lunes, 27 de septiembre de 2010

I GOT THE BLUES




...Es curioso cómo en una mudanza los recuerdos adquieren formas físicas y se encarnan en objetos: abres un cajón, y aparece un posavasos, una tarjeta de embarque de easyjet, una servilleta con un número de teléfono, un cochecito, unas entradas de Clamores, un paso en falso, un casi abismo de carmín por el que no te jugaste la vida...
...Son objetos que a pesar de haber estado ahí, en la misma casa que ahora abandonas, callados, agazapados, perdidos, tienen sus músicas y sus historias...


...En este caos de cajas, eso es lo que más me gusta que me pase...
...Y luego están los libros, claro: cuando uno tiene que domesticarlos, sacarlos de las estanterías y meterlos en cajas, lo prioritario pasa a ser el objeto: no importa ya si el libro me gustó o no, si marcó mi vida o no, uno se da cuenta de la importancia que tienen sus libros por el cariño con que los trata al meterlos en la caja, porque trata de que tenga las mejores compañías posibles: "no, no puedo poner a Manuel Puig junto a Cela"...
...Desde el punto de vista de una mudanza, hay libros mucho más dóciles que otros: los de Seix Barral son los que más me gustan, de ahí que Boquitas Pintadas viaje en el camión de la mudanza con todos los honores, porque además es un libro maravilloso...
...Los de Losada son geniales: sirven para rellenar los huecos de las cajas que han dejado las ediciones en tapa dura o los 2666, de modo que Roberto Arlt, que me perdone por la devoción que le tengo, se ha convertido en un funcional rellenahuecos, con todo el dolor de mi corazón, y sus siete locos o sus juguetes rabiosos viajan de canto, justo antes de cerrar la caja...
...Es raro ver los libros como si fueras el hombre de hojalata...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 27 septiembre 2010

No hay comentarios: