sábado, 31 de diciembre de 2011

ÚLTIMAS IMÁGENES DEL NAUFRAGIO




Miguel Ángel Maya León (1978-2011) dixit:

…Me vino grande el disfraz de cazatalentos…
…Dicho y hecho, necesito del recuento final para ver si gané o perdí a los puntos, por penalties, por defecto, si salí guapo en la foto, si fui un honroso subcampeón, si tengo algo que decir en la foto finish...




…No siempre me salen las cuentas del rosario destartalado en que se convirtió este 2011 que entierro, sepulto, escondo, maldigo y venero, gordo y decadente, con dos canas más a mi izquierda, con dos cicatrices más en el abdomen, como Elvis sentado en su trono/wc de oro, anfetamínico y sudoroso y perdido y fuera del mundo, como un astronauta con alzhéimer perdido en el espacio y viendo esta incandescente y gigantesca bola azul que gira, o como esos capítulos en los que aparecía el orondo Hitchcock cavando algo parecido a su propia tumba…




…Se me escapa 2011 de las manos, como cuando aprendí a pescar: pescar sintiendo que la soledad cala los huesos, como una noche, perdido en el océano, en la cubierta de un velero, bajo un cielo negro saturado de estrellas, en un punto impreciso entre Portobelo (Panamá) y Cartagena de Indias (Colombia), cuando di lo mejor de mí en medio de una tempestad: al tratar de sujetarme con las dos manos ni siquiera tuve miedo cuando las olas sepultaban por completo el velero, cuando ni siquiera pude respetar ese mandamiento sagrado de Malcolm Lowry: con una mano me sujeto, con la otra escribo…




…Sobredosis de porno, quizás demasiada morfina, pocos desencuentros pero cruciales, inexistentes bailes, baúles perdidos, indigestión coronaria, infarto de miocardio, de tucardio, de nuestrocardio, azúcar, amargura, gas azul de mecheros, cigarrillos, sicarios, buscavidas, parabrisas, vientos huracanados, calles de click de playmobil, coches de Barbie, muñecas hinchables, prosa discutible, inseguridad a raudales…




…Termino el año con frío y voz de gol de Iniesta: la voz que tengo el día después de que Iniesta marque el gol de mi equipo en el último minuto. Termino el año tomando conciencia de lo que no puede seguir así, de que así no, de que bienvenido sea lo malo por conocer, el chasquido de los dedos, los conejos en las chisteras, las ganas de morirse de risa, tomando conciencia de que ahí, en el espejo, guiña el ojo un puto mediocre friendo espárragos, un mierda, un tuerto en el país de los ciegos que prepara su abdicación en el país de los talones de Aquiles…




…Me voy cerrando las puertas de un portazo y con un quesealoquediosquiera que quita el sentío y cuyo eco retumba y retoza chabacano y delincuente, ilusionado, defraudado y defraudante a partes iguales, equivocado y equivocante, equino, equidistante, esdrújulo, sin brújula, inecuánime, acuánime, descuánime, estulto, estúpido, espídico, pírrico, paupérrimo y pésimo…




…Así me voy de aquí y así pongo el cuentakilómetros a cero. Todo empieza y todo acaba, como en las buenas películas en blanco y negro, como en las malas películas en technicolor. Salvado por la campana, malmetiendo todos los hechos relevantes por ver si al final merece la pena, las calles de París, las librerías de París, los goles de Messi, la voz de Goyeneche, Cohen y Piaff y Brel salvándome del naufragio, el sexo a trompicones, las ganas de más, el cielo de la boca tocado con las manos, los trompetistas invisibles, las razones sordas de todo, de cualquier cosa, las gracias, de nada, los intrincados vericuetos de cada cosa que se hizo un mundo, ay esa particular cosmogonía a la que tengo por costumbre recurrir, los pedazos de vida que no tuve cojones de tragarme, como en la canción de Paul Anka en la voz de Sinatra…




…Se van por un sumidero revertido, como del otro hemisferio del mundo, un accidente de tráfico, una espalda un poco más dolorida, un poco peor, dos masajistas en cada puerto de las 17 horas, rubia una (la de la rodilla en el costado), morena otra, que supieron llegarme al alma por el atajo de mis vértebras. Se va para siempre con el cambio de numerito del año el fracaso de tanto fraude: defraudé a mansalva, rompí la baraja, me convertí en un canalla (y no estoy diciendo que me convertí en hincha de Rosario Central), lo dilapidé casi todo, pero también renací, cambié la piel, y, creo, regresé un poco más acicaladito del infierno, como Chet Baker, desdentado y testarudo, pero con una voz que le habría puesto los pelos de punta al mismísimo diablo…




…Con mi escritura de segunda división, esta prosa pobre mendaz, mendiga y farsante al borde del colapso, esta poesía mísera de andar por casa, de pantuflas de cuadros de abuelo, le grito a estos últimos 365 días eso de “You’re fired!” de las películas de Chaplin, me convierto en zorra y dejo pasar estas uvas demasiado altas. Me retiro a mis apostentos hasta nuevo aviso: touché por demasiadas esgrimas, por demasiados talentos, despojado de demasiadas camisas de once varas…




…En el 2012 buscaré trabajo como pianista de cine mudo, me reciclaré, viviré en tu recuerdo como un triste aguacero, seguiré viendo el mundo con extrañeza y seguiré siendo un cursi y pudoroso pornógrafo: convertiré el tango de Enrique Santos Discépolo donde decía que “el mundo fue y será una porquería, ya lo sé” en mi bandera, asistiré a los juegos de manos y los malabares de los yernos golfos de los reyes, me convertiré en sombra chinesca y juraré que nunca más volveré a pasar hambre, todos mis besos futuros tendrán una banda sonora compuesta por Nino Rota, seguiré jugando a Capitán Accab, aprenderé a navegar, volveré a los escenarios, regresaré a la literatura, nos ocuparemos del mar y tendremos dividida la tarea…




…Mi contrabajo y yo seremos testigos de ajustes de cuentas entre mafiosos en garajes y nos marcharemos al sur disfrazados de mujer y tocaremos en orquestas femeninas y nos marcharemos en trenes nocturnos que simbolizarán la vida, la huida, la fuga, la libertad, y conoceremos a rubias inseguras y borrachas que se enamorarán de farsantes capitanes de barco. Mi piano y yo volveremos a ser lo que éramos: titiriteros, aprendices de brujo con el número de la cabra, el aplauso difícil, la gorra pasada con timidez, el pasemos a otro tema, ejem, esto, qué buena estás, adiós me voy, bum, bum, que déjate de líos…




…Me sentaré en el muelle de la bahía y silbaré finales de canciones mitológicas, volveré a Coney Island y a Buenos Aires y a Nápoles y a París, conoceré la Polinesia pertrechado del último modelo de taparrabos, me beberé todo el mar y todas las eclipses, de luna, de sol o de planetas, me convertiré en el tipo sexy que nunca fui, terminaré por declararle la guerra a las redes sociales, juro no volver a equivocarme de personas, juro no volver a confundir los personajes de ficción que se asoman a la webcam con personas de carne y hueso, juro no volver a creer más que en mi insignificancia, en mis bromas infinitas, en mis relecturas, en el cine revisitado, en los diálogos de cine en blanco y negro que quise haber vivido…




…No me dejaré salvar más que por las historias que merezcan la pena, sean del formato que sea, jueguen a lo que jueguen, digan lo que digan, lo digan como lo digan: no me dejaré salvar más que por el cine, el vino, los libros, el ron, mi gente… Sólo me dejaré salvar por entes que tengan una o dos sílabas como mucho, desconfiaré de las palabras largas, de los discursos grandilocuentes, de la solemnidad de los papanatas, del sentimiento exaltado y rojizo de las telenovelas, del cartón-piedra, del simulacro…
…Dejaré de creer definitivamente en Dios, salvo cuando escuche el piano de Monsieur Monk o la voz de Chet Baker…




…Me encerraré a escribir como el huraño que siempre quise ser, dejaré de confundir el neón con los cometas, me convertiré en el barón rampante de Calvino, en el Ulises Lima de mi calle, en el Marco Polo de mi comarca…




…Me marcharé en mi Fiat Janis a la conquista del sitio de mi recreo, nadaré y me beberé todas las copas del mundo, me convertiré en un faquir alcoholizado, en una peonza encendida, te pediré que me dances hasta el fin del amor haciendo el payaso desde una cuerda floja, espero mover el rabo como los perros felices, no forzar ni una sola caricia, no perpetrar ni un solo simulacro, no cometer ningún crimen que no sea imperfecto, bajarme en la primera estación de las coartadas, dejar de enturbiar la pupila de mis ojos cada vez que todo se hunde y mi corazón jazzístico se resiente…




…Citaré, mandaré, templaré, banderillearé con la cabeza alta, estaré atento al quite del perdón, terminaré por mandar el mundo al carajo, por convertirme en buscador de tesoros (si es que lo de pianista de cine mudo me dejara ratos libres), por embarcarme en empresas imposibles, por desacatar a la autoridad, por resistirme a los desalojos forzados…




…Esta noche moriré, ya veré si será cicuta, ruleta rusa o sobredosis de música y químicos. El mundo seguirá andando y cada día tendrá esos dos o tres segundos de oasis, esa felicidad emocionante con la que uno es capaz de marcarse un baile, aunque sea cutre, mientras dice aquello de: “valía la pena estar vivo”…




…A bordo del naufragio, todavía, que venga ya este 2012, crupier, y que me pille con el tapete limpito y verde y despejado de botellas medio vacías, y que las horas nos quiten lo bailao, pues al fin y al cabo, todas hieren…




...Lo demás, que descanse en paz, que let it be, que let it bleed, que sea, que amén, que sangre, que madure, que sí, que vale, que se convierta en un ejército de bravos napoleones sin batalla...
...Felices, como siempre, los normales: los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho o un hijo delincuente...
...Y feliz año (a quien quiera que haya ahí)...




Miguel Ángel Maya
Sevilla, 31 diciembre, 2011

P.D. Las fotos son de Saul Leiter, y están tomadas de aquí.

*


7 comentarios:

Venancio Roca Nera dijo...

Querido, Maya, yo también sé lo que es estar a pique de irme a pique...
Hace unos días, tuve el impulso de escribir unas líneas con ocasión del cumpleaños de mi compañera. Y las colgué en un blog que -mira por dónde- es el culpable de que te esté dirigiendo estas palabras, pues uno de los habituales te citaba entre sus blogs de preferencia..., y yo seguí el rastro. Y aquí estoy escuchando tus solos de trompeta de Murano.
Tengo la osadía de remitírtelas, chorreantes de agua salina del mar de las Feroes, envueltas en una madeja de sargazos, olorosas de grasa de ballena. Porque quiero que sepas un poco más de las cuerdas que tensan mi clavicordio arponeado, noctámbulo, fané y decangallao:

Timoneles intrépidos.
"Le quiero más que a mis hijos." Supe que lo habías dicho a una amiga indiscreta. Más que a los hijos... Terrible sacrilegio de una madre desnaturalizada, dirán algunos, quizá muchos.
Y yo te lo perdono de corazón, compañera. Y te doy las gracias.
Todavía hoy, después del café de la mañana, supiste de la mar encrespada y de lo duro que es estar en el puente, al lado del timonel, cuando arrecia la galerna. Y a fe mía que el timonel no escatima imprecaciones.
Y ya son tantas las singladuras...
Recuerdo un ciclón que nos tronchó la arboladura; a duras penas conseguimos apuntalar el palo de mesana. Con él y los foques capeamos la mar arbolada, hasta que el viento se encalmó y llegamos a puerto, ya la noche entrada.
Otra vez encallamos en unos bajos traicioneros, en el delta de una tierra feraz de promisión. Hubimos de arrojar lastre al mar y el barco, liberado, volvió a surcar el estuario, aguas arriba. Pero nunca pisamos la tierra prometida.
Y cuando un bergantín corsario nos embistió por estribor y nos abrió una brecha en la amura y a punto estuvimos de naufragar... Pero los brazos animosos de la tripulación accionaron las bombas de achique y los carpinteros y calafates lograron taponar la herida. Y el barco resistió.
Hoy es un velero de estampa airosa y porte marinero. El tiempo ha igualado el color de las cuadernas y las velas remendadas le dan la nobleza de los que resisten la adversidad con coraje.
Y es un hermoso barco el nuestro, os lo aseguro.

Hoy cumple años mi compañera de puente, cubierta y camarote.
Escribo desde una ensenada de las Indias Occidentales, el ancla echada. Ahora que dan las cinco y media de la tarde en el reloj del castillo de popa, ella estará a punto de acostarse.
Buenas noches, amor.

PS.- A uno le embarga a veces la ternura, que no todo va a ser pensamiento salomónico. Y lo llamo así no por clarividente, sino por retorcido.
¡Ah! Miguel Ángel, yo también he nacido un 2 de julio. Curioso ¿no?

Miguel Ángel Maya dijo...

...Querido Venancio, me ha emocionado usted...
...Me gustaría saber qué blog es ése donde usted colgó estas palabras y quién de sus habituales tenía al trompetista invisible como blog de referencia, ya que, no me constaba que esto pudiera ser referencia de nada...
...Dicho esto, me parece que su texto de clavicordio arponeado, noctámbulo, fané y descangallao, me ha llegado hondo, como llega la alegría con el brindis tras la tempestad. Sí, tras una zozobra brutal, en la calma, uno descubre muchas cosas de cuando estaba en el ojo del huracán...
...Yo ando en esas: y desde luego, le juro que envidio el mar que le acuna...
...Curioso lo del 2 de julio, y los azares que han hecho ue termine usted escuchando estos solos de trompeta invisibles, fanés y descangallaos...

V.R.N. dijo...

El blog en cuestión es el que cierra tu relación de Enlaces y Desenlaces: Zumo de Poesía.
No voy a cometer la indiscreción de nombrar a la persona referida; bástete con echar un vistazo a los 62 Miembros de la cofradía de seguidores. Yo empezaría por el final...

Saluquiqui.

V.R.N. dijo...

El blog en cuestión es el que cierra tu relación de Enlaces y Desenlaces: Zumo de Poesía.
Me vas a permitir que no cometa la indiscreción de citar el nombre de la persona referida. Bástete con echar un vistazo a los 62 Miembros de la cofradía de seguidores. Yo empezaría por el final...

Saluquiqui.

Miguel Ángel Maya dijo...

...Oh, merci, monsieur Venance On The Rocks...
;-)

V. Roca Nera dijo...

Como dices que te interesa la poesía, me permito hacer un copia-pega de un comentario mío sobre el poema de Anne Carson "Ese estado de flujo". Lo colgué en Z. de P. a primeros de diciembre. Hay mucha reflexión y mucho desvelo en lo que opino... Así que no te lo tomes con demasiado cachondeo:

Esto de Anne, más que un poema, es un rudimentario intento de psicoanálisis. Se ve que acababa de leer algo de don Segismundo Freud; mal digerido, en opinión mía.
Porque tantas humedades, pezones de dureza diamantina, cuartos de hotel, lacteos fluyentes, sabores entremuslares..., deben de querer decir algo.
Para mí que lo que pide a gritos la vatesa es un revolcón.
Por mero divertimento voy a hacerme (yo que sé de esto) un somero autopsicoanálisis, al hilo de las ideas asociadas que me sobrevienen tras leer "lo" de Miss Carson:
La veo arrodillada en un cojín rojo, escribiendo unas cuartillas con un grueso boli, tamaño king-size--> lame el capuchón--> enfrente de ella, sentado en una silla de anea, un gigantesco negro desnudo con los muslos entreabiertos--> pero ya no es el hombre negro el que está, sino un enorme Cristo crucificado en la puerta del armario--> le tira de una costilla y, como por sortilegio, se abre la puerta--> ahora Miss Carson está en un coche-cama de un ferrocarril nocturno a Milwokee--> en la litera de abajo, un negro desnudo lee el San Francisco Examiner (las páginas deportivas)--> tiende una mano hacia el hombre--> pero lo que ahora agarra con la diestra es un manojo de puerros verdiblancos--> el Betis tiene sólo trece puntos, a uno del descenso--> le viene un repente: ha quedado en venir a comer a las 13 o´clock Aaron Golblum, y ya son las nine past twelve--> Aaron tiene un feo costurón, por una circuncisión chapucera--> arroja a un lado el boli y va hacia la cocina--> saca del frigo un cuenco de madera y comienza a preparar una mixed salad...
Y no sigo porque, aunque es domingo, tengo cosas más importantes que hacer.

Chao, colegas.

4 de diciembre de 2011


PS:- Una pregunta, Miguel Ángel: ¿no encuentras parecido este rollo mío con cosas que se te ocurren a ti?

Chócala, my brother.

Miguel Ángel Maya dijo...

...Respondiendo a su pregunta, Venancio: la verdad es que sí, de hecho a veces pienso que soy yo mismo mandándome anónimos desde la inconsciencia...
...Chocada está, man...