martes, 27 de octubre de 2009

¿Dónde están las historias?

"Los cuentos no se inventan, se heredan"
Edgardo Cozarinsky ("El rufián moldavo")

...Carolina León me invitó anoche a ¿Quieres hacer el favor de leer este libro, por favor?, el programa de radio que tiene los lunes en Radio Carcoma... El tema del programa era “¿por qué seguimos leyendo cuentos?”...
...Yo creo que seguimos leyendo cuentos porque nos pasamos la vida buscando historias, soñando historias, necesitando historias, deseando que nos pasen cosas, o bien saber que, al menos, pasan cosas... Tal vez todo sea una cuestión de percepción o de supervivencia: queremos vivir y no hay nada mejor para ello que percibir que estamos vivos: tocarnos el corazón y saber que late, ya sea por hipocondria o por amor, respirar...




...Yo quiero pensar que las historias viajan en el azar, en esas conjunciones de casualidades inverosímiles que de pronto nos zarandean...
...Cuando era chico no quería dar muchos besos por si se me gastaban: supongo que quería guardarlos para no sé qué sueño imposible, para no sé qué ocasión, qué cielo de qué boca, si ni siquiera sabía que los cielos de la boca existían. Ahora, como con los besos (o al contrario), me doy cuenta de que me pasé la vida buscando historias (pero no para quedármelas), y que tuve muchas, pero algunas se me olvidaron, otras se me gastaron, otras ni siquiera las recuerdo como mías. A menudo me pasa con JR: no sé si cuento cosas que le pasaron a él, si él cuenta cosas que me pasaron a mí, o si ambos fuimos enriqueciendo el cuento hasta apoderárnoslo sin ningún tipo de pudor...



...Sigo dándole vueltas a esos momentos donde sabía que había una historia: todos los equívocos telefónicos: alguien que llamó a mi casa llorando, una noche, y se encontró con mi voz en vez de con la voz que necesitaba; un hombre que dejó una pésame en el contestador; dos mujeres de El Escorial que dejaron un mensaje en el que le decían a una tercera que iban a ir al día siguiente a rezar el rosario a casa de una cuarta. Las fotografías que encontré en un cubo de la basura en Nápoles, en la que aparecía siempre la misma mujer desde su juventud, su boda, su primer hijo, su segundo hijo, su tercer hijo, su cuarto hijo, su primer nieto. ¿Por qué estaban en la basura? ¿Qué historia escondían? O las fotografías de una pareja a lo largo de los años (desde la adolescencia hasta que fueron padres), destrozadas, junto a las cartas de un hombre que escribía desde la mili a una mujer embarazada,también rasgadas por quién sabe qué imperdonable desengaño y que encontramos una noche cerca de La Carbonería, en Sevilla. Las fotografía de esa mujer (su biografía en imágenes desde pequeñita) que encontré en una tienda de antigüedades de Brooklyn. Alguien llorando en una estación, o mientras habla por teléfono, o mientras lee un libro en un tren...

...Hay una historia en todos los claroscuros de quién fue el padre de mi padre: dónde encontrar una foto suya, en las triquiñuelas que habría que hacer para encontrar una foto suya, o en cómo encontrar a los descendientes y a los descendientes de los descendientes, en la verdadera relación que mi abuela tuvo con él...
...Hay una historia en la noche del golpe de estado de Tejero que tengo pendiente: algún día escribiré una novela y contaré la historia de un tipo que intercepta conversaciones entre la Casa Real y los militares...

...Mi abuela Ana María se me fue sin que llegara a contarme aquello de las figuritas de escayola de Laurel y Hardy que pintaba y vendía. Siempre pensé que había tiempo de sobra, que algún día se lo preguntaría, hasta que un día, de repente, se llevó esa rocambolesca historia consigo...

...Hay una historia que persigo en ese tipo llamado Siegfried Mier, sobreviviente de Matthaussen gracias a que un refugiado republicano lo adoptó. Me enteré fugazmente en un documental que Saturnino Navazo Tapias, el refugiado político que lo había ayudado, había sido jugador del Betis. Desde hace tiempo que andaba buscando historias sobre el Betis campeón de liga de 1934 (con aquel entrenador irlandés que antes había entrenado al Racing de Santander, con aquel equipo que la Guerra Civil desmembró...) y quién sabe si Saturnino Navazo Tapias formaba parte de ese Betis del 34. Necesito saber la historia que esconden todas las interrogaciones, está ahí, lo sé, y necesito contarla... No sé por qué, pero intuyo que una vez que empiece a investigar, la historia va a ser mejor de lo que imagino...

...Tras la muerte de Andrés Montes he venido a saber por un artículo de Quique Peinado en Marca que Montes era hijo de Zenaida Manfugás, una de las grandes pianistas cubanas de las que yo estaba investigando para Criminalmente Bella. Dice lo siguiente: Conocer a Andrés Montes es conocer su vida. Nacido de madre cubana y padre gallego, ella, virtuosa pianista llamada Zenaida Manfugás, lo dejó criarse con Lore, un ama de cría, mientras ella recorría el mundo de recital en recital. Cuando su madre biológica volvió a buscarlo, ya adolescente, Montes la rechazó. Lore era su madre. "Cuando ella viene a España, la Reina va a los recitales", contaba Montes a sus más íntimos sobre la mujer a la que no llamaba madre.

Apenas uno indaga en la vida de la gran pianista se da cuenta de que todo encaja: En 1949 debutó como pianista en el Anfiteatro de la Avenida del Puerto, en un concierto de la Banda Municipal que dirigió Gonzalo Roig. Cursó luego estudios en el Conservatorio Municipal, y gracias a una beca del Ministerio de Educación en 1952 pudo viajar a España. Allí tomó clases en el Conservatorio de Madrid, donde tuvo, entre otros profesores, a Tomás Andrade de Silva. De aquellos años guarda un hermoso recuerdo, pues, según ella, en España logró realizar todo lo que no pudo hacer en Cuba, donde, a pesar de contar con el apoyo de músicos del prestigio de Roig y Lecuona, encontró muchas trabas por su doble condición de mujer y de negra. Pero es necesario cubrir con una historia el claroscuro que dejan los interrogantes...

...Quién sabe si su hijo terminó rechazándola el mismo año en que ABC publicaba esta crónica sobre un gran concierto suyo en los Reales Alcázares en Sevilla...
...Qué historia, ¿no?, qué azar jugoso...



...Son un puñado de historias que ahora me vienen en mente, y que están ahí, no a la espera de palabras (no, las palabras son simplemente el síntoma de esa fiebre ávida), sino a la espera de tiempo, de espacio, de que alguien descorra el telón y las ilumine con toda la emoción y el atolondramiento torpe y el ansia de las primeras veces...

...Hay una historia en todo aquello que no te dije, en los besos que no te dí, en los secretos que me guardé, en estas palabras que ni siquiera de puntillas llegan a saborear el magma que las sostiene...
...Incluso en tus ojos de gata casi obscenos hay una historia...
...Maldito iceberg helado...

Miguel Ángel Maya
27 octubre 2009

viernes, 23 de octubre de 2009

I remember


Is this love? Is this porn
Damien Rice

...Madrid amanece. Desde aquí veo los tejados, en los que siempre busco gatos, como en este diario que se debate entre el pudor del pornógrafo y el exhibicionismo del beato. Desde la ventana veo la enorme terraza de Gatsby. Incluso cuando el verano era terminal casi cada noche hacía una fiesta. No hay gatos ni luz ahora que los ejes de la tierra (que también me gusta que suenen, pa qué los quiero engrasar) y el sol y esa danza de órbitas se empeñan en llevar la primavera al hemisferio opuesto al que yo me encuentro...
...Se mueven cosas. Algún día contaré anécdotas acerca de mi doble vida (la de señor serio y la del escritor con una cara de amateur que no puede con ella y cuyos rasgos caricaturescos se acentúan más en ciertos hábitats como el de anoche), del dinero que me deben o debo, de los ladridos de los perros, de las putadas de la vida, de la mala vida, del peor maquillaje, del mejor cuerpo, de cómo ansío, de nuevo, el mar; de cómo lo necesito, de cómo lo espero, y me inquieto como un lobo excitado, como el pianista del océano de Baricco (¿Por qué pienso tanto en ese libro si me dejó absolutamente frío y le pillé todos los trucos? ¿Porque el protagonista es un pianista y está en medio del océano? Vamos, Miguelito, te creía más evolucionado, más gourmet, no sé, menos vulnerable. Pues ya ves, le digo al amateur que me mira en el espejo. Bajo el revólver, claro). A veces una concatenación de hechos lleva a un trago casi tan amargo como un paté de foie de una oca cirrótica. Sé que lo de la oca cirrótica lo he soñado esta noche. Sé que también he soñado con un parque de La Habana donde no me dejaban entrar. Creo que sé por qué he soñado todo eso, pero soy un pornógrafo pudoroso...
...Decía que se mueven cosas. Anoche sin ir más lejos, por ejemplo, volví a encontrarme con gente y conocí a gente. Uno o dos. Me guardo el as en la manga, claro, pero sé que estos encuentros no son fortuitos, y menos justo ahora que empiezo a escribir guiones y sueño con fotogramas de películas antiguas y Greta Wenderglaszt ha decidido escaparse de Cabaret en las tripas del difunto, y nadie puede hacer nada, y se va acercando un excitante punto y final...
...No creo que haya escrito todo esto porque Madrid amanezca. Tiene que haber algo más, pero no sé qué. Siempre terminan faltando gatos...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 23 octubre 2009

miércoles, 21 de octubre de 2009

Lengua sin trapo




...Ayer recibí este email:

Queridos amigos:

Como muchos de vosotros ya sabéis, se nos acumulan los acontecimientos para celebrar: gente nueva en la casa, un nuevo premio de novela, abrimos sede transoceánica y, sobre todo, seguimos siendo Lengua de Trapo.

Por todo esto, y por lo otro que ya iremos desvelando:

El próximo jueves 22 de octubre a las 21.30 horas nos encantaría veros a todos en La Feúcha (c/ Calatrava, 14).

¡La primera copa corre por nuestra cuenta!

Os esperamos.

LdT,
desde hace 15 años
pura literatura sin corta
r

...Eso de que la primera copa corre por cuenta de ellos igual no es literal del todo, pero lo de la fiesta sí...

...Lengua de Trapo ha estado bailando en una cornisa como una diva borracha, nadie sabía si caería al vacío o si resucitaría, porque andaba medio rara. Afortunadamente ha sido lo segundo. Y yo creo que estas cosas hay que celebrarlas...

Miguel Ángel Maya

Madrid, 21 octubre, 2009

martes, 20 de octubre de 2009

Otoño



...Vuelvo. La música es agria, aunque se llame Coltrane, como el cielo de Madrid. Los regresos suelen tener algo de esa fruta que se queda en la nevera, fría, y cuyo olor impregna todo lo que hay dentro después de un poco de paso del tiempo (aunque sólo sea un poco). Trato de ordeñar ciertos papelajos escritos con tinta azul parker y pluma estilográfica y que quieren ser poesía, pero no lo son, nunca lo serán. Es como cuando en Sevilla ponía mis dedos sobre las teclas del piano. Y no. Tampoco. Sólo una tarde hubo música. Sólo una tarde se conjuntaron no sé qué astros y hubo música. Estaban en los dedos, no en las teclas. No siempre me doy cuenta de eso. Siempre equivocándome con la realidad, como un cachorrillo...
...Tengo el final de un libro pendiente y el principio de otro. Tengo todavía al menos un cambio de piel por hacer: desnudarme de ciertas cosas, vestirme con otras ropas, volver a desnudarme, vestirme, mediante el método del ensayo y el error, que no sé si es un método o un modo desesperado y simple de hacer las cosas. Como huir, dicen, aunque huir tiene mala fama, no sé por qué. Tengo pendiente, en fin, eso que solemos llamar otoño...
...Si no fuera por el cielo y por la amenaza de lluvia y por todo eso que tengo que lamerme todavía (como un perro perdido que deja de ser cachorro en un callejón oscuro después de una pelea) no estaría tan mal...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 20 octubre 2009


sábado, 17 de octubre de 2009

¿Dónde están las llaves?

...Es una putada que se extingan ciertas voces, que se apaguen, de repente, incomprensiblemente, dejándonos despistados y a la intemperie, sabiendo que nunca más nos vamos a reír con sus ocurrencias imposibles en mitad de un partido...
...Lo que hacía frente a los micrófonos me parecía extraordinario, diferente, original, divertido, absurdo, surrealista...
...Pocos hallazgos narrativos igualan al de llamar Bogart a Xavi Hernández. Nadie ha definido mejor a Xavi que él...
...Y ahora, ¿dónde están las llaves, Salinas?...

Miguel Ángel Maya
Barcelona, 17 octubre 2009

jueves, 15 de octubre de 2009

Famous blue raincoat



No seas caradura,
yo ví cómo te miró.
Kevin Johansen

...Dejé el Sur relamiéndose los bigotes, con la misma caricia de perro de siempre a medio terminar, a medio caer, a medio adormilarse entre algodones, al lado del camino, a la intemperie...
...Me pasaron demasiadas músicas por encima, y volví a encontrarme, no sólo con esos famosos abrigos azules por los que antes habría dado la vida, sino también con bombas de insomnio: alguien me disparó dos o tres veces con un revólver en cuyas balas se hablaba del embarazo de cuatro meses de quien durante mucho tiempo fue algo parecido a la mujer de mi vida...
...A veces, que te disparen así es como si fueran las cuatro de la mañana, y fuera cuatro de diciembre, y la ciudad estuviera fría, a pesar de la música, y uno dijera: “volviste sin Lili Marlene de la estación”...

...Me hubiera gustado encontrarme con ciertas personas, pero supongo que deliveradamente decidieron desaparecer del combate, o en el combate; o que simplemente dormían mientras estallaban dos o tres guerras diminutas... Quién sabe, ¿no?...

...Lo más bonito de todo lo que tiene que ver con la música y con el paso del tiempo (que tal vez sean dos maneras de llamar a lo mismo, creo, espero, quisiera) fue, por ejemplo, volver a encontrarme con quien fue el mito erótico de mi infancia, volver a bailar con ella, volver a mirarnos, y saber que entre nosotros todavía se sigue adormilando un gato nervioso, ahora tierno, felizmente tierno, ahora convertido en un abrazo largo, de esos que contienen todos los mares del mundo, y ese mar trae restos del naufragio con la marea, y también trae la música lejana de la alta mar, y la alegría de las lenguas que no se olvidarán nunca, por azarosas que fueron, como en esa canción de Krahe en la que los dos se ocupan del mar con una ternura espeluznante...

...Ahora estoy en Barcelona terminando de perfilar junto a Martín el cómic de Cabaret en las tripas del difunto, y escucho los sonidos desde la ventana, y recuerdo el Sur, la dama de noche, ese famoso abrigo azul, y la voz de Kevin Johansen dice te llevaste el vestido y me dejaste el amor.

Miguel Ángel Maya
Barcelona, 15 octubre 2009

jueves, 8 de octubre de 2009

Con diez años de menos

Si diez años después te vuelvo a encontrar
no olvides que soy distinto que ayer
pero casi igual
Los Rodríguez
...Y dejaremos juntos
sobre cada cadáver una última lágrima
que sonría distante,
descubierta en la sombra
como diciendo adiós.
El largo adiós, amor, que tú sugieres
Luis García Montero

*




...Hace diez años estaba temblando sobre la cubierta de un catamarán en Portobelo, Panamá. Lo he leído del puño y letra de quien yo era diez años atrás. Reconozco la letra, la sangre, la tinta azul, la pluma parker, la descripción de la noche en la que las estrellas iban una a una brotando tan suaves como determinantes...
...Anoche desempolvé algunas de esas fotos, y me ví a mis mismo diez años atrás: mi piel, mis latidos, mi saliva, mi recuerdo...

...Ésta fue la habitación que dejé diez años atrás...

...Ahora tengo todavía el sabor de gin-tonic con bombay que me he tomado en la Alameda, tengo todavía el largo aliento de la noche, calma, fresca, afuera, y suena la música necesaria de Zappa para que el sueño todavía no me venza, no termine por vencer mis ganas de rumiar este recuerdo...

...No sé, ahora, dónde está el límite en el porno o en el exibicionismo. No sé cuánto derecho tengo a publicar los rostros que pasaron por mi vida, los azares, las cicatrices, los desencuentros, la felicidad, la desolación, de diez años atrás...

...Me doy cuenta de que diez años medidos en decepciones o en dolor se convierten en una intensa décima de segundo...

...Yo quería ser una peonza encendida que girara a la velocidad de la luz... Yo quería con todas mis fuerzas, no irme donde la yema de mis dedos tuvieran el coraje de recorrer en el mapa, sino que Moby Dick se dejara atrapar...

...Que mi Moby Dick me quisiera: eso quería... Quizás lo de los mapas vino después, con el aprendizaje de la decepción o con la decepción del aprendizaje, el reverso, la coartada a mi epicentro hecho añicos, los poemas de Oliverio Girondo, los labios y las pieles donde pretendía olvidarme de la maldita ballena que siempre se iba, como la ola esa de mar que traía esa caracola y que a la vez te la quitaba...

...No sé hasta qué punto tengo derecho a usar rostros, vidas, algunas de las cuales son imprescindibles, terriblemente imprescindibles, diez años después; y algunas otras han caído en un olvido tan azaroso como proporcional a la importancia que alguna vez tuvieron...

...Nunca he podido explicarme ese despropósito, y nunca supe dónde estaba el truco cuando había truco, cuando yo tocaba el cielo con las manos (hablo de más allá de hace una década, claro, hablo de cuando Jacques Brel ni siquiera me había abofeteado los tímpanos... De eso hablo)...

...Hablo de cuando Caja de Versos, por ejemplo, de cuando yo tocaba el piano de La Carbonería el día antes de irme a Lisboa en la enésima dulce batalla con mi Moby Dick. Hablo de cuando David Jota recitaba poemas, bajo la auténtica mirada del poeta Ortiz, y bebía moscatel, y yo tocaba el piano con un sombrero, y Roberto y Aubry se sentaban detrás...

...Yo decía: ¿qué me duele?



...O hablo de mi primer encuentro con La Habana. De eso ni siquiera hace diez años, sino doce, o trece... Estoy hablando de mis tumbos, de mis temblores, de mis inicios en la piel, en la amalgama de músicas, en ese movimiento de peonza enloquecida porque algo me dolía y tampoco tenía muy claro qué ni contra qué tenía que morder...
...Ni siquiera ahora lo entiendo del todo, pero ahora tengo la coartada de la ginebra, de la madrugada, como si hubiera lloviznado y sonara una canción de Leonard Cohen cantada por un impostor...
...Ni siquiera ahora...



...La foto de arriba me llevaría, más tarde, de nuevo, a La Habana, porque la premiaron en un concurso de una de esas asociaciones de amistad que tan flaco favor hacen...


...Sigo en los prolegómenos: cuando me fui a Londres y me especialicé en cocinar rata a la parrilla en la cocina del Burger King de Paddington...
...En Londres, casualmente, el azar me brindó conocer probablemente a gente imprescindible, ahora, diez años después...
...Ahora imagino al escondido Bardot descojonándose al verme de uniforme. Ahora, que soy un escritor de culto, queda muy ridículo, pero no sería honesto despojar de mi pasado la rata a la parrilla, las mezquindares del fast food. Aunque sólo sea para saber qué no hay que hacer en literatura...


...Lo primero que recuerdo de Braulio, por ejemplo, fue su tortilla de patatas en Tent City...
...Esto era Tent City hace diez años... No sé qué clase de manicomio con malahierba será ahora...





...Como siempre, me llama la atención en las fotografías, esos rostros que, por casualidad, aparecen y de los que ahora no recuerdo nada. Un tipo que pasaba por ahí, sin comerlo ni beberlo, y su imagen fue captada en esa centésima de segundo que duró la apertura del diafragma, ajeno a lo que el futuro tramaba, a as vueltas de tuerca de la terca vida...




...Quiero escribir todo esto sin dar nombres, tratando de leer en mis cuadernos de entonces qué pasaba por mi mente y por mi piel, por qué una tarde compré por ejemplo una entrada para ir a ver a Prince a la Brixton Academy y luego le dije que me iba con ella a París, mientras comía unas patatas fritas que compraba en el fish & chips de la salida de metro de East Acton...

...Y por qué anduve por los tejados de París, y por qué ahora, sólo ahora, vuelvo a los tejados de París que aquella vez se quedaron infectando mi piel de cronopio desolado, porque en París me quedé solo, oliendo su piel, retumbando en mis oídos no sé qué acerca de mis manos...

...Mas allá de diez años atrás también viví mi primer Nou Camp. Hay quien dice que esperé demasiado. Yo no estoy tan seguro...
...De esa época recuerdo un verano haciendo encuestas por Barcelona, entrevistando locos hasta las tantas de la noche, y regresando al piso que Braulio había apalabrado en la Calle Nápoles... Diez años después todo aquello no deja de ser paradójico...
...Es curioso, diez años después sigue estando el CD que le robé a Braulio con canciones de Calamaro, grabado por él, ahora mismo lo estoy viendo: está entre el Casa Babylon de Mano Negra y entre The Dock of the Bay de Ottis Redding...
...Y con el premio que me dieron los de la Asociación de Amistad Hispanocubana Bartolomé de las Casas de Sevilla me fui a La Habana, pero no fui solo...
...Cómo hacer para no dar nombres, para que en este diario sin gatos no aparezca esa intimidad desmedida, esa perenne tentación de telenovela que siempre sentí cuando hablaba de Moby Dick, cuando soñaba con esa piel...
...Hace un rato se lo decía a Marichi, en La Alameda. Ella tenía un mojito en la mano y yo un gin-tonic, y yo quisiera gritar a los cuatro vientos el porqué de esta memoria enrojecida de repente, hoy, esta noche, si ya no maúllan gatos y Sevilla no es la Sevilla que me dolía hace diez años... Aunque regresaba, lento, y al pasar por el Naima he tragado saliva...




...Eso sí, la amalgama musical de La Habana, Crimalmente Bella, el ritmo, las cuerdas vocales curvas, los gatos nerviosos y los secretos musicales que poco a poco fui descubriendo yo solito me los desveló ya ella...


...Un vestido y un amor y una brutal puñalada...
...Por no decir cosas mucho más terribles y porque las palabras no llegan a... No llegan a...
...Lo que pasa es que nunca supe qué coño es la poesía y nunca supe explicarme del todo bien ciertos trucos...













...Después del huracán hice esta foto...
...Creo que es lo más bello que ha captado mi pupila nunca...
...Yo es que no soy mucho de pupilas, claro. Yo soy más de tímpanos reventados por timbales incendiados, por poner un ejemplo...

...Y regresé, y decidí que mejor no...
...Me decidí a desistir para siempre de Moby Dick... Afilé mis colmillos, hice malabares, busqué pieles con más pena que gloria (alguna vez encontré gloria con más pieles que pena, pero fueron las menos), me pregunté cómo sería eso de follar contra alguien, y recurrí a una suerte de método Stanislawsky que me llevara al olvido, aunque fuera un simulacro de olvido apuntalado...
...Lo que más encontré, sin embargo, y a pesar de la sed, fue sensualidad, caricias necesarias, con raíces o sin ellas, con sueño o somnolientas, da igual, aguas tranquilas en las que fondear de un mar antiguo que quería beberme...
...Y entretanto me hice músico de verdad...
...Ésta es la foto que yo siempre quise poner aquí, en este diario sin gatos...
...Fue por aquel entoces de bien en qué punto preciso de poco más o menos diez años atás cuando este personaje llegó a mi vida, todavía no sé bien yo de la mano de quién, pero diez años después sigue ahí, y el hecho es que no me acordaba que en el reverso de esta foto había una dedicatoria de su puño y letra en la que me despedía...
...Durante los meses en que había tratado de olvidarme de Moby Dick había ganado un concurso de novela en un pueblo de Almería y ya había decidido gastarme el dinero en hacer un viaje desde México a Buenos Aires...
...No sé qué derecho tengo a escanear lo que me escribió Lara, pero me parece emocionante, y me parece ella...
...Reitero mi perdón por el porno pero a a vez intento aquel que no me inquiete demasiado el pudor del pornógrafo...
...Empecé por Cuba, que me recorrí en auto-stop desde La Habana a Santiago. Conviví con pollos, con bananos, con puercos, con gente...
...Pero no, no quiero contar el viaje, sino hacer un recuento de las células de mi piel que por aquel entonces estallaban, los pliegues todavía no doblegados ante la felicidad o ante la tristeza, todas esas disyuntivas que yo no quería tocar con la yema de mis dedos ni que existieran...












...Me doy cuenta, diez años después, de que én la mayoría de las fotografías se retrata una ausencia. Siempre hay algo que falta,ya sea una artesana que vendía conchas de colores y que me invitó a tequila en el peor de los tugurios del puerto de Veracruz, ya sea eso que le faltaba a las gacelas de Saint-Exupery y que tanto nos puede...


...O un abrazo en pleno Zócalo de la Ciudad de México, como una repentina ráfaga de lluvia ácida y amarillenta, como la última esperanza... Diez años después me pregunto en qué saco roto quedó el espacio entre esos dos cuerpos, el cuerpo, las palabras que se estaban susurrando en medio de aquella danza inmóvil. Cuánto de ese abrazo queda en las líneas de las manos o de los brazos que rodeaban el otro cuerpo...

...O Darío Nardi, que es el tipo de la izquierda, que fue en esta misma azotea del Hostal Moneda donde me habló de sus Mariposas de Sadourní que ahora está por estrenar ya hecho película...
...Diez años antes Las Mariposas de Sadourní no eran más que un delirio revoloteando en su cabeza...
...O Nina y Nikki, que después de meterse bajo mi piel, con una guitarra y un prospecto de aspirinas: Nina tocaba la guitarra, Nikki fumaba y yo cantaba un prospecto de aspirinas (aquí nació Prospect Project, para haya ido a algún concierto del Trompetista Invisible), y no contentas con eso decidieron meterse como polizones en Últimas 2 horas y 58 minutos...

...Una tarde de lluvia, después de haber estado recorriendo la exuberante y colorida casa de Frida Kahlo y Diego Rivera, y la escueta y monacal casa de Trotsky, me resguardé casualmente en esta librería de Coyoacán...
...Podía haber sido un encuentro casual, sin más, pero al echarle un vistazo a los libros me encontré con uno: Volverlo a intentar, de Javier Salvago, editorial Renacimiento, Sevilla, ¿Qué coño hacía ese libro allí?...
...Gracias a esa pregunta me quedé en esa librería mucho tempo (yo creo que para siempre)...
...Graciela me invitaba a té y manzanas, iban y venían personajes, no sólo literarios ni de carne y hueso, y una buena parte de culpa de que me fuera quedando en Ciudad de México la tuvo esta librería...
...En Últimas 2 horas y 58 minutos se dice que por las noches, los personajes de los libros de las estanterías de esta librería formaban tertulia...
...No recuerdo el nombre de estas chicas, sin embargo con ellas viví una de las experiencias que recuerdo más intensamente: hongos alucinógenos...

...Fue en Mazunte...
...Puse mi hamaca en un tinglado que tenía montado un tipo que se decía la reencarnación de
Albert Einstein y que vivía con su hijo en aquel lugar...
...Tengo miedo de lo que diez años después pueda haber hecho la voracidad humana en aquel lugar maravilloso...

...Así fue la mañana que comí los hongos...
...He vuelto a leer en mi diario lo que escribí en aquel momento, pero siempre todo o casi todo queda más allá de las palabras, en la cuneta de las palabras, en los residuos de las palabras una vez que han estallado como un filamento que soporta demasiada luz...
...Mi viaje fue en francés y fue sonoro, con el rugido del mar Pacífico de fondo...
...Con el rugido de mi pasado de fondo...







...El último lugar donde terminé en México, acunado por la maconha de una brasileña llamada Carolina, fueron las ruinas de Palenque. Por las noches dormía en la hamaca al lado de un río...
...Mi miedo, cuando decidí abandonar momentáneamente las teclas de un piano, era que se me olvidara...
...Suena muy a Paulo Coelho o a espiritualismo barato, pero creo que en ese contrapunto selvático encontré una nueva exploración sonora y me hice mejor músico: ningún sonido musical por brutal e intenso que sea es capaz de igualar el contrapunto infinito de la selva por la noche...
...Después entré en Guatemala por la Selva del Petén...
...Éste es el río Usumacinta...

...
...También temo qué ha sucedido con El Remate, a orillas del lago Petén-Itzá, diez años después...



...Imágenes, puntas de un iceberg que ardía y que prefiero guardarme...
...Mi falso pudor de pornógrafo, mi exibicionismo recatado, como el de esas chicas que cumplen con la dosis de mojigatería estirándose de vez en cuando la minifalda hacia abajo, me impide verbalizar el humo azul del iceberg ardiendo...
...Un poco sigue ardiendo todavía el maldito iceberg...
...No hay deshielo...

...En el autobús desde San José de Costa Rica hasta Ciudad de Panamá conocí a una chica que se había enamorado de un trapecista cuyo circo estaba instalado en Panamá. Ella esperaba reunirse con él, quien le había propuesto entrar a trabajar en el circo...
...Yo vengo de gente de circo, por eso me gustan, por eso hay chicas que se enamoran de los trapecistas, o trapecistas que se enamoran de un payaso en las historias que escribo, y esa conversación nocturna en aquel largo viaje en autobús me ha dado mucho juego...
...Mi pregunta, diez años después, es dónde estará ella, en qué rocambolesco trapecio, en qué lugar del mundo, de la carpa del circo, en qué huida andará esta vez metida...
...En Ciudad de Panamá me alojé en el Hotel Central. En San Felipe. Me han dicho que ya no existe. El trapecista me miró con malos ojos cuando la chica le propuso que me quedara unos días en su rulotte, así que me busqué la vida...
...El Central era un hotel que sin duda se había quedado anclado en algún momento de principios de siglo. Era un hotel lujoso en cuya recepción varios carteles polvorientos conmemoraban la firma de un par de tratados de paz de no sé quién con no sé quién...
...Pero mi propósito en Panamá era entrar en el Puerto de Coco Solo porque sabía, alguien me lo había dicho, que de allí solían partir los barcos mercantes hacia Colombia...
...Pero para entrar en Coco Solo, la Jefa de los Puertos tenía que autorizar mi entrada en él... Busqué a la señora July de Lu y la encontré custodiada por un tipo que me me permitió el paso sólo porque era español y venía de la tierra de "Don Francisco Franco Bahmonde"...
...Cuando cuento esta historia casi todo el mundo piensa que me la invento...
...Aquí está el papel de July de Lu autorizándome la entrada en el Puerto de Coco Solo, en Colón...



...Los marieros de los mercantes se reían de mí al verme pedir trabajo en el muelle...
...He de decir que los kilos que yo iba perdiendo los iba ganando mi mochila a base de engullir libros y más libros...
...En Colón conocí, casualmente, a un mujer que un día antes se había encontrado un tipo en Ciudad de Panamá que le había dicho que tenía un barco y que tenía intención de viajar a Colombia...
...Lo llamé y sonó la flauta de Bartolo o la música del azar...
...Fui a Portobelo, en cuya bahía vivían Carlos y Rosana, dos brasileños de San Luiz, en n catamarán llamado Butterfly...


...Me quedé muchos días con ellos, porque me gustaba estar con ellos, y porque estaban esperando que les arreglaran un motor del catamarán para emprender el viaje a Cartagena...
...Finalmente me fui con un norteamericano...
...Diez años después sigo preguntándome qué fue de la rocambolesca historia de amor de Marco y Rosana (de nuevo el pudor del pornógrafo, de nuevo la inquietud por no saber si debería o no debería contar historias de otros aunque yo las haya hecho mías)...
...Qué engullir de la vida y qué secreto guardar...
...La eterna disyuntiva...





...La amigdalitis (después de los últimos cuatro días de tempestad) me dio de lleno en Cartagena, y gracias a ella pude leer muchos libros, ver muchas novelas donde salía Paola Andrea Rey, discursos bélicos de Andrés Pastrana, y estar mucho tiempo en esta casa...


...Luego me fui a Bogotá, donde me había propuesto encontrar a Freddy, un bogotano de quien me había hecho amigo en París, compañero del hostal al que me fui cuando me quedé solo y ella volvió a su trabajo en la biblioteca de Troyes...
...Y lo encontré...
...Gracias a él conocí a Ángela y a Javier...
...De nuevo la pornografía tiene un límite y me guardo un delicioso as en la manga, a pesar de la importancia y el peso que tuvieron en mi vida durante los años sucesivos...
...Prefiero dejarlo estar, porque tampoco debería yo andar escribiendo como en un reality, si acaso puedo amanetar metáforas, y, si la poesía se me dejara, tal vez escribir poemas en vez de estar aquí lidiando con este pudor de pornógrafo de diez años después...


...Bogotá me pareció feroz...
...Conocí a Yeimi en la puerta de una Universidad, cerca de la Candelaria, vendía artesanía, y tenía un hijo...
...Es curioso que contemplando estos puntos del tiempo detenidos en las fotografías, y viendo lo que pasó después, haya tenido que buscar en mi diario el nombre de esta chica, y volver a leer las páginas que le dediqué, y darme cuenta de lo mucho que me gustó en su momento...
...Diez años después, sin embargo, mi recuerdo recuerda apenas dos o tres segundos de ternura, un nombre olvidado, una vida dura, y la eterna pregunta de estos papeles desempolvados: ¿dónde andará? ¿qué será de su vida?...

...En esta librería, tanto la de Javier como la de Don Pacho, hay un punto de inflexión en Últimas 2 horas y 58 minutos, porque es aquí donde uno de los tipos compra el libro Casi Obceno, de Raúl Gómez Jattín... El libro que se pierde en el suelo de un taxi...
...A mí me gustaría saber estas cosas de algunos libros, por eso las digo, no es que me esté goytisolizando y me auto(ex)cite...


...Carlos Escobar, quien también tenía un puesto de libros usados y era (es, supongo, espero) poeta, amigo de Raúl Gómez Jattín, el primero que me leyó acompañado de ron, un poema de Jattín, o la Oración por Marilyn Monroe de Ernesto Cardenal, o en cuya voz oí por primera vez eso de "felices los normales, esos seres extraños; aquellos que no tuvieron una madre loca, un padre borracho o un hijo delincuente"...


...El viaje por el Amazonas también prefiero guardármelo...
...Pero no hay un solo día en que no recuerde ese río...
...Es curioso estar inmerso en el París de Rayuela, asomado a las páginas siguiendo los pasos del Club de la Serpiente, balanceándome en la hamaca, y levantar la vista del libro y encontrarse surcando las aguas de un río que de chico recorría de cabo a rabo con el dedo en el Atlas de El País...
...Emocionante...
























...De entre todos los rostros, los lugares que anoche decidi rastrear buscando arrugas en ese extraño órgano vital llamado alma, o piel, o juego de azar, entresaco un porqué...
..Por qué si lloviznaba en Sevilla, y anoche Sevilla estaba preciosa, de olores, de seducciones, tan puta y tan beata como siempre, tan pudorosa y pornógrafa, por qué busqué estas fotos y abrí el cuaderno de diez años atrás, cuando estaba bocarriba sobre la red del catamarán de Marco y Rosana en la bahía de Portobelo...


...Creo que la razón tendría que buscarla en un detalle que me pasó en Nueva York...
...En una tienda de antigüedades de Brooklyn encontré una caja con fotografías en las que aparecía, en varias, la misma mujer...
...En el reverso de las fotografías estaba escrita la edad: la foto en la que aparecía con menos
edad tenía quince años (era preciosa), en la foto donde aparecía más vieja la veía exactamente igual de preciosa, pero también marchita...
...El preciso punto que congela el diafragma de la cámara nos capta la piel que teníamos en ese momento, y no sé hasta qué punto esa piel es la misma después de tantas mudas, de tantos cambios, de tanto infierno, y ron...
...Qué células estallan más, como en la canción de Caifanes, qué ojeras nos alumbran, qué sueños seguimos albergando, masticando, bebiéndonos, despreciando...
...Por último, casi diez años atrás también empezó mi historia de amor y odio con y contra Nápoles...
...Ésta era mi casa, mafiosa y kitch, pero esta historia tal vez merecería otro espacio, otro tiempo, otro gin-tonic...
...Por más feroz que sea...
...Por más que duela...












...El último recuerdo que tengo de diez años atrás es en Mazagón, con Lara, en camas separadas... Chavela Vargas cantaba que uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida... Tal vez por eso fue, quién sabe...
...En la playa nos reconocíamos y nos olisqueábamos, nos lo íbamos lamiendo todo y nos reíamos a mandíbula batiente o nos estremecíamos con cada palabra que se le había ocurrido al otro...
...Hacíamos cadáveres exquisitos por el día...
...Por las noches bebíamos ron...
...Diez años después las células de mi piel siguen estremeciéndose, estallando ante el paso de esos aromas que lo destrozan todo... Eso sí, sigo sin saber qué coño es la poesía, y mira si se me han clavado pupilas azules en la piel, y colmillos, y años...
Miguel Ángel Maya
Sevilla, madrugada del 8 al 9 de octubre de 2009