...La ruleta rusa sigue estando ahí...
...Los condicionantes económicos y vitales que nos llevan a un bandazo o a otro, a un atraco o a otro, a hacer malabares para encontrar tiempo o para recuperar el tiempo perdido, para sumergirnos en la bibliografía del crimen, para atar cabos, para escribir sobre esos cabos que se atan...
...Creo que era Virginia Wolf quien decía que, para escribir, una mujer necesitaba dinero y un cuarto propio. Siempre me acuerdo de ella cuando enciendo fósforos y cuando descubro algo nuevo sobre lo que me traigo entre manos con Pasolini...
...Es bonito trabajar desde la insignificancia, desde la irrelevancia, desde el anonimato, desde el despiste y desde el juego...
...Es temerario estar tan convencido de la apuesta y jugárselo todo a esa carta: no sé, es como ir vendiendo todo lo que hay en el cuarto propio hasta tener que escribir en el suelo, pero aun así hacerlo y escribir en el suelo. Es extraña esta fé que carece del más mínimo fundamento pero saturada vergonzosamente por un entusiasmo estúpido, cursi, suicida, casi obsceno. Es extraña, como uno de esos especímenes que a veces se encuentran en las selvas de Indonesia, pero es también luminosa...
...Me haría falta (por ahora) dinero, un cuarto propio y saber qué sucedió en la recepción del hotel de Estocolmo la noche antes de que Pasolini tomara el vuelo SAS 561 hacia París, en el momento de dedicar Le ceneri di Gramsci a Tom Johanssen con las que, probablemente, fueron sus últimas palabras escritas: "con nel cuore il filo di una vita (mia) che ormai non mi interessa più"...
Miguel Ángel Maya
27 de mayo de 2013
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