(Del fr. abandonner, y este del germ.*banna 'orden').
1.tr. Dejar, desamparar a alguien o algo.
2.tr. Dejar una ocupación, un intento, un derecho, etc., emprendido ya. En juegos y deportes, u. m. c. intr.Al tercer asalto, abandonó.
3.tr. Dejar un lugar, apartarse de él.
4.tr. Cesar de frecuentar o habitar un lugar.
5.tr. Apoyar, reclinar con dejadez. U. m. c. prnl.
6.tr. Entregar, confiar algo a una persona o cosa. U. m. c. prnl.
7.prnl. Dejarse dominar por afectos, pasiones o vicios.
8.prnl. Descuidar los intereses o las obligaciones.
9.prnl. Descuidar el aseo y la compostura.
10.prnl. Caer de ánimo, rendirse en las adversidades y contratiempos.
...De entre todos los lugares míticos en los que nunca he estado guardo con especial celo en mi futuro el centro mismo del abandono...
...A veces busco este lugar entre mis propias tinieblas. A veces sueño que estamos ahí y nos veo como una metáfora desolada. El pasado está ahí para rescatarlo o para volverlo grotesco. A veces soy demasiado duro con mis propias heridas y huyo...
...A veces no puedo escapar de las cicatrices y me enredo en esa maleza o me ahogo en ese pozo. A veces intuyo esa autobiografía a la que no llegan ni siquiera las palabras y los recuerdos de los demás, porque no estaban allí, porque se fueron, porque desertaron, porque se olvidaron de mí...
...De entre todos los lugares mitológicos en los que me gustaría morir, no en paz sino en plena guerra, en pleno fuego cruzado, no estamos ya nosotros, no queda ni una sola lágrima en la cantimplora ni un átomo de oxígeno en las mascarillas. No sirven ya estas palabras para explicarnos el mundo...
...Muchas veces uno no sabe hasta qué punto unas cosas llevan a otras...
...La muerte de Pasolini me llevó a una tarde de verano en Piazza San Domenico y a su vez, cuando el recuerdo me lleva a Nápoles, tiendo a quedarme, tiendo al deseo de volver, a la necesidad de volver...
...No sé hasta qué punto regresar a Nápoles es un autoengaño: más que regresar a Nápoles quiero regresar a quien yo era en Nápoles hace diez años, a la Nápoles de hace diez años, a los miedos de hace diez años, a los amores imposibles de hace diez años...
...Siguen haciéndome pruebas médicas. Sigo escribiendo. Sigo acordándome de libros que sé que tenía y espero que mi cabeza haya seguido un orden lógico a la hora de la mudanza, y que siga siendo fácil encontrarlos como cuando eran los libros protagonistas de mis sucesivas casas. Ayer buscaba un libro que T. me regaló. Lo buscaba porque creía recordar vagamente que lo que me pasa a mí en la garganta y en el cuello le sucede a la protagonista del libro en el oído. Sus síntomas, no oír música, son una metáfora, como los míos: los síntomas podrían ser vistos como metáforas...
...Encontré el libro. Estaba junto a La pelle, de Curzio Malaparte, junto a La scoperta dell'inconscio, de Ellenberger, junto a Tango italiano, de Rino Genovese. Se titula Musica, y está escrito por Yokio Misima. Dentro, en la primera página, había un cuarto de folio que empezaba así: Perché sei andato via proprio il giorno del tuo compleanno? Después sigue la nota, firmada por T. el día 2-7-2003...
...Me acordé del principio del verano en Nápoles, de cuando regresaba a España para pasar esos dos meses, para volver en septiembre y empezar de nuevo. Me acuerdo perfectamente de ese verano de 2003, de lo que hice, de lo que me pasó, de que murió Bolaño, de que volví a sentarme a escribir. Me acuerdo perfectamente de quién me había enamorado, de por qué no se me iban de la cabeza los últimos dos meses de primavera napolitana...
...La protagonista del libro se llama Reiko, y se presenta en el estudio del doctor Shiomi Kazunori y le dice que no puede oír la música. El doctor Kazunori empieza a investigar ese síntoma, esa metáfora. No me leí el libro, a pesar de la insistencia de T., pero sabía que, ahora, inmerso en la muerte de Pasolini, tomándole el pulso a una nueva historia, y con mi agenda llena de visitas médicas y mi cabeza llena de hipocondrías, ese libro era necesario en este momento...
...Y los libros necesarios se vuelven imprescindibles si dentro de ellos uno encuentra una nota dirigida a quien era él hace diez años, una nota que empieza: Perché sei andato via proprio il giorno del tuo compleanno? Todavía hoy, casi diez años después, no sabría que responder a esa pregunta...
...La vida es muy rara... ...Se parece a esos ríos que feroces ingenieros y sesudas cabezas pensantes desvían de sus cursos mediante planes infalibles, y apenas la naturaleza sigue su curso, el agua vuelve por esos lugares donde ahora hay urbanizaciones y desgracia...
...Uno puede estar haciendo la mochila, imprimir las tarjetas de embarque, temblar de futuro, sentir que arde lo que será, relamerse, hacer el recuento de lo que necesita (libros, ropa interior, calcetines, camisetas -de manga larga y de manga corta-, cuchillas de afeitar, regalos para...) y si a quinientos kilómetros de distancia hay unas venas que se obstruyen y con la dulzura de la nieve el infarto cerebral acontece en la cabeza de la persona que más admiras en este puto mundo, entonces todo se desvanece, todo se recalcula, todo cambia de perspectiva de repente... ...La vida es tan rara que una mujer a quien se le paraliza el lado derecho a quinientos kilómetros de distancia es una punzada de dolor y es la necesidad de salvar todas las distancias...
...Y de pronto, se una notte di primavera un viaggiatore pasa a un segundo plano: la mochila, los libros, los regalos, son ahora objetos obsoletos. Uno debería ir en un avión hacia Nápoles, pero se encuentra conduciendo hacia Madrid sin saber bien lo que le espera...
...De pronto sólo unas pocas cosas, muy pocas, tienen sentido. Todo escapa al cálculo, y uno se sorprende encomendándose a la misma suerte que ha dado el golpe de timón, y suplica que el golpe de timón no sea definitivo, que el riego sanguíneo del cerebro de la persona que más admiras en este mundo vuelva a reestablecerse, que sólo haya sido un toque de atención de la vida, que prometo interpretar también esta señal, pero que las aguas vuelvan a su cauce, que la distancia se vaya salvando a muchos kilómetros por hora, que el gol de Iniesta en la radio ni siquiera me de alegría, que los recuerdos dejen de empeñarse en ser póstumos...
...Los hospitales son tiempos muertos y las urgencias de los hospitales, además de tiempos muertos, están minadas de sobresaltos. De noche, las salas de los hospitales son unos extraños remansos de respiraciones entrecortadas, goteo de sueros. Lo peor de encontrarse de bruces con la vida es hacerlo bajo mínimos. No es fácil ver que la persona que más admiras en este mundo precisamente por su narrativa de ese mundo, por su modo de verlo y de describirlo o nombrarlo o esperarlo, esté ahora desorientada, triste, esperanzada, en una amalgama de lucidez y caos...
...La vida es muy rara, sobre todo cuando no hay absolutamente nada a lo que agarrarse y uno lo apuesta todo a la esperanza y a una suerte de clemencia que da hasta pudor imaginarse en medio de esta batalla de latidos y suspiros y miradas perdidas y felicidad frente a la biznieta y besos incondicionales en las sienes y esta maldita autobiografía que se empeña en arañar hasta la última lágrima justo a la hora del sueño...
Serenament quan ve l'onada, acaba, i potser, en el deixar-se vèncer, comença. La platja enamorada no sap l'espera llarga i obre els braços no fos cas, l'onada avui volgués queda's.
Lluis Llach. Un núvol blanc
...Todo quedó postergado hasta nuevo aviso... ...Los tic-tac de los relojes y de las music-box siguen ahí, en sus márgenes, entre la ansiedad y lo ocioso. Me vienen recuerdos de un futuro repleto de onomatopeyas y latidos, como a César Vallejo. Moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. En días como hoy las palabras se me duermen en las manos. Me vuelvo primario, como cuando vivía en Nápoles, y todo lo que necesitaba era el mar y la brisa: los cuatro elementos, los colores primarios, la caricia breve en la que está condensada todo el universo, los labios, los ojos, los gestos, ya sabes, un esbozo, un boceto, algo que ni por asomo necesitara de la más mínima elaboración... ...Te estás apoderando de mi segunda persona del singular en un estropicio de onomatopeyas de cómic de superhéroes... ...Y yo me dejo...
Miguel Ángel Maya Sevilla, 20 marzo, 2011
sábado, 19 de febrero de 2011
...Antes miraba con ojos de perro... ...No como uno de esos perros de García Márquez (esos perros me cansan, ladran de una forma rara), sino como los perros de esas canciones de Rubén Blades que cuentan una historia, que se enroscan para lamerse una herida en el abdomen, una picadura, una pulga...
...Ahora barajo mi tiempo en dar saltos mortales: ya sabes, mi voz en una cornisa, mis manos en un piano, mis pies impregnados de compás, piel, metamorfosis, todo eso que tanto te... Te pones y te quitas las gafas, te vistes y te desvistes, bailas y desbailas, dices, desdices, deshaces, volamos por el cielo de Chernóbil, aterrizamos en un páramo. También yo te busco, te tanteo, tentado, tirito, tic tac, y apuesto casi todas las aliteraciones y onomatopeyas que tengo, como en esas viñetas de superhéroes con explosiones inverosímiles... ...Explosiones inverosímiles, ojos rojos, obscenos, de gata...
...Me gustan los relatos épicos, las historias que cuenta mi abuela, y las crónicas: las crónicas deportivas, las criminales, las taurinas. Me gusta que me cuenten cuentos, leer frases, asomarme a los libros como quien se asoma a un abismo...
...Hace unos días me di una vuelta por la feria del Retiro. Concretamente iba buscando dos libros que no consigo encontrar en ninguna parte: No es fácil ser verde, de Sara Mesa, Editorial Everest; y Las Primas, de Aurora Venturini. Son libros que, al parecer, existen, a pesar de ser rocambolescos y difíciles de encontrar...
...En la caseta de Caballo de Troya me dijeron que el libro de la señora Venturini estaba agotado. Lo que me pareció indignante, como autor y como lector, fue lo que me dijeron los tenderos del tenderete de Everest:
MIGUE: Hola, buenas tardes, estoy buscando un libro titulado No es fácil ser verde, de Sara Mesa.
CHICA JOVEN: (Desconcertada) No, aquí no es.
MIGUE: (Desconcertado, pues no había preguntado por una calle o había llamado a un teléfono erróneo) ¿Cómo que aquí no es? (Me retiré y miré el rótulo de la caseta: efectivamente ponía EVEREST. Para entonces la chica atendía a una señora que le preguntaba por libros para colorear. Busqué otros tenderos de los muchos que miraban al vacío parapetados tras una trinchera de libros). Crucé la mirada con otra chica, algo menos joven, llamé su atención con un gesto. Se acercó sonriente.
MIGUE: Hola, estoy buscando un libro que se titula No es fácil ser verde, de Sara Mesa, es el Premio Tritoma 2008.
CHICA (sonrisa incómoda): No, te habrás equivocado. Seguro que no.
La discusión había encallado. Podríamos haber estado así durante días. De modo que me acordé de la lógica aristotélica que tantos quebraderos de cabeza me dio en primero de carrera.
MIGUE: A ver, el Premio Tritoma de Narrativa Joven, ¿es de la Editorial Everest?
Se acerca un señor mayor, calvo, creo que con gafas, pero no me acuerdo.
SEÑOR: Hola, ¿qué ocurre? (la mira a ella, me mira a mí)
MIGUE: Hola, estoy buscando un libro que se llama No es fácil ser verde, de Sara Mesa, Premio Tritoma 2008.
Doy por hecho que con esa calvicie y esas canas que asoman por la coronilla no puede ser más que un inequívoco librero de los de antes, tal vez editor intrépido, una rata de biblioteca que conoce al dedillo el catálogo de la editorial en cuya caseta está va a subsanar rápidamente el error de las dos chicas jóvenes, mujeres de otro tiempo, hijas de twitter y facebook, primas hermanas del messenger, y sólo vecinas distantes del libro en papel. Descubro con estupor que también el señor es de la opinión de que me he equivocado de editorial. Mosqueado decido seguir con el razonamiento aristotélico que había empezado con la chica, y repito la pregunta:
MIGUE: El Premio Tritoma de Narrativa Joven, ¿es de la Editorial Everest?
SEÑOR: (Digno, seguro, con autoridad): Sí, sí, claro.
MIGUE: ¿Y la Editorial Everest ha publicado TODOS los Premios Tritoma que ha habido hasta la fecha?
SEÑOR: Eso no podría decírselo.
MIGUE: Bien, pues yo quiero el Premio Tritoma del año 2008.
SEÑOR: A mí me parece muy bien, pero le puedo asegurar que no es de esta editorial, y tampoco tengo intención de discutir porque tengo gente que atender. Mírelo bien, que seguro que hay un error.
Ante el categórico argumento de autoridad del tendero no hay más lógica aristotélica que la que arde. Eso sí, la escena me parece tan bochornosa como sintomática.
...Después seguí paseando por la feria, y me detuve en Demipage, casualmente, porque tenían una radio en la que sonaba Creuza de mä, de De André, que tiene el don de convertirme en Ulises atado al mástil o en rata de Hamelin, y allí estaba, azaroso y casual, El don de Vorace. El chico que estaba al otro lado no parecía un vendedor de pescado, y empezamos a hablar, no sé por qué, y por eso compré el libro: he empezado a leerlo, y he subrayado esto:
-Coruja, tú me tomas por una atracción de circo. Me ayudas a no morir, cuando sabes que deseo lo contrario. -Es que te quiero –Marta mordiendo el abdomen de un caracol. -Y lo dices así, como cualquier mujer enamorada de cualquier hombre enamorado. -¡No! Lo digo como cualquier mujer enamorada de un monstruo.
...Con ese diálogo ya siento que el libro me ha hecho una promesa, y quiero ver adónde me lleva... ...Cuando vuelva el sol, insistiré en mi búsqueda de Las Primas, y de Pájaros en la boca, de Samanta Schweblin, que me la recomendó esta mañana Fran al salir de la clase de guión...
...Pero con relatos y crónicas en realidad no me refería a los libros que las cuentan, sino a la vida que sucede, a las batallas, a las escaramuzas de los espadachines o de las trincheras...
...El primer mundial de fútbol del que tengo recuerdo es el de Italia 90. Yo tenía once años, y para mí Nápoles era un nombre sonoro y misterioso. Quién me iba a decir que iba a dejarme en Nápoles cinco años de vida. La selección italiana era medio Nápoles, y mis recuerdos son vagos: una mano de Maradona salvando un gol contra Rusia, un gol de Caniggia contra Brasil, Maradona gritando hijos de puta al estadio San Paolo en la semifinal contra Italia, y que en la prórroga del España-Yugoslavia fui a comprarle un paquete de Ducados a mi padre al estanco de Santa Aurelia, y que las calles estaban desiertas, y que al volver a casa Yugoslavia había marcado el segundo gol...
...Todo lo que sé de antes lo fui aprendiendo a posteriori: Garrincha, por ejemplo, o Pelé, o Cruyff y su naranja mecánica, o los Italia-Brasil de antes de yo nacer o de los que no tengo recuerdo, la mano de Dios o el mejor gol de todos los tiempos...
...En la página 15 de la segunda (o primera) parte de Últimas 2 horas y 58 minutos, el protagonista se acuerda, en una frontera sembrada de minas, en un desierto rodeado de inhóspitas montañas, cerca de las ruinas de Kedesh, en Israel, de esto:
“En el Estadio Azteca de Ciudad de México, en el minuto doce de la segunda parte del partido del cuartso de final que enfrentaba a Argentina y a Inglaterra, Héctor Negro Enrique, centrocampista argentino, entregó el balón en corto a Diego Armando Maradona, que lo recibió de espaldas. Escondió el balón, arrojándolo donde las palabras no son capaces de llegar, como si fuera a retroceder, y se giró, súbitamente, cambiando el ritmo, mirando hacia el campo contrario, entre dos jugadores ingleses, Beardsley y Reid. Reid fue el primero que trató de meter el pie y empezó a perseguirlo, sin llegar a darle caza en ningún momento. En el origen de la jugada, en ese giro entre dos jugadores, estuvo tal vez la clave de todo. Si el pie de Reid, entre el balón rodando y el pie de Maradona, hubiera entrado cinco, cuatro, tres centímetros más allá, antes de que se volviera, de que iniciara el vuelo, todo se había desbaratado y Maradona habría perdido el balón, en una jugada rutinaria más. La diferencia entre el mejor gol de todos los tiempos y un balón perdido ante una entrada rival, podría cifrarse en lo que sucedió en esos pocos centímetros. Maradona se fue escorando hacia la derecha, donde otro jugador inglés, Butcher, trató de barrerlo sin lograr su propósito: se giró sobre su eje y lo persiguió sin esperanza como si hubiera adivinado ya el futuro de aquella carrera que iba llegando a su fin. El último en salirle al paso fue Fenwick, ya en el área inglesa. También éste estuvo a punto de arrebatarle el balón y no lo consiguió por muy poco, pues Maradona esquivó su pie, con un levísimo toque hacia la derecha, en milésimas de segundo, dejándolo con una extraña miel en los labios, el tobillo huérfano. A Maradona sólo le quedaba superar a Peter Shilton, el portero, y el último intento desesperado de Butcher, que sólo pudo derribarlo cuando ya empujaba el balón hacia el interior de la portería. Todos los que habían tratado de arruinar aquella obra de arte, aquella jugada magistral, fallaron en su intento por muy pocos centímetros, por tan poco, por un espacio tan ínfimo, que resultaba inverosímil que ninguno hubiera podido detener a Maradona. El gol más grande de todos los tiempos había tenido, mientras se estaba gestando, aquellos débiles talones de Aquiles”.
...El mundial del 94 sí lo recuerdo con más nitidez. Recuerdo que vi la final en Madrid, yo tenía 16 años, mi abuela se acababa de casar, y no quería ver a Italia ni en pintura por lo que Tassotti le había hecho a Luis Enrique. Quién me lo iba a decir a mí. Pero lo que recuerdo con nitidez era mi vida, una cierta nube gris en alguna parte, una tristeza rara, una infelicidad mía, por mis cosas, y un cierto desapego por lo que pasaba en el césped... ...El mundial del 98 lo viví casi todo en Londres: adonde me había ido a trabajar, como casi siempre que me daba por colgarme una mochila, porque estaba enamorado de quien no me convenía, y me veía los partidos que podía en algún pub, cuando cambiaba el turno con algunos de mis compañeros del Burger King de Paddington. Recuerdo la final, Francia-Brasil, en la recepción de Tent-City, en un televisor con interferencias y sintiéndome feliz...
...El mundial del 2002 lo viví en Nápoles, y recuerdo la eliminación de Italia contra Corea, en el bar que hace esquina con Via Mezzocannone. También recuerdo la eliminación de España, el gol anulado a Hierro porque Joaquín habría centrado desde fuera, y yo montándome en un tren a las 4 de la mañana, en dirección a Roma, y La Enemiga, Clara, en el andén, despidiendo a una amiga suya, y yo que me iba de allí sin pedirle ni su número ni su email ni nada...
...La final del 2006 también la vi en Nápoles, y para mí fue un reencuentro después de dos años con la ciudad y con gente: fue en una azotea enorme, y fue una fiesta, y un estremecimiento raro, estaba contento por quienes quiero, desconcertado por lo de Zidane, y aturdido por la brutalidad de la ciudad, otra vez, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, que en el caso de Nápoles van de la mano...
...Éste será el primer mundial que vea desvinculado de Nápoles, o tal vez no... ...El fútbol para mí es una batalla, y se presta a ese minimalismo en el que el azar, unos centímetros de más o de menos, un resbalón o un error, pueden marcar la frontera de una crónica... ...Algo así quiero proponerme durante este Mundial: quiero escribir relatos épicos, crónicas minimalistas de los partidos que vea y a los que pueda sacarle jugo... ...Serán crónicas sui-generis, particulares, a mi manera, y las iré colgando en este blog... ...Lo bueno es que, en el fondo, seguiré hablando de lo mismo: las tres heridas, la muerte, la vida y el amor, los juegos de azar y esa batalla misteriosa que depende de un esférico... ...Let it be...
...Siempre me sorprendió que las cosas se oxidaran por culpa del oxígeno, ya que, según tenía entendido, también vivimos por su culpa...
...Irene me llevó a la Peña de Yoya, frente al Malecón de La Habana. Yoya ya había muerto y ya había dejado dicho que si la gente que se reunía cada miércoles a cantar y a “descargar” no seguían haciéndolo, ella resucitaría y les haría la vida imposible. Seguían reuniéndose en su casa, le ponían su vaso de ron, y seguían cantando como cuando estaba ella. Si su ausencia era poderosa, su homenaje lo era aún más...
...Había una escritora en un taxi de Londres que decía que ella le pedía a la vida que no le mandara cosas que ella pudiera soportar, porque decía que le parecía sorprendente las cosas que un ser humano es capaz de soportar. No me gustan los libros de esa escritora, pero estoy de acuerdo: la vida se impone, y somos capaces de buscarles tres pies al gato con tal de no caer...
...Yo escondí un tesoro en La Habana. Un casette TDK con el programa de radio que hacía con JR y el Primi cuando teníamos dieciséis años: Glam Slam, que venía justo después de La Gata Gris. Tal vez no es casual que haya soñado esta noche con las chicas que hacían La Gata Gris, y con el tesoro de La Habana...
...Hoy el cielo estaba azul, y ahora sudo, el día ha pasado, la noche está ahí afuera, y me estoy tomando un gin-tonic, en medio de un silencio suave, que en el sur sería un silencio de grillos en las jardineras. Todo podría ser de otro modo, pero las cosas son así. Suceden, se acomodan en el espacio y el tiempo, y es como si la felicidad se abriera paso haciendo de tripas corazón. Siempre me gustó esa expresión: me parecía una metamorfosis maravillosa...
...Siempre desconfié de la literatura vómito, de las palabras vómito, del exhibicionismo del logos. Siempre desconfié de esa trampa, pero, como todo el mundo, tengo mis coartadas, mis noches de verano, mi música de piano, mis almas de doble filo. No siempre voy armado, no siempre lamo el piano, no siempre guardo todos los secretos que querría, por eso he de ir con cautela, sobre todo en estos momentos de operación a corazón abierto y otros abismos, como ahora...
...En estos días sentí una cierta melancolía. Me llegan emails de editoriales, de editoriales minúsculas, de editoriales pequeñas y sexys, con su programa de firmas: hay amigos, desconocidos, que van a estar firmando libros... ...Yo nunca he estado en ninguna feria del libro como autor, firmando libro, mirando a los ojos y conociendo el rostro de quien haya leído mis cosas, y me habría encantado hacerlo. Quizá algún día lo haga, o no. Mientras tanto sigo aprendiendo a escribir...
...Ahora estoy empeñado en dar saltos mortales: de la novela voy a dar el salto al relato, y, en el más difícil todavía con redoble de tambor, ando enfrascado en el aprendizaje de guiones...
...Vuelvo a ir a clase a aprender, a tomar apuntes: la última vez fue en Nápoles, con una materia donde aprendí todo lo que ahora sé sobre el mesmerismo y los monstruos de feria y los hipnotizadores. Durante las clases hago dibujos, y algunos de ellos me gustan, y quisiera que tú los conocieras...
...Muchos son completamente absurdos, como la sentencia del supremo contra Pepe Rubianes, que está muerto y además era un hombre libre que hacía reír a mandíbula batiente, como quiero yo reírme ahora, para celebrar la vida y sus sedimentos o simplemente para reírme a mandíbula batiente...
...Muchos de esos dibujos son siluetas inexplicables que ni siquiera sé por qué garabateo en el cuaderno, pero que terminan bailando tango o bossa-novas con las palabras. Nadie sabe qué hay detrás del impulso de ponerse a dibujar...
...O en el impulso de volver a escuchar los casettes que, en la maravillosa época Spotify uno se grababa artesanalmente con todo el cariño del mundo hacia los sonidos. Y grababa encima de otras cosas, y todo se terminaba convirtiendo en un indicio del caos muy parecido a lo que hoy está en el disco duro de nuestros ordenadores: radiografías de lo que íntimamente somos...
...Hace poco a Stalker se le ocurrió un cuestionario con preguntas. Yo lo rellené y se lo mandé. Una de las preguntas era cuál era el mejor piropo que me habían dicho: mi prima María dijo un día que yo era un artista con duende. María sabe de sobra lo que es el duende, por eso me pareció conmovedor que ella dijera algo así de mí. Es bonito sentir ese cosquilleo de orgullo...
...Ella no lo sabe, pero si Eric Clapton buscaba esa nota que hiciera llorar a todo un auditorio, yo busco ese guión ante el que no pueda resistirse, despacito, como me gusta a mí hacer las cosas, pero irresistible...
Foto: Delfina Blaquier
...Al final, con todas las historias, lo único que buscamos es no morir de frío, sentirnos arropados por las topografías que necesitamos, mover la cola como un perro...
Foto: Delfina Blaquier
...Necesito el sur, lo necesitan mis células, lo necesitan mis latidos, el cielo de mi boca...
...Y necesito acortar todas las distancias, ver cómo esas lágrimas negras al otro lado del espejo se convierten en una mueca parecida a la sonrisa...
"Cuando relato mis trashumancias, mis caídas, mis delirios y mis secretas orgías, lo hago únicamente para detener, ya casi en el aire, dos o tres gritos bestiales, desgarrados gruñidos de caverna con los que podría más eficazmente decir lo que en verdad siento y lo que soy" Maqroll el Gaviero. (Álvaro Mutis)
PARANOICA FIERITA (Editorial Carpe Noctem, 2022)
TEXTOS ENGORDADOS Y OTRAS ESPECIES
Proyecto literario digital
CRIMINALMENTE BELLA (Editorial Alegoría, 2016)
(Edición y prólogo)
MONSIEUR WITNESS (2015-2016)
Proyecto literario digital
FALSA ANTOLOGÍA COMPLETA DE LOS POETAS INCENDIARIOS (Editorial Alegoría, 2014) *
(Edición y prólogo)
EL HOMBRE QUE DECÍA HABER SALVADO A REBECA B. (Editorial Alegoría, 2013)
ÚLTIMAS 2 HORAS Y 58 MINUTOS (Lengua de Trapo, 2008)
Últimas 2 horas y 58 minutos. Primera (o segunda) parte.
*
Últimas 2 horas y 58 minutos. Segunda (o primera) parte.
Nací el 2 de julio de 1978. Soy músico, escritor, viajero. Estudié en el Conservatorio de Sevilla. Me licencié en filosofía por la Universidad Oriental de Nápoles (Italia). He tocado todos los géneros literarios, incluido el curriculum vitae. Escribo novelas, relatos, poemas y guiones, compongo canciones y toco el piano. Mi espectáculo musical se llama Migue y el fabuloso trompetista invisible. He vivido en Alcorcón, Sevilla, Londres, La Habana, Ciudad de México, Bogotá, Buenos Aires, Nápoles y Madrid. Algunos de mis relatos han aparecido en antologías, revistas, fancines o rocambolescos folletines olvidados. Me gano la vida como buenamente puedo (casi siempre de forma legal). He publicado dos libros: "Últimas 2 horas y 58 minutos" y "El hombre que decía haber salvado a Rebeca B". Y he editado "Falsa antología completa de los poetas incendiarios". Para ser feliz me basta un piano, una playa desierta, buena compañía. Thelonious Monk ya inventó casi todo lo que se me ocurre. De mayor quiero ser Jacques Brel o Leonard Cohen.