5:04 am
...en todas las novelas galantes. Hoy me talan como a un olmo enfermo. Mañana me erigen en cualquier parqueadolescente. Por algo son ustedes los dueños de las cosas. Los amos del planeta. Dicen. Amos y siervos. ganadores y perdedores. Sabios y necios. Son demasiado precarias las fronteras para tantas afirmaciones. Pero hay peligros: son ustedes los dueños de la palabra, pero no del silencio. Les falta todavía demasiado para descifrar ese lenguaje final que es el silencio. Su sintaxis minuciosa, su gramática subrepticia. Hasta tanto, no descubrirán la sabiduría del silencio; tan distante de la otra, que no necesita formularse. Ustedes se dicen, por ahora, los dueños de las cosas. Un universo objetuario, esa excrecencia en el costado del universo, les pertenece. Destruyen y fabrican, con los despojos e las viejas cosas, cosas nuevas. Los dueños. Esa palabra rotunda. ¿Por cuánto tiempo? Nadie sabe. ¿Para siempre? Eso no pasa de ser una alegoría típicamente humana. Ya hay otros hombres poseídos por los objetos que poseen. Las apariencias son engañosas. Ya te darás cuenta. Un fusil puede creerse dueño de la mano que lo empuña; y un hombre, del televisor que lo hipnotiz. Sobre todo, porque oprimir el disparador o el botón suelen tomarse como actos voluntarios. El libre albedrío. Esa es la trampa. Pero esto es una disgresión. Aunque a veces las disgresiones son más interesantes que el tema (escucha a Mozart si no). Todavía. Antes, concretemos. Buscas la sustancia de la ciudad en los objetos. Crees adivinar en ellos la huella inequívoca de los hombres. Pero las huellas de esa categoría no existen. Si logras una ciudad inequívoca, creerás que es esa, porque lo inequívoco siempre es convincente. Pero habrás perdido el camino. la ambigüedad es, como el espacio, el medio donde habitan las cosas. Más te valdrá encontrar las piezas con qué armar todas las ciudades que son, las que podrían ser. No acampar en esa ciudad cuadrapléjica que... [continuará]
"Habanecer", Luis Manuel García, Mano Azul Editora.
...P.D.: Andan preocupados, dicen, porque el Comandante ya no escribe sus reflexiones en Granma: era el último nexo con la palabra, con el mal llamado logos, con el Verbo con mayúsculas. Pasó de extender palabras en un inmenso espacio de tiempo (discursos verborreicos de siete, ocho horas, monólogos aburridos que todos calificaban de ocurentes y brillantes, cuando sólo basta escucharlos para desmontar, también, la fama de orador brillante y hombre inteligente) a hacerlo en un pequeñísimo espacio físico en el periódico más escuálido del mundo, apenas cuatro paginitas de propaganda y sinsentido. Quién sabe si el Comandante se está convirtiendo en Puro Intelecto, los pelos de su barba son ya apenas atisbos de pelo arratonado bajo un mentón tembloroso y babeante, y no necesita ya de las palabras para comunicarse. Quién sabe si ha llegado ya a ese sublime estado sin retorno en el que las palabras y las cosas forman un nirvánico amasijo de... en fin... Quién sabe, ¿no?
Miguel Ángel Maya.
Madrid, 15 enero, 2009.
jueves, 15 de enero de 2009
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2 comentarios:
Quién sabe, sí. Podrías estar escribiendo sobre eso más horas que habaneciendo. Por cierto, me encanta lo de arratonados.
Y Habanecer, la filosofía. ¿De qué habla? Habla de eso, supongo. De eso gigante y enquistado encerrado, ya sabes, de eso.
Pero yo lo he leído como si todo el rato hablara de escribir. De armar lo que hay ahí dentro de la mollera dando tumbos. Será que estoy obsesionada. A ver si la parte 3 me saca del entuerto.
Un abracísimo, Nápoles.
..."Habanecer" es una historia poliédrica que empieza a media noche y termina cuando La Habana ya ha amanecido, a las doce del mediodía, cuando ya la ciudad ha alcanzado su ritmo. Me recuerda un poco a la película "Suite Habana". Hay un narrador pero a la vez son muchos. Éste, en concreto, es uno de los que a mí más me han gustado: es un banco de un parque, descuajaringado, que le habla al narrador. Y sí, yo también veo que el narrador se está hablando a sí mismo, diciéndose qué y cómo tiene que escribir ese "habanecer" que se propone. Yo también creo que habla de escribir. Y además, sabía que tú verías eso, y, en cierto modo, lo he puesto para que veas qué hermosa idea de la escritura tiene el banco de este parque habanero... Mañana veremos lo que dice a las 5:05 am... Baci e baci...
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