...Se cierra el telón, o se abre, no importa. Me importa lo que hay detrás. Me importa la música que desprenden ciertas cosas. Me importa el olor. Descubro América. Descubro la pólvora. Descubro la Ley de la Relatividad. Descubro el horizonte. Los pesados barcos hacen equilibrios en esa línea frágil y ambigua entre el cielo y el mar. Aguzo la vista, olisqueo el salitre de la tarde. El mar pone las cosas en su sitio. Pone en su sitio el relato del pasado y el brutal e inhóspito futuro. Me estremezco. Es la piel, es la música, me digo. Es lo que hay detrás de cada evidencia, cada vez que la realidad chirría, cada vez que los datos se contradicen y entrechocan: pelotas de goma y deportaciones arbitrarias. Todo chirría y hace falta una suerte de oído absoluto para entresacar la música que subyace a esta película de serie b. Voy rescatando cuentos de la periferia de la historia. Malvivo. Busco detrás. Me conformo con que el mar siga poniendo las cosas en su sitio. «Tiñes mis días de fatal melancolía». Me conformo con la trapecista que se suicida en cada palabra. Y ahí me quedo...
Miguel Ángel Maya
5 de abril de 2014
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3 comentarios:
Bellas palabras y tristes sentimientos.
Un saludo cordial, Miguel.
...Muchísimas gracias y bienvenida...
...Un abrazo...
...Muchísimas gracias y bienvenida...
...Un abrazo...
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