jueves, 29 de marzo de 2012

SEGUNDA MANO




...En esta destilería de boca a boca, este alcoholismo latido de andar por casa, todo parece de segunda mano, como en esos anticuarios de San Telmo llenos de gramófonos y de polvo y de japoneses que hacen fotografías...




...Si un japonés fuera capaz de fotografiar vísceras e intenciones, o lo que el sinvergüenza Platón definió chapuceramente como alma, se encontraría con un suicidio de Grosz, con un maniquí harto de llorar, con casi todas las tijeras abiertas y casi todas las ventanas cerradas, las balas en la recámara, los sueños bien guardaditos, la cama bien helada, la manta cubriéndome hasta la frente, la fiebre en pleno desierto, la lengua en plena escala técnica, la yema de los dedos, los tímpanos anestesiados, los ojos cerrados, los ojos malditasea mojados como el origen del mundo...

...Me agarro a un billete de avión como si de un tesoro se tratara, me agarro a la ensangrentada camisa verde de Pasolini, me agarro al canibalismo, tiemblo de futuro y me relamo sólo de imaginar mis pies sobre el adoquinado de Nápoles y mi voz de segunda mano entrelazada al salitre. En fin, una cutre destilería anacrónica, como las destilerías de los lugares a los que no llegan los trenes y en los que sigue imperando la ley seca, los pobres malabares que uno tiene que hacer para fabricarse su amnesia, para que todo duela un poco menos, para preparar una huida que deje un número insignificante de víctimas y de ruido...

Miguel Ángel Maya
Madrid/Sevilla, 29 marzo, 2012
*

16 comentarios:

RH dijo...

Sería innteresante lo de las fotografías de vísceras e intenciones, y me quedo pensando en los juegos malabares para fabricar la propia amnesia. Es un texto excelente que te deja un poco ahí, sobre el adoquinado de una ciudad caótica como Nápoles.

Penélope Sierra dijo...

Imparable tu prosa, y me "agarro" a ella con el presentismo como filosofía forzada ahora que siento más cerca la sensación que tu dejas en estas letras...

Que todo duela menos, viajar para curar y renacer.

Vivir sin ese sentido de lo ajeno y ser uno cada instante!

tournesols dijo...

bon voyage*

Miguel Ángel Maya dijo...

;-)

kika... dijo...

puedes dejar todas las víctimas y el ruido que quieras, pero vuelve pronto...

besos

Venancio Parra dijo...

A esta suicida mozambiqueña la conozco. Trabajaba en la Cervejaría da Trindade, bien cerca de las ruinas del Convento do Carmo lisboeta. La casa de los azulejos azules está un poco más arriba, en la acera de los impares. Sabía que tenía problemas con su novio, un cuarterón shangaan de muy mala pinta.
Pobre Briseida Amarante, que así se llamaba...

Miguel Ángel Maya dijo...

Ay...

Miguel Ángel Maya dijo...

...Las suicidas mozambiqueñas de Lisboa, querido Venancio, son un mundo aparte (si es que hay, hoy en día, mundos aparte)...

Anónimo dijo...

Delicioso texto y deliciosa coincidencia de foto http://afervenzadosur.com

r dijo...

Qué miedo da el óxido.

Venancio Cardoso dijo...

Me entero por Pinto Ferreira de que, al concluir la procesión de esta tarde, nuestro común amigo el incombustible Diogo Vieira, de la Irmandade do Bon Jesús das Cuecas Vermelhas, fue echado de menos por los costaleros del paso de la referida cofradía.
Hacía un buen rato que los demás irmaos se había puesto la ropa de calle y el bueno de Diogo "Cascarinhas" que no aparecía.
Lo habían visto calzarse el capirote, ceñirse los grilletes a los tobillos y echarse la cruz de contrachapado a las espaldas; esto unos minutos antes de emprender marcha desde el Barrio Alto, camino de la Baixa. Y ahora que no aparecía. Llamaron al Nicola por si había decidido cambiarse en el cuarto de los camareros, como algún año anterior sabían que había hecho, pero nadie lo había visto por allí en toda la tarde.
Me cuenta Pinto que en esto vieron venir, por fin, de la parte de Amoreiras a "Cascarinhas". Llevaba el capirote ladeado y ni rastro de las cruz. Cojeaba ostensiblemente.
Como todos le acosaban con preguntas y reproches, explicó algo gacho que, nada más ponerse en marcha la comitiva de la Irmandade, había sentido cómo el dedo gordo de su pie izquierdo se había introducido en el carril del tranvía de la línea Folgoso-Alfama-Baixa-Amoreiras, de modo que, al no poder desencarrilarlo, se vio obligado a separarse de la comitiva y hacer el recorrido de la línea regular, por lo que le llevó su buena hora y media completar el circuito.. Se felicitaba -a pesar de lo bochornoso de la circunstancia- de que no hubiesen funcionado a aquella hora los tranvías, para no interferir en los cultos de la Semana Santa lisboeta.
Me lo acaba de contar Pinto Ferreira y yo lo digo aquí, por su evidente interés.

Miguel Ángel Maya dijo...

...Óxido nunca, Raquel...
;-)

Miguel Ángel Maya dijo...

...Sí, anónimo/a...
...Curiosa coincidencia...
:-)

Miguel Ángel Maya dijo...

...Venancio, me deja ud de piedra (piedra de adoquín lisboeta, concretamente)...

V. dijo...

Y sobre esa piedra edificaré MI iglesia.
Acude al banderín de enganche, buen Maya. Somos ya veintisiete. Tenemos hasta un Judas. Hay titis. Y efebos de Tesalónica. Verso libre, verso cautivo. Prosa automática y de repetición cuneiforme. Bordamos el kanji (漢字 reparad en esta verbigracia). Piercings en los ecrotos, fíbulas en los pliegues de la toga praetexta, triclinio aromado al aminoácido, four roses, velas negras y lectura obligada, antes de acostarse, de "Les onze mille verges", de Apollinaire.
Traiga cada quisque su colchón.

Miguel Ángel Maya dijo...

:-O
Sea!