jueves, 11 de noviembre de 2010




...¿Qué hacía allí anoche un músico como yo?...
...Todo daba vueltas: las palabras caen como si se tratara de un bombardeo, a veces tienen música, raras veces, a veces entrechocan entre sí como si un loco hubiera liberado millones de canicas de una jaula muda...





...Me gustan las distancias cortas...
...Las distancias largas se parecen demasiado a una trinchera o a una coartada: sólo me gustan en los trenes que se pierden en la noche, que se difuminan...
...Anoche era un músico que se había olvidado de bailar. Lo sé. Sé que parecía ese theorós de las fiestas dionisíacas que observaba cómo los demás se adentraban en territorios escabrosos y perdían la conciencia y resucitaban...



...Era como si tuviera un secreto infalible, pero que mantenía oculto como si tuviera un animalillo indefenso en el bolsillo...
...Hace dos noches estuve tomando vinos con Monsieur Bardot: me contó el secreto de Joe Gould, ese tipo que zascandileaba por Bowery Street (Nueva York) que se había propuesto escribir la Historia oral de nuestro tiempo, y lo demás se la sudaba...



...Mi secreto era mucho más mediocre que el del célebre indigente perdido en Nueva York, pero más simple, más alcohólico, más torpe, más cínico...

...En una mesa alguien se pinta los labios, alguien se ajusta las medias, alguien se mete una raya en el baño, alguien discute, se mira, se guiña, explica qué quiso decir...

...Mi secreto esconde un as en la manga que solo (de soledad) o sólo (adverbio) me digo mirándome al espejo: esto no le importa a nadie: el mundo gira y a nadie le importa si escribes o no escribes, a nadie le importa el documento word que está inmediatamente detrás, impaciente, tras la página de blogger. A nadie le importan que los documentos word estén rerpletos de flúor, de plástico o de líquidos corporales. Después de jugarse la vida o de escribir limándose las uñas, cuando el documento word dormita en un rincón del disco duro, lo que queda es silencio...



...Y sólo debería importarnos la maravilla de saber que un tipo tan repugnante como Keith Richard es capaz de escribir una canción como Wild Horses...
...Sólo por caminar Gran Vía arriba con Wild Horses en los tímpanos merece la pena el silencio...
...O no...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 11 noviembre, 2010

4 comentarios:

kika... dijo...

pues a mí tus documentos de word no me dan igual. no te prometo nada: quizá mañana sí. así es lo de los blogs. y por eso me encanta.

... I have my freedom but I don't have much time...

besos,
K

Jesús Garrido dijo...

el sólo o solo sí me importa en el caso, me costó mucho hace treinta años aprenderlo y asimilarlo

Miguel Ángel Maya dijo...

...Me alegra lo de los documentos word, y me inquieta que no me prometas nada, ni siquiera algo jajajaja...
...Besos y carantoñas...

Miguel Ángel Maya dijo...

...El acento de solo, ese juego de palabras que oscila entre el adverbio exclusivo y la soledad, es un apasionante tema filosófico...
...También a mí me costó décadas aprender el significado de todo esto...
...Un saludo...