...Y ya con este reguero de pólvora digamos que se está barruntando un punto y final: un punto y final con la insolencia de los asteriscos a pie de página, de las notas en los márgenes, o de los puntos y seguido, contundentes como los puntos y aparte o los suicidios inesperados...
...Digamos que cuando te convertiste en futuróloga y me guiñaste el ojo de cristal que usabas como bola para predecir, para prevenir, para perecer, sin ni siquiera despeinarte con esa brisa cálida que traías, junto con los naipes, las trapecistas y la mujer que el mago cortaba en dos, y todos nosotros devorábamos en los asientos de atrás, en las camas de atrás, en los desvanes... Digamos que cuando te convertiste en futuróloga yo ya había dormido bajo el cielo del Sáhara, como Saint-Exupéry, después de aquel terrible accidente en las dunas de Egipto...
Miguel Ángel Maya
Sevilla, 1 mayo, 2012
2 comentarios:
Sea, me dices.
Sea, te grito.
Y siempre he querido ser ayudante de mago... vete afilando el serrucho...
besos,
K
:-)
(afilado queda)
;-)
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