Me desperté de nuevo
entre dos sombras.
No quedaban palabras
en mi memoria.
Con los dedos, a tientas,
las fui palpando:
sus ojos enemigos,
sus secos labios,
el mapa señalado,
los hondos cráteres,
corazones escritos
con soledades.
A su fiel prisionero
siempre velando
mis compañeras sombras
de tantos años.
Ellas, que me robaron
la luz de un sueño,
ya no piden rescate
por mi secuestro.
Javier Egea
...Sin añadir más retales de tierra, de tiempo, de silencio, sin más truenos, ni rayos, ni centellas, sin más perros del desierto, sin más tormentas que las calles solas, sin lluvia, sin asientos, sin haberlo deseado, me ha secuestrado el cielo de esta boca, me ha llenado de sirenas la garganta, y este bla bla bla se me ha subido demasiado a la cabeza...
...Vendamos lo que queda...
...Vayámonos con la música a otra parte...
Miguel Ángel Maya
Cádiz, 8 de noviembre de 2012
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