Miguel Ángel Maya León (1978-2011) dixit:
…Me vino grande el disfraz de cazatalentos…
…Dicho y hecho, necesito del recuento final para ver si gané o perdí a los puntos, por penalties, por defecto, si salí guapo en la foto, si fui un honroso subcampeón, si tengo algo que decir en la foto finish...
…Me vino grande el disfraz de cazatalentos…
…Dicho y hecho, necesito del recuento final para ver si gané o perdí a los puntos, por penalties, por defecto, si salí guapo en la foto, si fui un honroso subcampeón, si tengo algo que decir en la foto finish...
…No siempre me salen las cuentas del rosario destartalado en que se convirtió este 2011 que entierro, sepulto, escondo, maldigo y venero, gordo y decadente, con dos canas más a mi izquierda, con dos cicatrices más en el abdomen, como Elvis sentado en su trono/wc de oro, anfetamínico y sudoroso y perdido y fuera del mundo, como un astronauta con alzhéimer perdido en el espacio y viendo esta incandescente y gigantesca bola azul que gira, o como esos capítulos en los que aparecía el orondo Hitchcock cavando algo parecido a su propia tumba…
…Se me escapa 2011 de las manos, como cuando aprendí a pescar: pescar sintiendo que la soledad cala los huesos, como una noche, perdido en el océano, en la cubierta de un velero, bajo un cielo negro saturado de estrellas, en un punto impreciso entre Portobelo (Panamá) y Cartagena de Indias (Colombia), cuando di lo mejor de mí en medio de una tempestad: al tratar de sujetarme con las dos manos ni siquiera tuve miedo cuando las olas sepultaban por completo el velero, cuando ni siquiera pude respetar ese mandamiento sagrado de Malcolm Lowry: con una mano me sujeto, con la otra escribo…
…Sobredosis de porno, quizás demasiada morfina, pocos desencuentros pero cruciales, inexistentes bailes, baúles perdidos, indigestión coronaria, infarto de miocardio, de tucardio, de nuestrocardio, azúcar, amargura, gas azul de mecheros, cigarrillos, sicarios, buscavidas, parabrisas, vientos huracanados, calles de click de playmobil, coches de Barbie, muñecas hinchables, prosa discutible, inseguridad a raudales…
…Termino el año con frío y voz de gol de Iniesta: la voz que tengo el día después de que Iniesta marque el gol de mi equipo en el último minuto. Termino el año tomando conciencia de lo que no puede seguir así, de que así no, de que bienvenido sea lo malo por conocer, el chasquido de los dedos, los conejos en las chisteras, las ganas de morirse de risa, tomando conciencia de que ahí, en el espejo, guiña el ojo un puto mediocre friendo espárragos, un mierda, un tuerto en el país de los ciegos que prepara su abdicación en el país de los talones de Aquiles…
…Me voy cerrando las puertas de un portazo y con un quesealoquediosquiera que quita el sentío y cuyo eco retumba y retoza chabacano y delincuente, ilusionado, defraudado y defraudante a partes iguales, equivocado y equivocante, equino, equidistante, esdrújulo, sin brújula, inecuánime, acuánime, descuánime, estulto, estúpido, espídico, pírrico, paupérrimo y pésimo…
…Así me voy de aquí y así pongo el cuentakilómetros a cero. Todo empieza y todo acaba, como en las buenas películas en blanco y negro, como en las malas películas en technicolor. Salvado por la campana, malmetiendo todos los hechos relevantes por ver si al final merece la pena, las calles de París, las librerías de París, los goles de Messi, la voz de Goyeneche, Cohen y Piaff y Brel salvándome del naufragio, el sexo a trompicones, las ganas de más, el cielo de la boca tocado con las manos, los trompetistas invisibles, las razones sordas de todo, de cualquier cosa, las gracias, de nada, los intrincados vericuetos de cada cosa que se hizo un mundo, ay esa particular cosmogonía a la que tengo por costumbre recurrir, los pedazos de vida que no tuve cojones de tragarme, como en la canción de Paul Anka en la voz de Sinatra…
…Se van por un sumidero revertido, como del otro hemisferio del mundo, un accidente de tráfico, una espalda un poco más dolorida, un poco peor, dos masajistas en cada puerto de las 17 horas, rubia una (la de la rodilla en el costado), morena otra, que supieron llegarme al alma por el atajo de mis vértebras. Se va para siempre con el cambio de numerito del año el fracaso de tanto fraude: defraudé a mansalva, rompí la baraja, me convertí en un canalla (y no estoy diciendo que me convertí en hincha de Rosario Central), lo dilapidé casi todo, pero también renací, cambié la piel, y, creo, regresé un poco más acicaladito del infierno, como Chet Baker, desdentado y testarudo, pero con una voz que le habría puesto los pelos de punta al mismísimo diablo…
…Con mi escritura de segunda división, esta prosa pobre mendaz, mendiga y farsante al borde del colapso, esta poesía mísera de andar por casa, de pantuflas de cuadros de abuelo, le grito a estos últimos 365 días eso de “You’re fired!” de las películas de Chaplin, me convierto en zorra y dejo pasar estas uvas demasiado altas. Me retiro a mis apostentos hasta nuevo aviso: touché por demasiadas esgrimas, por demasiados talentos, despojado de demasiadas camisas de once varas…
…En el 2012 buscaré trabajo como pianista de cine mudo, me reciclaré, viviré en tu recuerdo como un triste aguacero, seguiré viendo el mundo con extrañeza y seguiré siendo un cursi y pudoroso pornógrafo: convertiré el tango de Enrique Santos Discépolo donde decía que “el mundo fue y será una porquería, ya lo sé” en mi bandera, asistiré a los juegos de manos y los malabares de los yernos golfos de los reyes, me convertiré en sombra chinesca y juraré que nunca más volveré a pasar hambre, todos mis besos futuros tendrán una banda sonora compuesta por Nino Rota, seguiré jugando a Capitán Accab, aprenderé a navegar, volveré a los escenarios, regresaré a la literatura, nos ocuparemos del mar y tendremos dividida la tarea…
…Mi contrabajo y yo seremos testigos de ajustes de cuentas entre mafiosos en garajes y nos marcharemos al sur disfrazados de mujer y tocaremos en orquestas femeninas y nos marcharemos en trenes nocturnos que simbolizarán la vida, la huida, la fuga, la libertad, y conoceremos a rubias inseguras y borrachas que se enamorarán de farsantes capitanes de barco. Mi piano y yo volveremos a ser lo que éramos: titiriteros, aprendices de brujo con el número de la cabra, el aplauso difícil, la gorra pasada con timidez, el pasemos a otro tema, ejem, esto, qué buena estás, adiós me voy, bum, bum, que déjate de líos…
…Me sentaré en el muelle de la bahía y silbaré finales de canciones mitológicas, volveré a Coney Island y a Buenos Aires y a Nápoles y a París, conoceré la Polinesia pertrechado del último modelo de taparrabos, me beberé todo el mar y todas las eclipses, de luna, de sol o de planetas, me convertiré en el tipo sexy que nunca fui, terminaré por declararle la guerra a las redes sociales, juro no volver a equivocarme de personas, juro no volver a confundir los personajes de ficción que se asoman a la webcam con personas de carne y hueso, juro no volver a creer más que en mi insignificancia, en mis bromas infinitas, en mis relecturas, en el cine revisitado, en los diálogos de cine en blanco y negro que quise haber vivido…
…No me dejaré salvar más que por las historias que merezcan la pena, sean del formato que sea, jueguen a lo que jueguen, digan lo que digan, lo digan como lo digan: no me dejaré salvar más que por el cine, el vino, los libros, el ron, mi gente… Sólo me dejaré salvar por entes que tengan una o dos sílabas como mucho, desconfiaré de las palabras largas, de los discursos grandilocuentes, de la solemnidad de los papanatas, del sentimiento exaltado y rojizo de las telenovelas, del cartón-piedra, del simulacro…
…Dejaré de creer definitivamente en Dios, salvo cuando escuche el piano de Monsieur Monk o la voz de Chet Baker…
…Dejaré de creer definitivamente en Dios, salvo cuando escuche el piano de Monsieur Monk o la voz de Chet Baker…
…Me encerraré a escribir como el huraño que siempre quise ser, dejaré de confundir el neón con los cometas, me convertiré en el barón rampante de Calvino, en el Ulises Lima de mi calle, en el Marco Polo de mi comarca…
…Me marcharé en mi Fiat Janis a la conquista del sitio de mi recreo, nadaré y me beberé todas las copas del mundo, me convertiré en un faquir alcoholizado, en una peonza encendida, te pediré que me dances hasta el fin del amor haciendo el payaso desde una cuerda floja, espero mover el rabo como los perros felices, no forzar ni una sola caricia, no perpetrar ni un solo simulacro, no cometer ningún crimen que no sea imperfecto, bajarme en la primera estación de las coartadas, dejar de enturbiar la pupila de mis ojos cada vez que todo se hunde y mi corazón jazzístico se resiente…
…Citaré, mandaré, templaré, banderillearé con la cabeza alta, estaré atento al quite del perdón, terminaré por mandar el mundo al carajo, por convertirme en buscador de tesoros (si es que lo de pianista de cine mudo me dejara ratos libres), por embarcarme en empresas imposibles, por desacatar a la autoridad, por resistirme a los desalojos forzados…
…Esta noche moriré, ya veré si será cicuta, ruleta rusa o sobredosis de música y químicos. El mundo seguirá andando y cada día tendrá esos dos o tres segundos de oasis, esa felicidad emocionante con la que uno es capaz de marcarse un baile, aunque sea cutre, mientras dice aquello de: “valía la pena estar vivo”…
…A bordo del naufragio, todavía, que venga ya este 2012, crupier, y que me pille con el tapete limpito y verde y despejado de botellas medio vacías, y que las horas nos quiten lo bailao, pues al fin y al cabo, todas hieren…
...Lo demás, que descanse en paz, que let it be, que let it bleed, que sea, que amén, que sangre, que madure, que sí, que vale, que se convierta en un ejército de bravos napoleones sin batalla...
...Felices, como siempre, los normales: los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho o un hijo delincuente...
...Y feliz año (a quien quiera que haya ahí)...
...Felices, como siempre, los normales: los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho o un hijo delincuente...
...Y feliz año (a quien quiera que haya ahí)...
Miguel Ángel Maya
Sevilla, 31 diciembre, 2011
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Sevilla, 31 diciembre, 2011
P.D. Las fotos son de Saul Leiter, y están tomadas de aquí.
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