viernes, 27 de febrero de 2009

Napòlide

Erri de Luca es quizás el autor más entrañable e interesante de la literatura en italiano de hoy en día. Su idioma materno, ese que tiene bajo la piel, es el napolitano, porque cuando él nació, en Nápoles todavía no se hablaba italiano. Su literatura está muy lejos de lo que yo busco, y sin embargo me encanta, me apasiona, me atrapa, es capaz de removerme las tripas con su escritura cruda de bisturí, de cuchillo brillando bajo la luna. Además es un tipo que me cae bien: escala montañas, traduce la biblia, vive por ahí, a las afueras, tranquilo.
Ayer supe que ha sacado un nuevo libro, Il giorno prima della felicità (El día antes de la felicidad). Está ambientado en los días que precedieron a la liberación de Nápoles en la Segunda Guerra Mundial. Me relamo de gusto.

"A Napoli, quando scendo gli scalini del treno, non mi sento tornato. Invece mi sento solo, con un diritto più intimo di quello che provo altrove. Una città non perdona il distacco, che è sempre una diserzione. Sono d'accordo con lei, con la città: chi non c'era, chi è mancato, ora non c'è, è decaduto il suo diritto di cittadinanza. Ora è uno dei tanti passanti che essa accoglie, senza opporre resistenza, lo straniero imbambolato che nessuno scaccia, sbirciato come merce da raggiro. ho rispetto del diritto di rigurgito che la città aplica a chi se ne allontana. Se rispondo di me presso di lei è perché porto i panni dell'ospite, non del cittadino. E se non ho il diritto di definirmi apolide, posso dirmi napòlide, uno che si è raschiato dal corpo l'origine, per consegnarsi al mondo.
Mai più ho attecchito altrove.
Chi si è staccato da Napoli, si stacca poi da tutto: non ha neanche lo sputo per incollarsi a qualcosa, a qualcuno."

Erri de Luca, "Napòlide", Edizioni Dante & Descartes, Nápoles (Libro inédito en España)

"En Nápoles, cuando bajo las escaleras del tren, no siento que haya regresado. Me siento en cambio solo, con un derecho más íntimo del que siento en otros sitios. Una ciudad no perdona el desapego, que es siempre una deserción. Estoy de acuerdo con ella, con la ciudad: el que no estaba, el que faltó, ahora no está, ha caducado su derecho a la ciudadanía. Ahora es uno de los muchos que están de paso y que ella acoge, sin oponer resistencia, el extranjero distraído que todos notan, observado como carne de estafa, me merece respeto el derecho al regúrgito que la ciudad impone a los que se alejan de ella. Si respondo por mí dentro de ella es porque llevo la ropa del huésped, no del ciudadano. Y si no tengo el derecho de defimirme apolide, puedo llamarme napòlide, uno que se ha escindido del cuerpo el origen para entregarse al mundo.
Nunca jamás me he adherido a ningún otro lugar.
Quien se ha alejado de Nápoles, se termina alejando de todo: ni siquiera tiene aliento para apegarse a algo, a alguien."

Miguel Ángel Maya.
Madrid, 27 febrero 2009.

1 comentario:

Lara dijo...

El otro día Robe se compró varios libros de él y creo que se llevó un susto. Pregúntale.

Besos