lunes, 4 de enero de 2010
No perdono a la muerte enamorada
...Me acompañaba en las tardes de lluvia desde que oí por primera vez su voz en el Ficciones de Malasaña. Me entero fortuitamente de que se ha ido para siempre y no puedo creerme este disparo terrible tan obsceno y certero en su voz de terciopelo y caricia y mis tímpanos y mis sueños y...
...La adoraba...
...Ahora ya sabe qué hay al otro lado...
...Ahora que yo me quedo sonoramente huérfano y llueve y maldigo...
Miguel Ángel Maya
Foggia, 4 enero 2009
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5 comentarios:
Sí, maldita muerte, ha sido un impacto brutal conocer esta noticia. Vaya manera de empezar el día.
abrazos
acá el verano parece ser infinito, igual de sofocante que perderse en una telaraña de alguna callecita porteña, y también fue una mañana de tristes melodías.
Saludos, Miguel!
nos queda su voz
descanse en paz
Migue, te envié un comentario apenas subiste tu entrada y lo devoró (como el tiempo) la blogósfera. Me enteré de la partida de Lhasa de tu mano. Me hizo llorar. Me acompañó tanto, tanto, fue tan persistente y transformadora su presencia en mí. Siento que su viaje es un truco, que sencillamente, como diría Pessoa, esta mujer inclasificable e inasible dobló la esquina. Te abrazo muy fuerte.
¡Joder hermanito, qué mala noticia me traes...!
A Lhasa me la descubrió Sandra. Hace cinco o seis años, en Otranto, me regalo un disco suyo para mi cumpleaños.
Y ahora paso por aquí a ver qué cuentas y resulta que esta señora maravillosa se ha ido con ese modo tan dulce de cantar picoteando por todas las tradiciones...
Un abrazo.
M.
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