miércoles, 6 de octubre de 2010

DAVVERO SEI REALE?




...Los tejados y las antenas de los edificios, en Nápoles formaban un amasijo o un enjambre, en El Cairo eran una alambicrada difusa y gris que terminaban en un infinito amarillento y agrio y polvoriento, en La Habana los tejados son un submundo o un universo grotesco apuntalado y decadente o cadente, como casi todos los rincones de La Habana. En Madrid, los tejados que veía desde mi ventana de buhardilla, eran rojizos, y no tenían gatos, pero sí antenas...
...Desde que leí Las bestias, de Ronaldo Menéndez, no puedo evitar ver los tejados de otra forma, y las ciudades se rigen, muchas veces, por los tejados...



...Desde la azotea de la que es mi casa desde hace pocos días se ve también una colmena de ventanas y gente: por la noche hay ancianos y ancianas iluminados por la luz azulada de la televisión. Parecen figuras de cera con batas estampadas y brazos fláccidos; hay dos pisos de estudiantes, y de la terraza de uno de ellos, sale repetidamente uno de ellos para iluminar la palma de su mano con un mechero. Después fuma a escondidas entre las macetas...

...Podría pasarme horas mirando el pedazo mínimo de realidad que hay dentro de cada casa. Veo a las personas como si fueran insectos en un terrario. En La Habana, en Cerro, en Palmar entre Ceiba y Norte, frente al Parque del Pescao, lo hacía siempre: sólo que en las casas de enfrente, en La Habana, hay música, o gesticulaciones exageradas, o risotadas en eco, y no rostros azulados con sombras danzantes frente al televisor...
...En Nápoles también me embobaba tratando de desentrañar los ritmos internos de las casas que daban al patio. En Nápoles había música, televisores, camaleones y disimulos...




...Todo empieza de nuevo. Todo trata de engancharse a otro ritmo, a otra topografía: las calles, la casa, todo es una topografía nueva, como cuando uno hace el amor con otro cuerpo después de años conociendo el mismo...
...Empezar de nuevo entraña principalmente un riesgo: el frío, el probable frío esquimal que dan los cuchillos o los saltos sin red...





...Y mientras tanto me afilo los colmillos y me relamo y cuento los días para tener en mis manos El trepanador de cerebros, de Sara Mesa, aunque si yo fuera Homero y escribiera en verso, cada vez que dijera ese nombre debería decir Sara Mesa de Prosa Hipnótica, porque cuando ella escribe es como si se formara una fiesta...
...Después de la mudanza y del mambo, de subir y bajar de norte a sur por la A-5 todo se parece demasiado a un sueño...
...Davvero sei reale? Pregunto desde las alturas...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 6 octubre, 2010

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No he leído "las Bestias" pero siempre me ha gustado pensar que el submundo de las azoteas tenía su propio atlas universal. Me gusta mirar los tejados y pensar que hay vidas paralelas en las terrazas de los vecinos. Y casi se me saltan las lágrimas mientras escuchaba a Damien Rice- the blower's daughter me parecía una canción de comienzos emocionantísima- y pensaba en las cordilleras y los desiertos de cuerpos diferentes de los que tenemos en la memoria o al lado.
Vamos, que casi salgo volando con tu post.
Exquisito.
Carne de gallina.
Así que, muchas muchas gracias
eva

R. dijo...

...Los tejados y las antenas de los edificios, en Nápoles formaban un amasijo o un enjambre,

http://www.flickr.com/photos/raquelmsoto/4176479385/in/set-72157622467840822/
Un regalito, qué ganas de hablar, hablar horas!

Miguel Ángel Maya dijo...

...Eva, tienes que leer "Las Bestias"...
...Todo Damien Rice es emocionante...
...Se agradece que casi salgas volando con la entrada, la carne de gallina, y gracias a ti...
;-)

Miguel Ángel Maya dijo...

...Qué te voy a contar a ti, chère and sweet R...
...Gracias por el regalo...
...Baci...