...En esta destilería de boca a boca, este alcoholismo latido de andar por casa, todo parece de segunda mano, como en esos anticuarios de San Telmo llenos de gramófonos y de polvo y de japoneses que hacen fotografías...

...Si un japonés fuera capaz de fotografiar vísceras e intenciones, o lo que el sinvergüenza Platón definió chapuceramente como alma, se encontraría con un suicidio de Grosz, con un maniquí harto de llorar, con casi todas las tijeras abiertas y casi todas las ventanas cerradas, las balas en la recámara, los sueños bien guardaditos, la cama bien helada, la manta cubriéndome hasta la frente, la fiebre en pleno desierto, la lengua en plena escala técnica, la yema de los dedos, los tímpanos anestesiados, los ojos cerrados, los ojos malditasea mojados como el origen del mundo...
...Me agarro a un billete de avión como si de un tesoro se tratara, me agarro a la ensangrentada camisa verde de Pasolini, me agarro al canibalismo, tiemblo de futuro y me relamo sólo de imaginar mis pies sobre el adoquinado de Nápoles y mi voz de segunda mano entrelazada al salitre. En fin, una cutre destilería anacrónica, como las destilerías de los lugares a los que no llegan los trenes y en los que sigue imperando la ley seca, los pobres malabares que uno tiene que hacer para fabricarse su amnesia, para que todo duela un poco menos, para preparar una huida que deje un número insignificante de víctimas y de ruido...
Miguel Ángel Maya
Madrid/Sevilla, 29 marzo, 2012
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...Me agarro a un billete de avión como si de un tesoro se tratara, me agarro a la ensangrentada camisa verde de Pasolini, me agarro al canibalismo, tiemblo de futuro y me relamo sólo de imaginar mis pies sobre el adoquinado de Nápoles y mi voz de segunda mano entrelazada al salitre. En fin, una cutre destilería anacrónica, como las destilerías de los lugares a los que no llegan los trenes y en los que sigue imperando la ley seca, los pobres malabares que uno tiene que hacer para fabricarse su amnesia, para que todo duela un poco menos, para preparar una huida que deje un número insignificante de víctimas y de ruido...
Miguel Ángel Maya
Madrid/Sevilla, 29 marzo, 2012
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