lunes, 20 de agosto de 2012



...El último bocado decide apenas sobre la marcha dar saltos mortales en el trapecio del cielo de mi boca...
...Rescato de entre la niebla viejos billetes de lotería que carecen de sentido, como los periódicos que cuentan lo que acaba de suceder en Pearl Harbor. El trapecio se balancea. La trapecista se ha ido a atender asuntos urgentes: poner una lavadora con el mismo traje de lentejuelas con que se juega la vida, danzar con desgana. Me visto, me engomino, me arreglo, me desperezo, por si aparece ella, por si se desnuda, por si galopa, por si se abre de piernas y suda y se olvida. Mi lengua necesita de esa carne condimentada y cruda y cálida, de esos accidentes geográficos, de esa isla...



...Los restos del naufragio siguen aquí: huelen en los huecos, en las almohadas, en la ropa interior, en el velero meciéndose, en las películas, en los platos, en los ingredientes, en los mapas, en la inercia del trapecio, en las manchitas corporales, en las migas de pan, en la limosna, en la desnudez...
...Y en la llegada a esta isla llamada Amnesia...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 20 de agosto de 2012

P.D. La foto está tomada de aquí.
*

2 comentarios:

Arpón de muerte dijo...

A veces, nos refugiamos en lo culto porque no nos hacen caso las titis.
Si una mulata menea los glúteos a no más de tres pies de nuestra cara, y nos mira con picardía insinuadora..., faltaremos a la docta conferencia del filósofo de moda; habremos malgastado doscientos dólares, porque no vamos a llegar ni para final del segundo acto de Don Giovanni.
Lo malo es darse cuenta, finalmente, de que la gluteosa nos ha encandilado sólo por el descorche. Porque cuando, finalizado el chou, corremos al back street, un musculoso cuarterón que lleva colgada del pescuezazo una gruesa cadena de oro, con su Virgen del Cobre columpiándose, y un tatuaje del Che en el deltoides del hombro izquierdo, nos mira con desprecio y un puntín de contenida agresividad. Es el "novio" y administrador de la culona.
Y además, no hay quien tome un taxi a aquellas horas.

Miguel Ángel Maya dijo...

...Je suis "absolutistament" d'accord...
;-)