domingo, 13 de enero de 2013

TRIESTE


...Hice un repentino viaje en tren a Trieste...
...Una noche, en una estación del metro de Nápoles (creo que era la de Mergellina) conocí a una chica que vivía en Trieste. Se refería a Trieste como la Triste Trieste. Cuando lo decía reía. No se daba cuenta de que yo, que nunca había estado en Trieste, no me podía creer que esa sonrisa estuviera anclada en la Triste Trieste; no me podía creer que Trieste fuera triste...
...Hasta que la conocí a ella, la única triestina que conocía era Ilona, la amante de Maqroll, uno de esos personajes tan poderosos que hacen que me pregunte qué estarán haciendo, como sucede con esos amigos que algún día desaparecieron de mi vida...
...Hubo un tiempo en que Maqroll me salvaba la vida: leer sus aventuras era irme a otro lugar. Luego, claro, vinieron otros libros que me salvaron, pero que me salvaron, curiosamente, desde la topografía, desde lo espacial, como si fueran cartografías o accidentes geográficos en los que perderme y no palabras a las que agarrarme...
...Hice un repentino viaje en tren a Trieste, persiguiendo a un personaje que ha decidido abandonarme. Lo he encontrado. La he encontrado. Estaba en un café, tomándose una cerveza con su coreógrafo. He adivinado sus bragas rojas bajo la falda vaquera. Cuando me ha visto ha resoplado. Me he quitado el sombrero, le he dado la mano al coreógrafo, y ella me ha susurrado: Migue, yo sé que te he querido mucho, pero no recuerdo quién eres...
...Trieste es preciosa. Recorrer suavemente la Triste Trieste recién apuñalado es una experiencia bizarra...





Miguel Ángel Maya 
Trieste, 12 de enero de 2013

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2 comentarios:

Rilke arponeado (por bobo) dijo...

Apuñalado me sentía yo cuando me invitó mi amiga Marie von Thurn und Taxis a pasar con ella unos meses en el castillo del Duino, bien cerca del triste Trieste. En mayo de 1912 hice las maletas y me alejé de las faldas protectoras de Marie. Aquello no funcionaba, estaba seco, no era capaz de escribir nada decente. Después fui a España y visité tu Sevilla. Pero fue Ronda la que me cautivó.
Luego vinieron las cartas de Benvenuta...
Y total, na, que a los cincuenta y un cartuchos la diñe. Si llego a saberlo no me hubiese torturado como un tonto que se cree que es eterno. Le hubiese dado más al tarro del Mosela y gozado sin tasa de las mujeres que caían a mis pies como moscas, aleladas con mis poemas.
Ahora, triste espectro con esclavina de organdí, vuelvo a la orilla del Guadalquivir, me siento en la terraza de un café y le pregunto al camarero si sabe dónde queda lo del Maya. Me dice que si será un hermano de la diseñadora gráfica. Digo que quizá. Nos oye un vendedor de cupones ciego y picado de viruelas y me da la dirección de tu cava. Intentaré acudir una noche de estas. No me vas a reconocer, que los espectros teutones no gastamos aura. Llevaré un cuaderno y apuntaré mis impresiones. Ándate fino, juglar.

Miguel Ángel Maya dijo...

...Su periplo es desde luego interesante cuanto menos, y digo interesante, que lo interesante, como bien sabe usted, tantas veces arponeado, es el reverso o la cruz de lo inquietante, aunque etimológicamente sólo compartan el prefijo "in-", lo cual no es suficiente ni para declarar primas lejanas a dos palabras...
...Los juglares somos poco amigos de las notas, eso sí, solemos reconocer a los espectros, aunque sean teutones, a pesar de que no ande yo fino últimamente en esos menesteres...
...Tratándose de usted haré una excepción: hilaré fino, haré un fantasmagórico esfuerzo, y también apuntaré mis impresiones...
...El vino lo asentará todo, si fuere menester...