domingo, 28 de agosto de 2011




...Acaricio el arsenal, cálido, como tu alma, como una errata...
...Es absurdo hablar a estas alturas del asfalto: buena parte de los rock and rolls y de los blues giran a su alrededor en reverencias sonoras. Es absurdo hablar de la puesta de sol, de la música, del sonido del motor, de la soledad, del olor, del alcohol, de las tres heridas, de cómo engañar al dolor, de cómo emborracharse, de cómo cantar haciéndole la segunda voz a Pappo, mientras uno se jura no regresar jamás...



...Hubo otro huracán que se llamó Irene. Pasó en octubre de 1999 por La Habana. Yo estaba allí. Tapamos las ventanas con sacos de arroz. Todo quedó cerrado. El único vínculo con el exterior era una radio con pilas en la que no había ni radionovelas ni música, sino información sobre los movimientos del huracan. El arroz era vietnamita. La luz se fue. Las velas danzaban en toda la casa. Era imposible leer. El tiempo y el viento se sucedían a ráfagas feroces. Bebía ron y esperábamos. Me acordaba de Cayo Largo: Bogart y Bacall encerrados con aquellos tipos, esperando que todo pasara. Sabiendo que algo se iba larvando..



...Nueve meses después del paso del huracán Irene fui haciendo auto-stop de La Habana a Santiago. Me acordaba de ello cuando volvía de Córdoba, y el horizonte de la carretera era un inesperado telón de fondo. Todavía te olía en mi cuerpo. Te olía y veía el horizonte y sonaba un blues de Pappo. Puede ser que no te olvide nunca. Hacías auto-stop y yo quise ser ese tipo que te recogía y te llevaba al lugar que habías escrito en el cartel. No diré nada más de ti. Nunca soñarás conmigo. Como en los trenes nocturnos, como los besos en los trenes nocturnos. Te camuflo por pudor, porque casi no entiendo nada, porque nos reímos en el coche...
...Y porque la felicidad es un acogedor revólver...



Miguel Ángel Maya
Sevilla, 28 agosto, 2011

P.D. Las fotos están tomadas de aquí.
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