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lunes, 5 de octubre de 2009

Los pasos perdidos



...Conducíamos desde Toledo, a través de la noche, por la A5: ahora me gusta bajar al sur por ahí, porque abro la ventana y el aire es húmedo y huele a hierba. La luna nos acompañaba, llena, repleta, silenciosa. Él dice que vio al menos dos estrellas fugaces. A mí me gusta pararme en las gasolineras, y oír el viento, y oler la vegetación, los excrementos, la vida. Hablamos. La radio emitía música. Jorge Drexler, por ejemplo, James Brown, por ejemplo. O el Sevilla-Madrid. Hablábamos. "¿Te acuerdas de cómo jugaba Guardiola?", o, "¿Te acuerdas de cuando yo estuve con I. o de cuando tú estuviste con L.?". Rastreábamos nuestros pasos perdidos, como el protagonista de la novela de Carpentier. Para mí venir al sur es un poco eso: llego a casa, abro una cruzcampo, huelo las teclas del piano, dejo la mochila en el cuarto, olisqueo las buenas nuevas, los jazmines del balcón, la cama, las fotos, los cuadros, los espacios, los nuevos libros en las estanterías, los pequeños cambios, los ritmos que se van instalando en la casa aprovechando mi ausencia...

...Me gusta la carretera, la noche, la música, la vida oscureciéndose y la luna llena acompañándonos. Me han gustado esas cinco horas con JR, poníéndonos al día, cargados de futuro, rastreando nuestros pasos. Me gusta, de pronto, callarnos, el gesto automático de subir la radio, cantar una canción juntos, de cabo a rabo, y luego mirarnos y decirnos: "¿de qué estábamos hablando?"...

...P.D.: No sé por qué estaba convencido de que Compay Segundo había muerto el 5 de octubre. Cuando he ido a wikipedia para ver el día de su muerte, me he dado cuenta de que murió el mismo día que Roberto Bolaño: 14 de julio de 2003. Recuerdo ambas noticias, pero
no las recordaba tan íntimamente unidas...

...P.D.:

... Me caía mal. El símbolo de libertad, el mito, me parecía una estafa. La ví abrazando a grandes hijos de puta (Menem, sin ir más lejos), pero siempre se las arreglaba para salir indemne de esos gestos. De ella sólo me gustaba su voz. Nada más. Absolutamente nada más. Pero su voz era probablemente uno de los más marvillosos sonidos de este perro mundo. Pensar que esa garganta se ha callado para siempre es prepararse un poco para desprenderse de nuestros pasos perdidos, de nuestro tiempo, para quedarse huérfano antes que el sol nos abandone...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 5 octubre 2009

lunes, 29 de junio de 2009

Caramelo de limón

...Suena Dices que soy, una canción cursi pero deliciosa de las Vainica Doble, esas abuelitas encantadoras que en realidad eran la flor de la canalla. La noche es apacible, suena el verano afuera, caluroso y refrescante como el limón que le da su puntito a un buen gin-tonic...

...Siento una querencia especial por el objeto-libro: me gusta tocarlo, descubrirlo, y para mí tiene tanta importancia la casualidad que me lleva a él como lo que hay escrito dentro. Son dos caras de la misma moneda. Los mejores libros los descubrí casualmente y los compré porque estaban subrayados, o dedicados (las dedicatorias de amor son las mejores, y el hecho de que terminen vendiéndose a precio de saldo hacen pensar en una cuanto menos azarosa historia de amor)...

...Compré Los pasos perdidos de Alejo Carpentier en una librería de La Habana porque en su primera página había una declaración de amor eterno que probablemente, en el momento de ser escrita valía mucho más que los veinte pesos en moneda nacional que pagué por el ejemplar, gris, de la editorial Letras Cubanas, creo recordar...
...Compré en Sevilla un libro de Homero Aridjis titulado Sobre una ausencia porque tenía la siguiente frase subrayada: "La buena mujer sabía amar, en un doble estallido de bestias que sollozan"...
...El poeta Carlos Escobar, me contó en su puesto de libros de Bogotá que anduvo durante años buscando un libro de Blanca Varela titulado Ese puerto existe. Lo buscó en todas partes, y no lo encontró jamás hasta que una tarde de inventario en la librería de al lado, el librero le iba gritando los títulos al empleado, y Carlos descubrió que Ese puerto existe había estado a menos de dos metros de sus narices durante años...
...Las librerías de la calle Corrientes, en Buenos Aires, son un paraíso para los que buscamos este tipo de casualidades en los libros: dedicatorias, frases subrayadas, escritos al margen, libros que uno creía haber olvidado o perdido y se aparecen en una estantería polvorienta, en un rincón de libros apilados...

...Esta tarde, mientras esperaba a Daniela en la Cuesta de Moyano, estaba echándole un vistazo a los libros del primer puesto. Los de la parte derecha valían un euro: abrí La Celestina, y me encontré con una tarjeta que decía:

Alejandro de Luis
Ana Alas
Jazmín, 44
Tel 202 47 31
Madrid 33.

...Suficiente motivo para comprarlo, ¿no? Me llevé además Nada y Tan triste como ella, de Onetti, porque tenía anotaciones imcomprensibles al margen...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 29 junio 2009