miércoles, 3 de junio de 2009

Cracovia

...Mi amiga Lara (para la Literatura Lara Moreno) tiene un relato titulado "Noli me tangere" en el que un personaje varado en un aeropuerto va nombrando ciudades a las que sueña irse porque le gustan los nombres. Lo recuerdo así, pero no estoy seguro de que ese sea el argumento y entre el caos de cosas de la casa no puedo encontrar el libro. El caso es que el relato empieza así: "Dubrovnik me parece un buen lugar. ¿Qué opinas?". Eso sí lo recuerdo...

...Yo no conocía nada de Cracovia...
...Hace unos días llevé "Últimas 2 horas y 58 minutos" al Cervantes de Nápoles, para que lo tuvieran allí. Ayer, metí el título en la página del Cervantes por si ya estaba registrado y encontré esto:

Sucursal: Biblioteca de Cracovia
Localización: Sala de lectura
Tipo de ejemplar: Préstamo normal
Código de barras: 161005376

Signatura: N MAY últ
Disponibilidad: Disponible después de 16/06/2009.

...Quiere decir que alguien, en Cracovia se ha llevado el libro de la biblioteca del Cervantes, que un lector sin rostro se ha puesto a leer el libro quién sabe en qué parque, en qué cama, oyendo qué música, en compañía de quién, hundiendo sus manos en quién sabe qué cabello, pasando sus páginas, quién sabe si gustándole o aborreciéndolo o, lo que sería peor, dejándole indiferente... Fue entonces cuando, como le sucede al personaje del libro de Lara, Cracovia se edificó ante mí como un nombre misterioso y exótico, y, dentro, en sus calles, el anónimo lector que extrajo el libro de la estantería y decidió leerlo...

...No sé por qué imagino que es una lectora, y, sin quererlo, quise que fuera la Verónica de la película de Kiewslowsky, una película de la que tengo un recuerdo vago. Recuerdo que era la historia de dos chicas que se llaman Verónica, y que una vive en Praga y otra en París...
...Lo sorprendente es que, buscando las fotos para ilustrar esta entrada, he leído la sinopsis de la película, y ¡una de las dos Verónicas vive en Cracovia!...
...Ahora sí, no puedo evitar ponerle su rostro a la lectora que, hasta el día 16 de junio tendrá en sus manos el libro que yo he escrito. La imagino leyéndolo en un tranvía, aunque no sé si en Cracovia hay tranvías. La imagino en pijama, frente a una taza de café. La imagino vistiéndose, y el libro estará en un escritorio centroeuropeo, en una cama deshecha, su cama. La imagino casi sin querer, y me siento feliz. Ojalá se decidiera a escribirle a Laura...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 3 junio 2009

13 comentarios:

Lara dijo...

Quiero ir a Cracovia.

Miguel Ángel Maya dijo...

...¿Vamos?...

Portinari dijo...

Bonita entrada esta que trata acerca del dónde, cómo, cuándo y quién. Siempre esas preguntas al rededor del Nombre.
Y entonces, puede que quizá, esa muchacha se haya cruzado sin saberlo con el autor por la calle, y eso sería lo más fantástico de todo.
Un saludo.

Miguel Ángel Maya dijo...

...Gracias, Portinari...
...Mmmh, sería rizar el rizo del azar pensar que Verónica, la lectora que en este preciso instante está leyendo "Últimas 2 horas y 58 minutos" en un tranvía de Cracovia, se hubiera cruzado alguna vez con el autor salvo en dos o tres segundos fugaces: ella al otro lado de la pantalla y él en la maltrecha realidad...
...Sería fantástico, sí...

Anónimo dijo...

Hermosas coincidencias... me encantan estas intersecciones fabulosas.
Palabras hechas carne. Sí.
Siempre a favor de que la literatura preñe a la vida. Sí.

Un abrazo

J.S.de Montfort

Miguel Ángel Maya dijo...

...Gracias por tu comentario, J.S. de Montfort, y bienvenido...
...Sí, hermosas coincidencias, curiosos azares y totalmente de acuerdo con eso de que la literatura preñe la vida, incluso, con un mortal doble carpado, que la vida preñe la literatura, algo probablemente más difícil pero igual de delicioso...
...Un abrazo...

farera dijo...

En los últimos días me he olvidado tres libros en un bus, otro bus y un avión. Al principio pensé que era mala suerte pero hoy, al perder el último, me he descojonado sola y he pensado que no podía ser casualidad perder tres libros tan seguidos. He empezado a pensar en quiénes estarán leyendolos, si estarán disfrutando, si algún día me los contarán (yo sólo los había empezado). No los he escrito yo, pero los compré, los elegí entre un montón de libros, los hojeé, los toqué, igual alguno hasta lo olisqueé como una ratoncilla y decidí que serían mios. Ahora son de otros, pero me gusta...

...mmmmm....¿cómo habrá llegado tu libro a Cracovia? que guay...

Un beso invisible, trompetista!!

Miguel Ángel Maya dijo...

...Farera...
...Llámame cotilla, pero ¿qué libros son?...

farera dijo...

Saciando cotilleos trompetista...

En un bus mañanero que me alejaba de Madrid me dejé Memoria de mis putas tristes. Me gustaba el título y cada uno de sus tres conceptos: memoria, putas, tristes. Además empezaba con una frase de Yasunari Kawabata y pensé en su país de nieve, en su bello, su triste... Hace tiempo un Buendía madrileño me robó el corazón así que Garcia Marquez me traé siempre buenos recuerdos...


En otro bus, al de unos días y yendo a Donosti, a currar, oliendo casi a mar de Concha me dejé un Murakami. Era Sputnik mi amor, y apenás había empezado a leerlo.


Y por último esta mañana en el avión. Esta vez era uno de Amelie Nothomb, no recuerdo muy bien el título, pero tenía Adan y tenía Eva. No tenía muchas opciones, me lo compré en el aeropuerto para leer algo después de perder a Murakami. Me gustan las historias de esta tia nadando entre carpas y siendo adicta al chocolate. Me leí unas cuantas páginas, tenía buena pinta.

Me gusta la idea de que se conviertan en libros que pasan de viajero en viajero, quien se los lea que los vuelva a dejar en su sitio :-)

Miguel Ángel Maya dijo...

...Gracias, Farera...
...Ya te contaré si me los escuentro...

acróbatas dijo...

Uf, me habéis contagiado las ganas de ir a Cracovia (y de leer tu libro).

Miguel Ángel Maya dijo...

;-)
...Gracias, acróbatas...

Anónimo dijo...

¿Coincidencias? ¿o es que tenía que ser asi y no de otra manera?. Cracovia tiene tranvías que cruzan las calles como telarañas...Hola, Miguel Ángel, no sé cómo he llegado a tu blog, ni recuerdo que estaba buscando, sé que estaba bajando con el cursor cuando aparecieron ante mí Cracovia, y que alguien se había llevado un libro de la biblioteca¡ Pegué un salto y pinché en el blog...Trabajo en la biblioteca del Cervantes, tu libro lo compramos, sé que leí alguna referencia que me hizo que apostara por él. No lo he leido...ay...pero tienes que venir a Cracovia, ahora más que nunca.