como el peligro de vivir de nuevo.
Leopoldo María Panero, Last night together
con tu mano imposible la frágil medianoche
y tu mano valía mi vida, y muchas vidas
y tus labios casi mudos decían lo que era el pensamiento.
Pasé una noche a ti pegado como a un árbol de vida
porque eras suave como el peligro,
como el peligro de vivir de nuevo.
Leopoldo María Panero, Last night together
...Cuando escribo
(odio cuando alguien como yo cuenta estas intimidades como una señora frustrada, odio cuando alguien como yo le dice al mundo estas cosas. Adoro esas entrevistas de viva voz en las que Manuel Puig o Roberto Bolaño empiezan respondiendo "cuando escribo"... Me parece que van a decir algo grande, como cuando Messi se interna en el área, como cuando tú que estás al otro lado de la barra me pides fuego. Pero odio que Don Nadie Writter empiece una conversación diciendo "cuando escribo", es aburrido)
me gusta ponerlo todo patas arriba. No hablo de los personajes recitados, mis personajes actuados frente al espejo (es lo más cerca que estoy de ser actor), recién levantados, descalzos, vulnerables, en Long Island o en París, zarandeados, frágiles y orquestados hasta la revolución...
...No hablo de eso: hablo de los poros de la piel, de los dedos permeables, de las fotos-santuario, de la mesa desordenada, de la ventana ausente, de todo aquello que no importa lo más mínimo...
...Y hablo de despedirse, de meter manuscritos en sobres de tres en tres, de los certificados urgentes anónimos, de las manos vacías, de las manos en los bolsillos, de quedarse huérfano, sin asideros, sin anclas, seguir sintiéndose infectado, sentir que dentro queda placenta...
...Batirse a duelo y enloquecerse sin saber por qué, devorar documentos de word como si ardieran...
...No hablo de eso: hablo de los poros de la piel, de los dedos permeables, de las fotos-santuario, de la mesa desordenada, de la ventana ausente, de todo aquello que no importa lo más mínimo...
...Y hablo de despedirse, de meter manuscritos en sobres de tres en tres, de los certificados urgentes anónimos, de las manos vacías, de las manos en los bolsillos, de quedarse huérfano, sin asideros, sin anclas, seguir sintiéndose infectado, sentir que dentro queda placenta...
...Batirse a duelo y enloquecerse sin saber por qué, devorar documentos de word como si ardieran...
...Y empezar de nuevo sin que eso tenga el más mínimo sentido, sin que todavía haya merecido la pena ni una sola de las horas perdidas escribiendo, sabiendo que tarde o temprano recibiré un disparo y que me será casi imposible levantar el vuelo...
...Eso si sobrevivo haciendo piruetas sobre el volcán para que no se derrita la insignificante puntita de mi iceberg...
Miguel Ángel Maya
Sevilla, 31 enero 2011
...Eso si sobrevivo haciendo piruetas sobre el volcán para que no se derrita la insignificante puntita de mi iceberg...
Miguel Ángel Maya
Sevilla, 31 enero 2011