...Conducíamos desde Toledo, a través de la noche, por la A5: ahora me gusta bajar al sur por ahí, porque abro la ventana y el aire es húmedo y huele a hierba. La luna nos acompañaba, llena, repleta, silenciosa. Él dice que vio al menos dos estrellas fugaces. A mí me gusta pararme en las gasolineras, y oír el viento, y oler la vegetación, los excrementos, la vida. Hablamos. La radio emitía música. Jorge Drexler, por ejemplo, James Brown, por ejemplo. O el Sevilla-Madrid. Hablábamos. "¿Te acuerdas de cómo jugaba Guardiola?", o, "¿Te acuerdas de cuando yo estuve con I. o de cuando tú estuviste con L.?". Rastreábamos nuestros pasos perdidos, como el protagonista de la novela de Carpentier. Para mí venir al sur es un poco eso: llego a casa, abro una cruzcampo, huelo las teclas del piano, dejo la mochila en el cuarto, olisqueo las buenas nuevas, los jazmines del balcón, la cama, las fotos, los cuadros, los espacios, los nuevos libros en las estanterías, los pequeños cambios, los ritmos que se van instalando en la casa aprovechando mi ausencia...
...Me gusta la carretera, la noche, la música, la vida oscureciéndose y la luna llena acompañándonos. Me han gustado esas cinco horas con JR, poníéndonos al día, cargados de futuro, rastreando nuestros pasos. Me gusta, de pronto, callarnos, el gesto automático de subir la radio, cantar una canción juntos, de cabo a rabo, y luego mirarnos y decirnos: "¿de qué estábamos hablando?"...
...P.D.: No sé por qué estaba convencido de que Compay Segundo había muerto el 5 de octubre. Cuando he ido a wikipedia para ver el día de su muerte, me he dado cuenta de que murió el mismo día que Roberto Bolaño: 14 de julio de 2003. Recuerdo ambas noticias, pero no las recordaba tan íntimamente unidas...
...P.D.:
... Me caía mal. El símbolo de libertad, el mito, me parecía una estafa. La ví abrazando a grandes hijos de puta (Menem, sin ir más lejos), pero siempre se las arreglaba para salir indemne de esos gestos. De ella sólo me gustaba su voz. Nada más. Absolutamente nada más. Pero su voz era probablemente uno de los más marvillosos sonidos de este perro mundo. Pensar que esa garganta se ha callado para siempre es prepararse un poco para desprenderse de nuestros pasos perdidos, de nuestro tiempo, para quedarse huérfano antes que el sol nos abandone...
Miguel Ángel Maya
Sevilla, 5 octubre 2009