viernes, 1 de mayo de 2009

When I was cruel

Look at her now
She's starting to yawn
She looks like she was born to it
but it was so much easier
when I was cruel

...Hay algo que me da muchísimo morbo: descubrir algo...
...Cuando era muy chico, recuerdo, tenía un cuaderno donde escribía todo lo que descubría. Algún día tengo que descubrir (valga la redundancia) donde tengo ese cuaderno de joyas absurdas... En él escribía absolutamente todo lo que descubría: que los ciempiés no tenían cien patas, que el guepardo era más rápido que el leopardo, que no se decía glárima sino lágrima, que en el patio de casa de mi abuelo había una puerta que daba a una casa abandonada, que el vecino del quinto que iba vestido de militar no era el rey de España, que Asunción, la panadera, se parecía a Rod Stewart, que sólo una vez se había llegado a la luna. Lo escribía todo, por más absurdo que fuera...
...No hay nada como llegar a una ciudad, con una mochila a la espalda, y descubrirla, por primera vez. Llegar a ella y hacerse con ella, tanteándola, tentándola, pisando por vez primeras sus calles, como un cuaderno en blanco, como una topografía virgen ante nuestra presencia. Recuerdo esa sensación de inquietud, de temor, de goce feroz, en algunas fronteras, en algunas ciudades: me acuerdo al llegar a Ciudad de México por la noche, al ver las luces de la ciudad como mercurio incandescente; al llegar a Rio, al cruzar la frontera de Colombia con Venezuela, por San Antonio del Táchira, o la de Venezuela con Brasil por Santa Elena, en medio de una selva con un contrapunto voraz de ruidos y la maleza atestada de luciérnagas, en una penumbra de árboles altos y sombras...
...Y la música. Hace tiempo me descargué toda la discografía de Elvis Costello (menos el disco Spike, que era el que yo quería). Pues bien, los dos dvds con todos los discos de Elvis Costello han estado siempre ahí, entre las estanterías y mi escritorio. A veces he puesto sus canciones, al azar, pero en estos días he descubierto el disco When I was cruel, y me ha parecido una auténtica barbaridad musical, extraordinaria, y para mí hasta ahora oculta. No dejo de escuchar, embobado, mi descubrimiento sonoro. Qué pena que ya no tenga un cuaderno para escribir todo lo que descubro...


Miguel Ángel Maya
Madrid, 1 mayo 2009

4 comentarios:

Portinari dijo...

El mejor cuaderno, la memoria.
Pero seguro que ese que tenías de pequeño huele a nostalgia. Espero que lo encuentres pronto y algún día compartas alguno de esos continentes que descubriste hace tanto tiempo.

NáN dijo...

Ah, la memoria no puede guardar que grálima es lágrima, aunque caigan goterones por las mejillas. Eso solo lo retiene un cuaderno, dos tres, doscientos veintisiete.

Viajero antes que viejete. Es un proyecto ordenado.

{ maría } dijo...

oh las sorpresas son fundamentales,hasta las malas aportan !

besos!maria

punta ballena esta Uruguay, llegando a Punta de Este , justo donde está la casapueblo de Paez Bilaró:una piedra enorme con forma de ballena que entra en el mar, de un lado de la cola de la ballena se forma la Bahia de Portezuelo, y Solanas con los aterdeceres más hermosos que vi en mi vida; del otro lado comienza la playa mansa. Busca Casa Pueblo en googleearth.besos

Arruillo dijo...

Los cuadernos son esas varas de medir nuestro tiempo. A los que nos gusta guardar casi todo, nos sorprende de vez en cuando la vida con el hallazgo de esas notas que se suponía perdidas, con distinta caligrafía, con ideas impensables, con ilusiones, con tanta energía entre sus páginas, que hoy día podemos seguir gozando con su lectura.
Un saludo