Serenament quan ve l'onada, acaba,
i potser, en el deixar-se vèncer, comença.
La platja enamorada
no sap l'espera llarga
i obre els braços no fos cas, l'onada avui volgués queda's
Lluis Llach
...Husmeo los huecos, las arrugas de las sábanas, el otro lado de la almohada, el pantalón del pijama, el aire, lo que queda, la reminiscencia de la danza. Estoy en la sabana. El sol se pone. Han danzado los antílopes y las hienas. Bogart te mece. El vino. Los párpados. La periferia de Roma. Los museos. La ropa interior. París. Chico Buarque tiene puestos los anteojos que dejé sobre un cuaderno con su rostro. Etcétera...
...Conduzco a tu lado. De noche. Llueve. Suena jazz. Te hablo de Pasolini. Te ordeno mis investigaciones sobre Pasolini. Mi verbo es torpe. El retrovisor es cálido. Cambias el cd. Eres una autoestopista. Eres un incendio. Eres un animal doméstico. Eres una novela y un temblor. Eres salvaje. Te vi. Yo simplemente te vi. Pasolini dejó los anteojos junto al volante antes de morir. ¿Te das cuenta de lo que eso significa?...
...Agnès Varda pregunta a catorce viudas por el otro lado de la cama, por la digestión de la soledad, por cómo reconquistar el espacio compartido. Te busco por las salas de la exposición descomponiéndote en olores. Te encuentro. Me encuentras. Me fotografías en una Habana con subtítulos en un documental de la propia Varda. Me reconoces. Las viudas me conmueven. Una de ellas me estremece. Habla del suicidio de su marido. Me pongo en su piel. En mi paladar siento el sabor del vino blanco y del sol. Su piel me viene sentimentalmente grande. Pasolini caminó por Estocolmo dos días antes de morir. Caminó por París el día antes de morir. Dejó cosas por hacer en ambas ciudades. Diseminó secretos. Perdió cosas. Lo perdió todo...
Mastica e sputa
da una parte il miele
mastica e sputa
dall'altra la cera
mastica e sputa
prima che venga neve
luce luce lontana
più bassa delle stelle
quale sarà la mano
che ti accende e ti spegne
ho visto Nina volare
tra le corde dell'altalena
un giorno la prenderò
come fa il vento alla schiena
e se lo sa mio padre
dovrò cambiar paese
se mio padre lo sa
mi imbarcherò sul mare
Mastica e sputa
da una parte il miele
mastica e sputa
dall'altra la cera
mastica e sputa
prima che faccia neve
stanotte è venuta l'ombra
l'ombra che mi fa il verso
le ho mostrato il coltello
e la mia maschera di gelso
e se lo sa mio padre
mi metterò in cammino
se mio padre lo sa
mi imbarcherò lontano
Mastica e sputa
da una parte il miele
mastica e sputa
dall'altra la cera
mastica e sputa
prima che metta neve
ho visto Nina volare
tra le corde dell'altalena
un giorno la prenderò
come fa il vento alla schiena
luce luce lontana
che si accende e si spegne
quale sarà la mano
che illumina le stelle
mastica e sputa
prima che venga neve
...Nunca sé qué hacer en estos casos: me da pudor y me siento orgulloso a partes iguales...
...En cinco años pasan cosas en la vida, y por tanto pasan cosas en la escritura, y en cinco años de fragilidad más todavía. Siempre he creído que lo más importante de la escritura es el magma y que los libros son anecdóticos, pequeños escapes de ese magma. Tenía ganas de que a un editor le interesara algo de ese magma y apostara por mí. No por un libro mío, sino por mí. A veces, en raptos de orgullo pienso que el discurso que provoca ese magma no está mal. La literatura es una cuestión de afinidades y también es algo muy frágil y condicionado por miles de circunstancias y variantes: por qué empezar una historia, o lo que es más problemático, por qué seguirla...
...Estos cinco años no han sido fáciles en general, y tampoco han sido "literariamente" fáciles en particular, por eso volver a empezar ha sido tan importante para mí...
...No quiero caer en esa autorreferencialidad estúpida de algunos escritores, en esa endogamia de elogios recíprocos y de nada cotidiana, de ahí el pudor, de ahí el miedo a que este orgullo mezclado con pudor se malinterprete...
...No recuerdo lo que dije el viernes en la presentación de El hombre que decía haber salvado a Rebeca B., pero Sara Mesa leyó lo que hay después del vídeo de Beirut, y para mí es un gustazo que los ojos verdes de Sara de los que estoy enamorado por cómo miran y por lo que ven y por lo que escriben, hayan leído esto entre las ciento sesenta y pico páginas del libro que ha salido de mis ojos, de mi saliva, de mis dedos, de mi cabeza...
...Y estoy orgulloso de lo que dijo, y me sigue emocionando cuando lo releo...
...Por eso creo que es honesto ponerlo aquí, aunque el pudor me de señales de alarma, y el pornógrafo en horas bajas que hay en mí siga durmiendo, y aunque este autobombo parezca más endogamia de la de siempre...
...Porque no lo es, porque mi emoción tiene más que ver con eso que decía Cortázar cuando hablaba de la luciérnaga: "y sin embargo basta suponerle una conciencia para comprender que
cada vez que se le encandila la barriguita el bicho de luz debe sentir
como una cosquilla de privilegio"...
...Pues eso: Sara dit ça:
Comienzo a leer El hombre que decía haber salvado a Rebeca B. No es el primer libro que leo de Migue. Conozco a Migue desde hace un par de años. Me gusta cómo escribe. No me sorprende entonces el arranque: una prosa ágil, bien medida, intrigante: yo sé que es bueno. El ritmo consigue pautar los tiempos de lectura a la perfección. La historia seduce, engancha. Pronto me veo envuelta en una atmósfera singular: misterio, oscuridad, glamour, intensidad, terror. Cinematografía por todos lados. Espectros. Seres doloridos que esconden secretos. Una ciudad que también esconde secretos. Reconozco a Migue en cada párrafo: los temas de Migue, las obsesiones de Migue, el universo de Migue en estado puro: pequeños y amenazantes seres gulliverianos, enigmáticos personajes femeninos, canibalismo, la brutalidad que convive con el refinamiento, inventores de objetos peculiares, mitografías propias, el mundo del circo, la magia…
Qué mejor se puede decir de un escritor que se le reconoce en cada párrafo. Que tiene mundo propio. Si yo hubiese leído El hombre que decía haber salvado a Rebeca B. sin saber que está Migue detrás, hubiese pensado inmediatamente en Migue. Eso es un gran logro. Pocas veces puede decirse algo así cuando uno lee. El universo de Migue palpitando tras cada línea. Esto hace que en el contexto de la literatura contemporánea española Migue sea una especie singular. Sus libros son singulares. No encontraréis libros como este tan fácilmente. No se adscribe a modas, no está sujeto a ningún condicionante. El único sentido que guía los libros de Migue es el propio Migue, el mundo de Migue.
Los riesgos de una literatura tan personal podrían pasar a veces por la falta de conexión con el lector. Pensemos: ¿a quién le interesan nuestras obsesiones, nuestros temas recurrentes? ¿Cuál es el valor de la autenticidad? Pero Migue sortea bien este obstáculo. A mí me interesan sus temas. A muchos de vosotros, estoy convencida, os interesan sus temas. Porque sus temas son inquietantes, enigmáticos y cuentan con un poder simbólico innegable.
Dejadme que os sitúe en El hombre que decía haber salvado a Rebeca B. Una ciudad de la costa Este norteamericana: Saint-Simon. Pequeña, cerrada en sí misma, sitiada: por un lado el mar; por otro lado las dunas móviles. Por si eso fuera poco, unas galerías subterráneas que supuran un óxido que se come la ciudad. Curiosa, esa excrecencia: en esas galerías convive la mayor sofisticación (la música) con la más terrorífica barbarie. Por un lado, habitantes que no saben que existe un exterior; por otro, un exterior que desconoce –o calla- la existencia de las galerías. Coches lujosos que entran y salen de la ciudad, con sus elites melómanas y ávidas de crueldad. Pero hay más: un circo poblado de criaturas extrañas, marginales, y una reserva de indios: dos focos de posibles enemigos cuando el poder necesite justificar cualquier acción represora. Esa es la atmósfera de este libro. Basta abrirlo para entrar en ella. Migue consigue que lo veamos, que lo respiremos. Su técnica narrativa es uno de los puntos fuertes, y él la maneja con soltura y naturalidad. Estampas sueltas, breves relatos que se encadenan, que completan huecos y sentidos, personajes que aparecen y desaparecen, pero también distintas versiones de los mismos hechos, contradicciones, elecciones que deberemos tomar para montar nuestro propio puzle, piezas de muy distinta naturaleza: transcripciones de grabaciones, cartas, testimonios, fragmentos de libros. Y también algo muy sorprendente, muy inusual: todo se construye en torno a una gran elipsis: qué pasó con Rebeca B. en el Bed & Breakfast de la playa. Una mujer se asoma a mirar el mar, el mismo mar que arroja un náufrago con una amenaza para la ciudad. ¿O la amenaza estaba en otra parte? Sabemos que a Rebeca B. le sucedió algo terrible, sabemos que en torno a ese suceso se montó toda una historiografía quizá falsa, quizá verdadera, quizá en parte falsa y en parte verdadera… ¿pero qué pasó exactamente?
Migue sabe callar y sabe hablar. Migue maneja con maestría los hilos de la narración, el perspectivismo. Migue nos hace pensar en otros posibles Saint-Simons una vez que hemos cerrado este libro. Porque este libro cuenta una historia y apunta a otras muchas historias. Rebeca B. no es solo una trapecista enigmática: es una experiencia. Por eso hay que leer este libro. Y por eso hay que pedirle a Migue que siga escribiendo más libros. Más historias, más perspectivas. Al fin y al cabo el mundo de Migue no es cualquier cosa: es valioso, es inagotable.
Sara Mesa
Gracias infinitas y gigantescas. Miguel Ángel Maya 20 de marzo de 2013 *
Hoy viernes día 15 presentaremos personalmente a la trapecista Rebeca B. y hablaremos de sus historias y su biografía, y del hombre que decía haberla salvado. También hablaremos de Saint Simons, de la reserva étnica de los indios Seminola, de las galerías y el teatro subterráneo debajo la ciudad, de un náufrago en cuyo elegante traje habitaba un minúsculo ejército.
Será a las 20:30 en La Carbonería de Sevilla. Me acompañará, ejerciendo de cómplice de excepción, mi amiga Sara Mesa.
...Muchas veces uno no sabe hasta qué punto unas cosas llevan a otras...
...La muerte de Pasolini me llevó a una tarde de verano en Piazza San Domenico y a su vez, cuando el recuerdo me lleva a Nápoles, tiendo a quedarme, tiendo al deseo de volver, a la necesidad de volver...
...No sé hasta qué punto regresar a Nápoles es un autoengaño: más que regresar a Nápoles quiero regresar a quien yo era en Nápoles hace diez años, a la Nápoles de hace diez años, a los miedos de hace diez años, a los amores imposibles de hace diez años...
...Siguen haciéndome pruebas médicas. Sigo escribiendo. Sigo acordándome de libros que sé que tenía y espero que mi cabeza haya seguido un orden lógico a la hora de la mudanza, y que siga siendo fácil encontrarlos como cuando eran los libros protagonistas de mis sucesivas casas. Ayer buscaba un libro que T. me regaló. Lo buscaba porque creía recordar vagamente que lo que me pasa a mí en la garganta y en el cuello le sucede a la protagonista del libro en el oído. Sus síntomas, no oír música, son una metáfora, como los míos: los síntomas podrían ser vistos como metáforas...
...Encontré el libro. Estaba junto a La pelle, de Curzio Malaparte, junto a La scoperta dell'inconscio, de Ellenberger, junto a Tango italiano, de Rino Genovese. Se titula Musica, y está escrito por Yokio Misima. Dentro, en la primera página, había un cuarto de folio que empezaba así: Perché sei andato via proprio il giorno del tuo compleanno? Después sigue la nota, firmada por T. el día 2-7-2003...
...Me acordé del principio del verano en Nápoles, de cuando regresaba a España para pasar esos dos meses, para volver en septiembre y empezar de nuevo. Me acuerdo perfectamente de ese verano de 2003, de lo que hice, de lo que me pasó, de que murió Bolaño, de que volví a sentarme a escribir. Me acuerdo perfectamente de quién me había enamorado, de por qué no se me iban de la cabeza los últimos dos meses de primavera napolitana...
...La protagonista del libro se llama Reiko, y se presenta en el estudio del doctor Shiomi Kazunori y le dice que no puede oír la música. El doctor Kazunori empieza a investigar ese síntoma, esa metáfora. No me leí el libro, a pesar de la insistencia de T., pero sabía que, ahora, inmerso en la muerte de Pasolini, tomándole el pulso a una nueva historia, y con mi agenda llena de visitas médicas y mi cabeza llena de hipocondrías, ese libro era necesario en este momento...
...Y los libros necesarios se vuelven imprescindibles si dentro de ellos uno encuentra una nota dirigida a quien era él hace diez años, una nota que empieza: Perché sei andato via proprio il giorno del tuo compleanno? Todavía hoy, casi diez años después, no sabría que responder a esa pregunta...
Soy rubia. Rubísima. Soy tan rubia que me dicen:"Mona, no es sino que aletee ese pelo sobre mi cara yverá que me libra de esta sombra que me acosa". No erasombra sino muerte lo que le cruzaba la cara y me diomiedo perder mi brillo.
Alguien que pasara ahora y me viera el pelo no loapreciaría bien. Hay que tener en cuenta que la noche,aunque no más empieza, viene con una niebla rara. Yademás que le hablo de tiempos antes y que... bueno, laandadera y el maltrato le quitan el brillo hasta a mipelo.
Pero me decían: "Pelada, voy a ser conciso: ¡esfantástico tu pelo!". Y uno raro, calvo, prematuro:"Lilian Gish tenía tu mismo pelo", y yo: "Quién seráésta", me preguntaba, "¿Una cantante famosa?". Reciénme he venido a desayunar que era estrella del cinemudo.Todo este tiempo me la he venido imaginando conmiles de collares,cantando, rubia total, a unaaudiencia enloquecida. Nadie sabe loque son los huecosde la cultura.
Andrés Caicedo (29 de septiembre de 1951 - 4 de marzo de 1977) Que viva la música
...También podríamos hablar de tu vientre: hablar con babas, hablar con cautela, enumerarnos las medallas que ganamos como viejos policías poniéndole de merendar a sus nietos mientras rememoran sus luchas contra el crimen organizado...
...Podríamos hablar del último baile, de la última batalla, como animales en peligro de extinción, como insomnes sin memoria, como cuando me afilo los colmillos en tu nuca y tú te dejas por mucho que te vayas...
"Cuando relato mis trashumancias, mis caídas, mis delirios y mis secretas orgías, lo hago únicamente para detener, ya casi en el aire, dos o tres gritos bestiales, desgarrados gruñidos de caverna con los que podría más eficazmente decir lo que en verdad siento y lo que soy" Maqroll el Gaviero. (Álvaro Mutis)
PARANOICA FIERITA (Editorial Carpe Noctem, 2022)
TEXTOS ENGORDADOS Y OTRAS ESPECIES
Proyecto literario digital
CRIMINALMENTE BELLA (Editorial Alegoría, 2016)
(Edición y prólogo)
MONSIEUR WITNESS (2015-2016)
Proyecto literario digital
FALSA ANTOLOGÍA COMPLETA DE LOS POETAS INCENDIARIOS (Editorial Alegoría, 2014) *
(Edición y prólogo)
EL HOMBRE QUE DECÍA HABER SALVADO A REBECA B. (Editorial Alegoría, 2013)
ÚLTIMAS 2 HORAS Y 58 MINUTOS (Lengua de Trapo, 2008)
Últimas 2 horas y 58 minutos. Primera (o segunda) parte.
*
Últimas 2 horas y 58 minutos. Segunda (o primera) parte.
Nací el 2 de julio de 1978. Soy músico, escritor, viajero. Estudié en el Conservatorio de Sevilla. Me licencié en filosofía por la Universidad Oriental de Nápoles (Italia). He tocado todos los géneros literarios, incluido el curriculum vitae. Escribo novelas, relatos, poemas y guiones, compongo canciones y toco el piano. Mi espectáculo musical se llama Migue y el fabuloso trompetista invisible. He vivido en Alcorcón, Sevilla, Londres, La Habana, Ciudad de México, Bogotá, Buenos Aires, Nápoles y Madrid. Algunos de mis relatos han aparecido en antologías, revistas, fancines o rocambolescos folletines olvidados. Me gano la vida como buenamente puedo (casi siempre de forma legal). He publicado dos libros: "Últimas 2 horas y 58 minutos" y "El hombre que decía haber salvado a Rebeca B". Y he editado "Falsa antología completa de los poetas incendiarios". Para ser feliz me basta un piano, una playa desierta, buena compañía. Thelonious Monk ya inventó casi todo lo que se me ocurre. De mayor quiero ser Jacques Brel o Leonard Cohen.