«Sí, egregio editor, ha llegado la hora de decirle, con todo
el respeto, que mientras continúe con este sistema de explotación integral de
sus trabajadores, no podrá esperar de ellos un rendimiento superior a sus
posibilidades. Hay una vida que hay que vivir, bicicletas que hay que montar,
aceras que hay que pasear y puestas de sol que hay que disfrutar. En fin, la
Naturaleza nos llama, egregio editor; y nosotros respondemos a su llamada»
(Cesare Pavese al editor Giulio Einaudi, después de que este último le encargase la edición de un manuscrito del prisionero Carlo Bini a cambio de seis cigarros puros que parece ser que Pavese llegó a recibir y que «Habiéndolos encontrado pésimos, me veo obligado a responderle que no puedo mantener un contrato iniciado bajo estos males auspicios»)
Miguel Ángel Maya
22 de abril de 2014
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