
Aunque cierres los ojos, hueles y oyes:
esto es el mar, no lo dudes,
hasta el viento que te da en la cara es el mar.
No es mi mar, estás a punto de decir, pero saludas
a un pescador que te responde sin quitar los ojos de sus líneas.
Tú también te quedas ahí mirando mirando,
pendiente del tirón que acaso curve la caña.
En este mar no hay bagres ni bogas, piensas,
pero un temblor de la caña te hace acercarte aún más.
Ahora sopla del sur, ¿de qué sur?, pero te inclinas
a encender tu cigarrillo en la brasa que te extienden.
Alberto Szpunberg, Su fuego en la tibieza
esto es el mar, no lo dudes,
hasta el viento que te da en la cara es el mar.
No es mi mar, estás a punto de decir, pero saludas
a un pescador que te responde sin quitar los ojos de sus líneas.
Tú también te quedas ahí mirando mirando,
pendiente del tirón que acaso curve la caña.
En este mar no hay bagres ni bogas, piensas,
pero un temblor de la caña te hace acercarte aún más.
Ahora sopla del sur, ¿de qué sur?, pero te inclinas
a encender tu cigarrillo en la brasa que te extienden.
Alberto Szpunberg, Su fuego en la tibieza
...Acabo de tomarme el último sorbo de un botellín de cerveza. Sí, ya sé: ¿por qué decir eso y no decir tantas otras cosas? Me lo pregunto constantemente: ¿por qué escribir que me tomé el último sorbo de un botellín de cerveza y no lo que pensaba el otro día mientras nadaba y veía el fondo azul de la piscina o lo que pienso en medio de una algarabía de niños de ocho años que me llaman "profe", como si yo pudiera enseñarles algo, como si yo no estuviera todo el día con los ojos y los poros abiertos, como una esponja?...
...En el documento word que hay debajo de la página en construcción de blogger están las palabras con las que yo he decidido sustituir las palabras exactas que dice Erri de Luca en Napolide, sin alterar demasiado lo que de Luca decía: esa elección de palabras frente a todo un mundo es lo que solemos llamar traducir y es además una lucha titánica contra monstruos que uno no sabe de dónde van a venir o dónde están agazapados...
...Erri de Luca dice Si staccano così le foglie, i capelli, le gocce, le pagine: Se arrancan así las hojas, los pelos, las gotas, las páginas, y también mis palabras siguen sonando hermosas y emocionantes...
...En el documento word que hay debajo de la página en construcción de blogger están las palabras con las que yo he decidido sustituir las palabras exactas que dice Erri de Luca en Napolide, sin alterar demasiado lo que de Luca decía: esa elección de palabras frente a todo un mundo es lo que solemos llamar traducir y es además una lucha titánica contra monstruos que uno no sabe de dónde van a venir o dónde están agazapados...
...Erri de Luca dice Si staccano così le foglie, i capelli, le gocce, le pagine: Se arrancan así las hojas, los pelos, las gotas, las páginas, y también mis palabras siguen sonando hermosas y emocionantes...

...Empiezo otra cerveza, y suena otra música, otro sonido, en los auriculares, cuyo ritmo no termina de superponerse al sonido de las chicharras que entra con la brisa por la ventana...
...Como el mar suaviza lo que pienso o lo que siento o las arcadas, como el mar me domestica de esta manera indecorosa e indecente, no puedo hablar por ejemplo de política, de esa rata llamada Díaz Ferrán, de las comisiones que veo que me cobran en los bancos, de que la dirección de Radio Nacional se haya cargado El Ambigú de Diego Manrique, de que se prohíban las corridas de toros en Cataluña, de todo eso que me indigna cada día, a pesar de la suavidad que siento que transmiten mis palabras...
...Lo cierto es que a veces, cuando el mar no me domestica, siento suavidad y rabia a partes iguales: hace dos noches, por ejemplo, fui a La Carbonería...
...Sobre las teclas del piano que tantas veces he tocado estaban las manos de un tipo, que hacía melodías y arpegios sobre una estructura que un borrachín que tenía al lado calificaba de la esencia de lo andaluz, sonoramente, se entiende, no sé, y jaleaba sus gorgoritos vacíos, sus manierismos facilones y edulcorados, esa mala fotocopia de Albéniz y del maestro Rodrigo que iban desgranando sus dedos porrudos...
...El hecho es que había también un belga por soleares con buen compás y mejor voluntad que resultado y luego se sumó a la jam session un tipo con aire agitanado y un cantaor...
...No estuvo mal el simulacro, era divertido ver la solemnidad con la que mucha gente hacía fotos y esas cosas, pero mirando lo que hacían las manos sobre las teclas pensé, pensaba continuamente, no paraba de pensar, por qué el tipo del piano no iba más allá de aquellas melodías tan trilladas, a pesar de que fueran la quintaesencia de la andalucidad según el borrachín...
...Como el mar suaviza lo que pienso o lo que siento o las arcadas, como el mar me domestica de esta manera indecorosa e indecente, no puedo hablar por ejemplo de política, de esa rata llamada Díaz Ferrán, de las comisiones que veo que me cobran en los bancos, de que la dirección de Radio Nacional se haya cargado El Ambigú de Diego Manrique, de que se prohíban las corridas de toros en Cataluña, de todo eso que me indigna cada día, a pesar de la suavidad que siento que transmiten mis palabras...
...Lo cierto es que a veces, cuando el mar no me domestica, siento suavidad y rabia a partes iguales: hace dos noches, por ejemplo, fui a La Carbonería...
...Sobre las teclas del piano que tantas veces he tocado estaban las manos de un tipo, que hacía melodías y arpegios sobre una estructura que un borrachín que tenía al lado calificaba de la esencia de lo andaluz, sonoramente, se entiende, no sé, y jaleaba sus gorgoritos vacíos, sus manierismos facilones y edulcorados, esa mala fotocopia de Albéniz y del maestro Rodrigo que iban desgranando sus dedos porrudos...
...El hecho es que había también un belga por soleares con buen compás y mejor voluntad que resultado y luego se sumó a la jam session un tipo con aire agitanado y un cantaor...
...No estuvo mal el simulacro, era divertido ver la solemnidad con la que mucha gente hacía fotos y esas cosas, pero mirando lo que hacían las manos sobre las teclas pensé, pensaba continuamente, no paraba de pensar, por qué el tipo del piano no iba más allá de aquellas melodías tan trilladas, a pesar de que fueran la quintaesencia de la andalucidad según el borrachín...

...El problema es que yo también estaba algo borracho, sólo que ni hacía compás sobre la mesa ni hablaba, sólo miraba las manos del tipo del piano y me irritaba que no fuera más allá, que se quedara en ese territorio tan cómodo, en esos arpegios sonoramente pseudoandaluces y esenciales que atraían bocas abiertas y flashes en personas rubias de lenguas lejanas...
...Me di cuenta de que el pianista estaba cómodo y no se aventuraba, porque no podía quizás, porque sus dedos no daban más de sí, pero sobre todo porque no quería aventurarse, estaba cómodo recorriendo esas sonoridades...
...Y pensé fugazmente, uno de esos pensamientos que a uno le asaltan cuando no puede verbalizarlos por el alcohol, pensé que la impostura tiene que ver con la comodidad, con la pereza, con no ir más allá, con no jugarse la vida...
...Miraba a Antonio y JR y nos reíamos como pobres diablos, como niños traviesos, y en esa risa estaba tal vez algo de lo que estoy escribiendo ahora. O no, no sé...
...Ya digo que por culpa del alcohol no lo verbalicé, y tampoco sé si lo que pensaba era algo así como estar entre la espada y la pared: o uno se juega la vida o es un impostor. No lo sé...
...Ni siquiera sé si pensaba sólo en las teclas o, como me temo, conociéndome, las teclas eran una topografía o un pretexto de la vida, de las maneras de vivir, de ese estúpido baremo de las cobardías que me acechan o de las topografías con las que suelo geografizar mi tiempo...
...Nunca he sabido por qué esas ochenta y ocho teclas son para mí asunto de vida o muerte...

...Hoy tocaba el piano y sudaba, y no conseguía ir más allá. Ayer, creo, lo conseguí en algún momento, sólo que ayer no estaba cansado por un día de trabajo mezclado con cuarentaysiete grados centígrados...
...El problema es que le ponía la misma voluntad que el pianista impostor, cómodo y cobarde de La Carbonería, sólo que deseo que mis dedos tengan esa coartada: ellos no estaban cómodos, iban más allá...
...Y no sé hasta qué punto también eso es una impostura, sobre todo ahora que escribo todo esto haciéndome el guay, con ese aire de superioridad que da la capacidad verborreica de teorizar sobre aquello que, en realidad, se nos escapa y que se llama vida...
...Bah, da igual, suena Manteca, suena Caetano Veloso...
Miguel Ángel Maya
Sevilla, 2 agosto, 2010
...El problema es que le ponía la misma voluntad que el pianista impostor, cómodo y cobarde de La Carbonería, sólo que deseo que mis dedos tengan esa coartada: ellos no estaban cómodos, iban más allá...
...Y no sé hasta qué punto también eso es una impostura, sobre todo ahora que escribo todo esto haciéndome el guay, con ese aire de superioridad que da la capacidad verborreica de teorizar sobre aquello que, en realidad, se nos escapa y que se llama vida...
...Bah, da igual, suena Manteca, suena Caetano Veloso...
Miguel Ángel Maya
Sevilla, 2 agosto, 2010