viernes, 29 de enero de 2010

Última curda



"A veces, cuando la noche me aprisiona,
suelo sentarme frente a una cabina telefónica
y contemplo las bocas que hablan
para lejanos oídos.
Y cuando el hielo de la soledad
me ha desvenado, los barrenderos moros
canturrean tristemente
y las estrellas ocupan su lugar,
yo acaricio el teléfono
y le susurro sin usar monedas".

"A veces", Félix Casanova


"Los secretos que están siempre ahí son los peores. [...]
El frío se combate con licor, y reina la desesperada búsqueda de una aventura".

"Secretos de otoño", Cristina Tello




...La noche es suave...
...Hace unas horas mis dedos estaban en el piano y cantaba con Leonard Cohen en grabaciones de cuando Leonard Cohen tenía los mismos años que yo tengo ahora...
...Ahora bebo vino, y miento...
...Suena Heitor Villa-lobos y antes sonaba Scott Joplin, y las reminiscencias del fox-trot del cabaret en las teclas del ordenador. Ya no nos mentimos, ahora nos miramos el manuscrito y yo al fondo de los ojos...






...A ti sí te miento...
...Esta mañana sí que esperaba que llegara alguien. Todo era vago, y no tenía importancia, pero esperaba. No era esperar bajo la lluvia, no era una de esas esperas con música de bolero o, peor aún, con música de orquesta. No. Era una espera suave, como la noche, tranquila, casi inconsciente...
...En la clase se hablaba de la vulnerabilidad de los actores y era bonito, pero cuando sonaba la puerta yo miraba, atento, miraba esperando, por si acaso...
...Por si acaso...




...Un 29 de enero de 1926 nació Goyeneche...
...Siempre pienso en la conjunción de circunstancias y astros que entran en un juego de carambolas para que en un útero remoto empiecen a crecer células y se forme una vida que luego sigue sus propios derroteros hasta que esa persona que en principio sólo fue una célula con unos cuantos impulsos eléctricos y que terminó cantando "Desencuentro" de esa manera espeluznante y estremecedora...
...El útero es el origen del mundo...

...El corazón del silencioso Salinger se detuvo ayer...
...Él decía que consideraba violento publicar, y que su verdadero placer era escribir...
...Me gustan esos escritores de los que no hay rastros, ni fotos, ni más libros que los que necesitan, y que se esconden, permanecen ocultos, viven parapetados tras un seudónimo o tras un solo libro, o dos, o tras dos o tres libros memorables como perlas entre décadas de silencio...
...Pienso en qué momento un corazón deja de latir: quiero decir, en qué preciso instante el cuerpo no puede más y el tiempo deja de contar, como un libro que se cae de una estantería o un cuadro que se descuelga después de años: ¿en qué preciso instante empieza la cuenta atrás? ¿en qué momento la fuerza de gravedad es más fuerte que la alcayata?...

...Pienso en qué momento alguien decide callarse...






...Ahora te miento, por eso pienso en tu útero, cuando lo llenaba, lo lleno, lo llenaré de semen casi siempre delicado y cálido, cuando mi semen desperdiciado acariciaba tu piel con suavidad de caricia y se derramaba, saliendo de ti, para siempre...
...Pienso en la última vez que mi semen salió de ti, en la última gota de mi semen que tu cuerpo recicló, que los poros o las células de tu piel hicieron suya como un tatuaje delicado o una reminiscencia inconsciente, en la última gota de mi semen que se secó dentro de ti o se mezcló con el vaivén de tus mareas, con esa montaña rusa de terciopelo en la que se mezclan viejas fotos con las células de nuestra piel y todos los fuegos el fuego, o conmigo yendo a buscarte en coche a través de la noche mientras sonaba flamenco...
...Siempre volviendo al origen del mundo...






Ilsa le apunta con un pequeño revólver.

ILSA
Está bien, he intentado razonar. Ahora exijo esos salvoconductos. Ve a buscarlos.

Por un instante, vemos un destello de admiración en la mirada de Rick.

RICK
No hace falta. Los llevo aquí.
Llevándose la mano al bolsillo de la chaqueta.

ILSA
Ponlos sobre la mesa.

RICK
(sacudiendo ligeramente la cabeza)
No.

ILSA
Por última vez. Ponlos sobre la mesa.

RICK
Si Laszlo y su causa te importan tanto nada va a detenerte. Bien, voy a ponértelo más fácil. ¡Anda!, dispara. Me harás un favor.

Se levanta de la silla apuntando a Rick. Su dedo descansa sobre el gatillo. Parece como su estuviera acumulando decisión para apretarlo.

ILSA
(casi histérica)

Richard, he tratado de olvidarte. Creí que nunca volvería a verte: que estabas fuera de mi vida. El día que te fuiste de París, no sabes lo que pude sufrir. No sabes cómo te he querido; y te quiero todavía.

Rick coge a Ilsa en sus brazos, la estrecha y la besa apasionadamente. Ella está completamente perdida en sus brazos.

FUNDE A NEGRO.




...Esta mañana caminaba Calle Atocha abajo, con el frío en mi nariz y el sol haciéndome guiñar los ojos y un esplendoroso cielo azul...
...Y me topé con un chico perdido, mirando un papelito en mitad de la calle, mirando a un sitio y a otro, desorientado, sin saber dónde estaba, pero con la mochila a la espalda. No hay nada que quite mejor el óxido que una buena mochila a la espalda y encontrarse perdido en una ciudad que nuestras pupilas nunca habían visto antes, o hace ya tanto tiempo que nuestro recuerdo se ha caricaturizado, ni nuestros pies han pisado antes...
...No hay nada mejor que estar perdido en mitad de un descubrimiento...
...No hay nada más parecido al origen del mundo, a pesar de que al entusiasmo le siga el desencuentro o una última curda que al final termine la función corriéndole un telón al corazón...
...No siempre es así...
...No siempre uno se encuentra, y esa es la esperanza...

...Ésta es la mentira que necesitaba contarte, como Ilsa con su dedo índice sobre el gatillo y sin un solo gramo de valor y demasiados recuerdos haciendo ruido...





P.D.



Miguel Ángel Maya
29 a 30 enero 2010

jueves, 21 de enero de 2010

Yo sí que te cuidaré



Ti salverò da ogni malinconia
perché sei un essere speciale
ed io avrò cura di te.
Io sì che avrò cura di te.

Franco Battiato




...Cristina me escribió un email...
...Primero hubo un equívoco, y luego me escribió un email...





...Hay libros que empiezan con un derrumbe. Hay historias que se evaporan, o se desvanecen, o se escurren por entre los dedos, sólo porque en el momento en que suceden estamos mirando hacia otra parte...
...La historia de mi vida es esa un poco: estar mirando hacia otra parte cuando sucedían las historias y después correr detrás de un tren, o meterme las manos en los bolsillos, o acordarme de los fotogramas de los que pude escaparme, o donde quise vivir, o donde pude haber vivido y no me enteré de que me estaban diciendo que me quedara...
...Y yo ya estaba en la estación pensando que habría pasado si me hubiera quedado...





...Yo le conté un secreto, que en realidad no es un secreto, sino una huella dactilar o una llamada...
...A veces hay un empujón, una noche, en un bar con música, con cuerpos equidistantes moviéndose, entrechocando como peonzas encendidas o al menos leves fuentes de calor, y todo echa a rodar como fichas de dominó...





...Ella me escribió que, una vez, le dejó una nota a un chico en una biblioteca, y después se cambió de biblioteca porque le daba vergüenza. Yo sonreí, y quise saber más cosas, quise ponerme a preguntar como un loco, un manos arriba de preguntas y de pájaros en la cabeza: he hecho tantas veces esas cosas y han valido tan poco la pena, y he deseado tanto que alguien hiciera algo así conmigo, que me pareció emocionante...
...Me habría volcado en un asedio impúdico, pero no... Y le escribí, siempre pensando si no sería muy pesado, por eso todo quedó en un leve juego de manos, no se fuera a molestar...





...Antes no era así: me zambullía de cabeza apenas detectaba una historia posible. Ahora soy insoportablemente cauto con estas cosas. Temeroso, diría, como un animal con depredadores...
...Pero no, por mucho que quisiera saberlo todo de aquella historia me limité a un email que mostraba una leve sonrisa de complicidad y un jueguito de palabras o dos, que no fuera a hacer ruido, a despeinarse, a pensar que quién soy yo para tirar del hilo de una biografía...
...Y ahí quedó el breve viaje por un pequeño rostro, en palabras escritas en el ciberespacio, porque luego no es que digo: vamos, cuéntame esa historia. Por lo que sé de ti, que es nada, presiento que querría que me contaras tus historias...





...Una vez hice el amor con una chica cuya casa me dio pena. Me dio una tristeza descomunal que ni siquiera sus besos fueron capaces de abatir. Me besaba y yo transformaba sus besos en disparos encendidos, y los empujaba para que abatieran mi tristeza, pero no fue posible. Me daban pena sus sábanas, y me daba pena ella, a pesar de que durante mucho tiempo la había deseado como un loco...
...Ahora me estremezo cuando lo escribo y una pequeña alarma en mi pudor de pornógrafo me dice que estoy sobrepasando la línea roja de la parte de iceberg que puedo contar...
...Ahora me estremezco, pero sé que muchas de las pupilas que leerán lo que acabo de escribir lo harán sin despeinarse, pasando por alto el estremecimiento de mi hígado, y yo respiraré aliviado, pero a la vez bajaré los brazos y me preguntaré dónde está el fallo, por qué se saltan esas palabras como un mero obstáculo si están saturadas de pasado...





...Después no le daré importancia, y querré destensar la cuerda, y hablar de algo liviano, que no tenga la virtud de moverme mucho las cosas por dentro, aunque yo querría ser capaz de hablar, por ejemplo, del semen sobre mi abdomen, de su olor, del silencio, de mi tristeza, de su desconcierto, de un orgasmo que fue un telón de fondo, como la música ornitológica de Olivier Messiaen: maravillas inútiles, un esfuerzo sobrehumano y descomunal para hacer que un clarinete suene como un pájaro, y todo para que nuestro tímpano se quede en el divertimento helado y no se zambulla en el magma del volcán o para que algún entendido elitista aplauda mientras tiembla su papada...





...Sólo al escribir me tranquilizo. Quiero decir: sólo suspendido en el acto de escribir no me disparo. Sólo en un amasijo o remedo de palabras, sólo en esa música de setenta veces siete pianos como siete locos al final de mis manos, sólo ahí todo se vuelve suave, como cuando era chico y tenía una pesadilla en la que había gritos y luego me adentraba en un tacto suave y de pronto me sentía bien, provisionalmente bien...

...Pero necesito historias: necesito estar en ellas, gritarles miserias, acariciarlas como si fueran bestias, o al menos como si fueran salvajes, o como si pudieran hacerme daño, como si tuvieran la capacidad de descubrir mis disimulos y tuvieran la valentía de decirme: no, por aquí no, querido trompetista invisible, no es esto, no es esta música, no es esta piel. Una historia es otra cosa, pobre trompetista invisible, no este simulacro de gato por liebre...




...No se me da bien hablar: soy un caos, un desastre, me atropello, me pierdo, pierdo el hilo, se me olvidan las cosas, no sé por qué había empezado a decir lo que iba a decir...
...También a Manuel Puig le pasaba, por eso siento que él y yo habríamos sido grandes amigos: después de leer sus libros sabía exactamente cómo hablaba...
...Hubo un tiempo en que me daban ganas de darle un abrazo a gente que me estremecía, y de invitarlo a un café. Me refiero a gente como Puig, esa gente de quien me sentía muy cerca a pesar de que estuvieran muertos...
...Se me hacía fácil invitarle a un café por escrito, o fanfarronear escribiendo que había sido capaz de mirar a sus ojos diciéndole: eh, Roberto Bolaño, ¿un cafecito?...

...Palabras no dichas...





...Pero las historias también están ahí, sólo que esa palabra no dicha en ese momento lo echa todo por tierra...
...Tengo que aprender que las historias no sobreviven si uno no la impulsa con palabras, si uno no provoca el parto o conecta los hilos para que explote...
...Si las palabras no llegan o no están justo en el momento en que se necesita de su presencia como el comer, la historia se desvanece, imposible, cuando uno está ya acordándose de lo que podía haber sido, como ese día de lluvia que César Vallejo tenía ya en el recuerdo...
...De todas formas hay historias que sólo pueden ser escritas, o al menos supondría para mí un esfuerzo titánico decirlas...





...Eso es lo que muchas veces no entiendo de mí: esa libertad casi voladora cuando escribo, esa subversión deliciosa, y lo pobre y tristemente dandy que me vuelvo, las excusas que me busco, que me saco de la nada, con esa chistera tan mentirosa que me pongo cuando estoy deseando mirarte a los ojos y cubrirte de bla bla bla y que me cuentes tu vida...
...Siempre me acuerdo de lo que tenía que haber sido, o haber dicho, cuando estoy solo, en mitad de una música, jugueteando con las palabras como un gato...
...Por eso me gustaría estar perdido en un fotograma: ése fue el secreto que le conté: dentro de un fotograma un personaje es capaz de decir sin inmutarse la palabra adecuada, con el ritmo adecuado, quizás porque siempre vi el cine como un útero protector, como ese lugar reconfortante donde uno puede secarse los calcetines y vivir en una historia...





...Igual es porque el guión ha sido escrito en soledad por alguien que se acordaba de lo que tenía que haber dicho y se acuerda de ello en soledad, cuando ya ha dejado pasar sus historias y se pone a escribir otras...
...Como si Bill Evans estuviera en un andén viendo cómo se va para siempre el amor de su vida y luego se perdiera por las calles de Nueva York, se emorrachara o, peor aún, se sentara al piano y se pasara toda la noche tocando las dos o tres palabras que podían haber cambiado su historia...





...Me gustan las biografías, el iceberg de las biografías, los ases que se esconden las sonrisas en las mangas, el pasado que ha ido modelando un rostro, un rasgo, un dolor, los ojazos negros que brillan al reírse...
...Y no son sólo los ojazos que brillan y estremecen: es también el alboroto, por ejemplo, de esa risa, y el eco, y todo aquello que hace que la risa se detenga y los músculos se destensen y el rostro se vuelva de nuevo normal...
...Yo siempre pensé que mi mirada se parecía a la de Frank Zappa, y que Frank Zappa era un buen tipo, pero nunca habría tenido el valor de invitar a Frank a un café, ni siquiera por escrito, aunque en ese café hubiera más historias que en todas sus músicas...





...Hubo un tiempo en que pensaba mucho hasta dónde llega el pasado, en qué punto de la comisura de los labios termina el pasado, hasta cuándo se alarga esa sombra, cuándo una lengua deja de lamer una huella, cuándo se asume una cicatriz, cuándo deja de haber equívocos a la hora del beso, cuándo los labios dejan de resistirse a aceptar que el otro labio sigue siendo un territorio cálido e intenso donde encontrar cobijo...




...Mañana, quien fuera la mujer de mi vida, cumplirá años...
...Está por ver que la llame para oír su voz, con las ganas que tengo de oír su voz...
...Eso me reprocho, ésa es la historia de mi vida que me reprocho: el futuro en la punta de la lengua, y el pasado en la comisura de los labios, de refilón, como cuando uno baja los brazos, y se rinde...





...En Beberse la vida, Marcos Ordóñez cuenta que a Ava Gardner le daba miedo dormir sola. A veces me he imaginado durmiendo abrazado a ella, despeinada, sin sexo, mi pecho recostado en su espalda, oliendo su cuello. Cómo olería Ava Gardner...
...Pero la historia que me hizo estremecerme fue esa en la que cuenta que durante un tiempo vivió cerca de la estación de metro de Bilbao, y no podía dormir porque temblaba la mesita de noche...

...Ava durmió una noche con Luis Miguel Dominguín, y cuando despertó lo encontró de pie, sujetando con sus dos manos la mesita: al parecer se había pasado toda la noche despierto, para que Ava pudiera dormir...




...Ni siquiera sé por qué he escrito todo esto...
...Todo tenía que haberlo dicho, como cuando abrazo tu espalda en mitad de la noche, y pienso que sólo por esa espalda latiendo, por ese cuerpo respirando, cálido, contra el mío, merece la pena estar vivo...
...Yo sí que te cuidaré, pienso mudo, y sigo abrazado a ese oasis, y soñando historias...
...Dejando que se escapen...





Miguel Ángel Maya
Madrid, 21 enero 2010

lunes, 18 de enero de 2010

Olisqueo


...Como perros que se olisquean y recuerdan, más allá de cicatrices y odiseas, después de años de óxido, reconozco este capricho, reconozco esta reminiscencia impertinente, esta piel de domingo, la tristeza de hace dos o tres días, y el jazz, y la lluvia golpeando la ventana...





...Reconozco la vaga sensación de sentir el olor lejano o imaginario o mágico de la chica de la clase que te gusta: reconozco la categoría de la+chica+de+la+clase+que+te+gusta, que es una categoría de persona que aparece de repente, con un ruido de cacharros que formaban una torre en bílico temblorosa a la que sólo le falta el empujoncito de las alas de una mosca para que se derrumbe en una hecatombe de cacerolas y metales...



...Erri de Luca habló el miércoles pasado sobre las lenguas que terminaron extinguiéndose como los dinosaurios, y de la sangre, y de las manos, y del traductor que transporta y engrandece sus palabras a otro sitio...
...Habló de las maldiciones bíblicas y de Babel, y del fruto de la tierra y me acordé de Robe, porque Erri de Luca susurra lo que dice y porque estoy convencido de que sus palabras también hubieran estremecido a Robe, lejano, rodeado de mar en su isla, en sus hebras de tabaco...

...Reconozco el azar tatuado en el cielo de mi boca, en el rabillo del ojo, en el olor de la lluvia una noche de miércoles después de salir de un bar azaroso, bajo paraguas compartidos, bajo cigarrillos circunstanciales, bajo el cielo protector, amarillento y ácido como un desencuentro, como un momento de horror vacui en el que no somos capaces de encontrar las palabras...


...Y reconozco la música, siempre, cuando olisqueo los sonidos. Y reconozco todos los puentes de París, los haya o no los haya leído, pisado, lamido...
...Los haya o no los haya homenajeado, vivido desencuentros o haber sido un clochard de Rayuela al que una loca vestida con capas de ropa vieja y de colorines y envuelto su rostro de madril en capas obscenas de maquillaje grotesco termina chupándole la polla en el mismo sitio donde antes soñaba con encontrarse con ella, que leía libros en la bañera, como Ulises Lima en Los detectives salvajes, porque en Ciudad de México no siempre llueve en toda la ciudad y Arturo Belano pensaba que Ulises había estado en algún lugar de la ciudad que él desconocía y donde había llovido...
...Claro, quién va a pensar en un libro que se moja bajo la ducha, quién es capaz de olisquear tanto pasado...
...Yo al menos no podría. Yo, que sólo soy capaz de reconocerlo todo cuando olisqueo, como un perro que espera desde hace más de veinte años...

Miguel Ángel Maya
18 enero 2010

jueves, 14 de enero de 2010

Suave réquiem

Foto: "Ceguera" de Bruno Abarca

Despabílate, amor,
que el horror amanece



Miguel Ángel Maya
Madrid, 14 enero 2010

miércoles, 13 de enero de 2010

El aventurero


A Manu Leguineche

Aventura
(Del lat. adventūra, t. f. del part. fut. act. de advenīre, llegar, suceder).
1. f. Acaecimiento, suceso o lance extraño.
2. f. Casualidad, contingencia.
3. f. Empresa de resultado incierto o que presenta riesgos. Embarcarse en aventuras.
4. f. Relación amorosa ocasional.




...Cuando era chico devoraba libros de aventura, y los programas de Félix Rodríguez de la Fuente y de Miguel de la Quadra-Salcedo: que anduvo perdido en la selva, que fue deportista olímpico, que fue corresponsal de guerra... Era admirable un tipo capaz de enfrentarse a una boa, a unos militares corruptos, o a un récord olímpico...
...Después leí a Norman Lewis y recorrí su Nápoles después de la liberación, tan parecido al Nápoles de medio siglo después, y los libros de viaje de Luis Pancorbo o la África de Javier Reverte, y a los cronistas de Indias, esos tipos de dudosa reputación que se montaban en un barco y se inventaban narrativamente lo que veían y lo que hacían en aquellas tierras todavía desconocidas, y que eran heroicos y miserables; o vi las crónicas de los reporteros de la guerra de Yugoslavia (fue la primera en que reparé en ellos); o a Rosa María Calaf o Manolo Alcalá, a quien recuerdo retrasmitiendo bajo una lluvia de metralla, o incluso Pérez-Reverte...





...Yo quería ser aventurero, como ellos...
...De Miguel de la Quadra-Salcedo aprendí, por ejemplo, que el hígado ahumado nunca puede faltar en la mochila si uno piensa perderse en la selva a machetazo limpio
...




...Antes de ayer volví de Roma: el avión tenía que haber salido a las 8, pero había llegado de Lisboa con una pieza rota que tenían que traer de Milán, montarla y hacer las pruebas. Finalmente el avión partió pasada la media noche y llegó a Madrid (un blanco manto de nieve desde lo alto) hacia las 2:30. En el aeropuerto no había ni un solo taxi pero informaron de que habían puesto un servicio de metro hasta Nuevos Ministerios, de modo que hacia las 3 de la madrugada fui caminando desde la terminal 1 hacia el metro. Había gente acampada en el aeropuerto. Yo caminaba y junto a otras tres personas hasta la conexión con el metro...
...Entonces vi frente a mí a un hombre en una silla de ruedas que iba empujada por una mujer negra. El hombre llevaba un bolso de viaje en su regazo y miraba aguzando la vista hacia el final del pasillo. No me vio. Yo sí: era Manu Leguineche, el viejo corresponsal, el aventurero, el narrador delicado y bonachón, que a las tres de la madrugada avanzaba en su silla de ruedas por el desangelado Barajas para tomar un nuevo avión quién sabe hacia dónde...





...No pude evitar sentir una emoción profunda porque después de los avatares rocambolescos en el aeropuerto de Roma, la tensión sobre el estado del avión, y de Madrid nevado, la ausencia de taxis, y mis pasos nocturnos con mochila frente a la Cibeles nevada; después de todo, acababa de cruzarme con uno de los culpables de lo que ha sido mi vida: en una entrevista creo que con Jesús Quintero, hace más de una década, Manu Leguineche contaba que se había ido a Bolivia a buscar a un tipo que había sido nazi (no recuerdo bien el vínculo que había tenido con la Alemania nazi) y que se había refugiado en un lugar remoto de la selva, donde el gobierno le había dado un trabajo como contador de aves migratorias. Narró con suavidad, cinismo y humor cómo llegó al aeropuerto de La Paz y luego tomó un autobús hasta un lugar desde el que se internó en la selva hasta un poblado y de allí, tras seis horas en canoa llegó hasta aquel nazi y consiguió entrevistarlo..
...Me emocionó tanto su relato, y eran tan bonito y a la vez tan simple, que me dije: ¡yo quiero! ¡Yo también quiero eso, y que me pasen esas cosas, y salir a buscar aventuras y... y... y...!
...No se me olvida ese momento: yo, en el salón de casa, frente al televisor, con las espinas de las acedías y los boquerones en el plato, y ese cosquilleo en mi estómago: "quiero que mi vida sea así"...
...Dos años después conocí también la Selva Amazónica y cambió mi vida, y en parte se lo debo a él: a ese hombre algo aturdido, cegato y en silla de ruedas con quien me crucé antes de anoche a las tres de la madrugada en el aeropuerto de Barajas...

...No logré vencer mi timidez, y no me acerqué a él para contarle esto que ahora escribo. Sé que fui tonto, pero a mí me pasan a menudo estas cosas... Por eso lo digo ahora, por si alguna vez el señor Leguineche mete su nombre en Google y de casualidad llega hasta aquí: que sepa que gracias a aquel relato y a sus libros dejé de leer libros de aventuras y me puse una mochila a la espalda...

...Ayer me inquietaron un poco las predicciones de Ifá para este año... El terremoto de Haití quizás tenga algo que ver con mi inquietud: la brutalidad inesperada de la tierra nos hace ver que esto no está en nuestras manos, por eso hay que salir de la oficina, por eso hay que beber vino, por eso hay que colgarse una mochila a la espalda e ir a lugares remotos a buscar personajes pintorescos y aventuras...
...Como Manu Leguineche...
...Va por usted, maestro...
...Gracias...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 13 enero 2010

jueves, 7 de enero de 2010

Write me


...Creo que era A bordo del naufragio, de Alberto Olmos, el libro que empezaba así: "¿Por qué lees tantos libros?"...

...Hace más o menos un mes mantuve este diálogo con Uriel, que tiene seis años:


Uriel: Migue, ¿cuántos libros tuyos se pueden comprar en una tienda?
Yo: ¿Que se puedan comprar en una tienda? Uno.
Uriel: ¡¿Sólo has escrito un libro?!
Yo: Bueno, en cierto modo sí, pero he escrito muchos más sólo que...
Uriel: Sí, pero libro, libro, que se pueda comprar en una tienda sólo has escrito uno, ¿no?
Yo: Sí.
Uriel: ¿Y te pasas todo el día escribiendo sólo para un libro? Bah...


...Ni siquiera una crítica demoledora es tan demoledora como el diagnóstico clínico y crírico de Uriel: ¿Merece la pena estar tantas horas escribiendo para un resultado tan incierto? Su respuesta y la mía son claras y rotundas: No, no merece la pena. Las horas de batalla y zozobra y tempestades y naufragios con las palabras se terminan convirtiendo en la ceniza de un cenicero después de una fiesta, con ese olor a tabaco frío, a restos de bebida derramada...


...Escribir es, al final, como esa fiesta en la que uno se ha pasado toda la noche hablando con la chica más guapa y al final de la noche, en un descuido, una visita a la cocina a por más hielo o a ver si queda gin-tonic y cuando vuelve se la encuentra besándose con un tipo que acaba de llegar...


...Pero entonces, ¿por qué? ¿Por qué seguir? ¿Por qué insistir? Si la fiesta no compensa, ¿por qué esa adicción a las palabras? ¿Por qué esa necesidad de hacker enfermizo y noctívago? ¿Por qué seguir juntando palabras que la mayoría de las veces se quedan arrumbadas en un desván olvidado en forma de carpeta amarilla en el disco duro? ¿Por qué no rendirse ante la evidencia de que la música de las palabras siempre nos va a ganar la partida?...

...No lo sé...
...Ayer era demasiado tarde y quería responderme a la pregunta: supongo que todo tiene un poco de azar, y que el sueño que he tenido esta noche tiene que ver con esta necesidad de escribir, de mover los dedos sobre las teclas (piano o letras, da igual)...
...Creo que la respuesta, incierta y temerosa, es la siguiente: quiero que me escriban...

...Cuando más contra las cuerdas estoy más sucede eso de abrir un libro inesperado en un puesto callejero y leer una frase que parece escrita para mí...
...A veces, me digo, daría parte de mi vida por haberla escrito yo...
...Y sigo soñando que me escribes...

Miguel Ángel Maya
Foggia, 7 enero 2010

lunes, 4 de enero de 2010

No perdono a la muerte enamorada



...Me acompañaba en las tardes de lluvia desde que oí por primera vez su voz en el Ficciones de Malasaña. Me entero fortuitamente de que se ha ido para siempre y no puedo creerme este disparo terrible tan obsceno y certero en su voz de terciopelo y caricia y mis tímpanos y mis sueños y...
...La adoraba...
...Ahora ya sabe qué hay al otro lado...
...Ahora que yo me quedo sonoramente huérfano y llueve y maldigo...

Miguel Ángel Maya
Foggia, 4 enero 2009

domingo, 3 de enero de 2010

De tanto vidrio


Ho baciato in bocca alla morte, tesoro,
adesso non posso guardarti,
e nemmeno toccarti.

Vinicio Capossela, "Fatalità"

Pero cómo explicar
que me vuelvo vulgar
al bajarme de cada escenario

Enrique Urquijo, "Ojos de gata"


...Me adormento acurrucado por la voz de Vinicio Capossela, tumbado, con el portátil en mi regazo, los calcetines gordos, el sabor del café, la intemperie, la música lenta y remolona de la tarde. Tú tampoco estás. Ni tú. Ni tú. Eco de diva borracha y teatro vacío...

...Enero ha entrado de lleno en mis poros, ya decidí mi cambio de piel, que ahora está en Italia, está en la lluvia, está en las fotografías de besos de cine mudo, como si no hubiera cambiado del todo, o como si la piel cambiada tuviera demasiadas reminiscencias anteriores, ecos de la misma música...

...Pienso en la noche conocí a Dillinger, a oscuras, a tientas, a ciegas, en un bar, porque nos unían demasiados fotogramas, y me dijo que a veces había quedado con gente que se oculta tras un perfil de blogger. A veces pienso qué sucedería con la historia del andén y del café y entonces me acuerdo de mí mismo mirándome al espejo después de un concierto, con el cosquilleo en la yema de los dedos por las teclas, con el calor rojizo de mis mejillas, tan vulgar como minutos antes me sentía sublime...

...Ando estos días buscando personajes para una ficción: estaba a punto de poner un cartel en el periódico cuando varias señales azarosas me llevaron a un personaje literario descomunal y maravilloso: Enrique Vila Matas. Buscando y buscando encontré los blogs que le gusta visitar, y entre ellos estaba el de Dillinger. Entonces me acordé de Cortázar: "No me parece que la luciérnaga extraiga mayor suficiencia del hecho incontrovertible de que es una de las maravillas más fenomenales de este circo, y sin embargo basta suponerle una conciencia para comprender que cada vez que se le encandila la barriguita el bicho de luz debe sentir como una cosquilla de privilegio"...

...Pensé en el cosquilleo de privilegio que debían sentir todos ellos, tan parecido al de la luciérnaga...

...En fin, me ruge el corazón de tanto vidrio, sigo dando besos de cine mudo, tan vulgar y tan fatal como el año que se nos ha marchitado después de 365 días...



Miguel Ángel Maya
Foggia, 3 enero 2010