sábado, 14 de enero de 2012

JUGUETE RABIOSO




...La disyuntiva es esta: tener un nudo en la garganta o teorizar sobre literatura. Refugiarse en el Tratado de armonía de Schoenberg, del que extraje intelectuales conclusiones, o mirarme al espejo, con el corazón en un puño, o con la mano en el pecho, ya no sé ni lo que digo, e ir párrafo a párrafo aceptando imposturas y recreándome en lo que me he convertido: soy como esos personajes de cuento que se convierten en animales sin que nada en ellos cambie. Kafka, al menos, problematizó ese gran tema literario y vital: la metamorfosis...




...La resurrección puede esperar, el crimen, el frío...

...La escritura de mi nueva novela

ya está el bluff, dirá cualquiera, ya está la diva loca contando batallitas, sigue diciendo que escribe: es curioso cómo lo que no se ve muchas veces no existe: es curiosa también mi coartada o mi teoría literaria: el libro es una anécdota: siempre lo he pensado: la ficción, al menos la mía, es perpetua, continua: los personajes están ahí siempre, no sé cómo llamar a ese mundo en el que están, son pequeños Daseins, la escritura de un libro o de un relato en el que aparezcan, es siempre muy parecido al montaje de una película magmática: no sé cómo explicarlo mejor que con la imagen del montaje: es como tomar uno de los tantos momentos de sus biografías, y contarlo: las historias siguen, antes, durante y después del libro

de mi nueva novela está siendo curiosa: a la escritura como redacción se le están uniendo trabajos manuales: recortes de periódico, fotografías (¿qué está haciendo, por qué me fotografía sin permiso?: estoy escribiendo una novela, señora), papelitos originales con notas reales y escaneados...




...Escribir así me parece una especie de camino: supongo que el libro digital, cuando por fin abandonemos el debate que quieren los fabricantes de libros digitales (¿a quién quieres más, a papá o a mamá: libro digital o libro analógico: cueces o enriqueces, cuerpo o alma, boca o river, madrid o barça? josfieufhoiseufyvosieufyvg) y el hastío que provoca lo extremadamente simple, la idea de venta, las razones del comercial con sonrisa pulcra y dientes blancos, cuando por fin abandonemos la patraña y nos centremos en sus posibilidades artísticas, las del libro digital, supongo que la escritura podrá contener eso, y los que nos dedicamos en silencio a casi todo y somos músicos y guionistas y escritores y fotógrafos y la polla en verso, encontraremos posibilidades nunca antes vistas: ¿por qué no esos fotogramas que aparecen en la novela no se convierten en película?, ¿por qué no compongo además la música de la película, y dirijo a los actores, y además puedo ver la película en el libro digital mientras leo y...?





...Pero siempre que pienso en estas cosas pienso en el nudo en la garganta, y pienso en el blues, por ejemplo, o pienso en las ganas de llorar sin ningún tipo de formato, y pienso en escribir una novela de 380 páginas sólo para decir aquello de "tengo un verso atragantado, donde te mando a la mierda, después vuelvo a suplicar"...
...Al fin y al cabo, pienso, me digo, si el libro es anecdótico o circunstancial en la escritura, es anecdótico en cualquier formato...





...Mi problema con lo digital viene precisamente de ahí: al final el formato se termina convirtiendo en una especie de túnel o de embudo en el que hay que estructurar algo que sea mínimamente decente: hay que terminar montando algo que termine teniendo sentido de entre todo aquello que se quiere decir, y tal vez ése sea el problema: para hacer el montaje final de un continuum escrito se hace necesario apostar, y para apostar es imprescindible un criterio, un sentido, y es ahí donde la aventura puede terminar en naufragio, y jode que, después de todo, con un magma tan poderoso, todo se vaya al carajo por haber apostado mal...
...Me resulta curioso lo claras que tengo ciertas teorías en mi cabeza, y lo poco que puedo demostrar con mi obra: me es imposible avalar nada de lo que digo con hechos, y eso me frustra...




...Vicente Luis Mora hizo una crítica, que yo en su momento percibí como demoledora, de mi único aval con el que cuento como escritor hasta la fecha:

claro que me jode que los vaivenes editoriales me hayan impedido poder tener más avales, y es un cabreo casi decimonónico, casi pueril: la historia viene a ser así:

MIGUEL ÁNGEL MAYA:
[Voz de monólogo interior]

Joder, llevo entregadas a montones de editores varias novelas infinitamente "mejores" (por apuesta literaria, por discurso literario, por evolución de aquello de lo que partía en mi prescindible novela de debut) que la única novela que decidieron publicarme. Mi discurso sigue ahí, pero nadie lo ve, nadie sabe de él, nadie lo ha visto, por lo tanto, no existe: no existen ni las horas de escritura, ni el aprendizaje de la escritura dramática, ni las aplicaciones dramáticas o guionísticas en las horas de escritura, ni las fotos, ni la música, ni las partituras que llevo compuestas para la novela: nada existe, y bla bla bla bla bla... Patraña tras patraña soeruosieuvfyoweihv.

Miguel Ángel Maya no es más que el autor de una novela titulada "Últimas 2 horas y 58 minutos", según google, o el autor del blog "Migue y el fabuloso trompetista invisible": el overbooking de la escritura en espera de convertirse en hecho público y visible por cualquiera sigue ahí, lo sé yo, lo vivo yo, pero no está en google, no existe

hasta la fecha: "Últimas 2 horas y 58 minutos". De todo lo que dijo, lo que más me entristeció fue que no mencionara nada acerca de un pequeño detalle, insignificante, pero que abría una puerta precisamente a ese magma del que el libro físico era un remedo, o bien un fallido exponente: el narrador daba al lector la dirección de email del personaje latente (fallido, sí, pero latente) durante toda la novela. No sólo no mencionó nada de ese detalle, sino que nunca le escribió un email a ese personaje. Todo en esa novela es hoy prescindible (a pesar de que luego el propio Vicente Luis Mora la legitimara -quizás incluso demasiado- aquí, lo cual es de agradecer), absolutamente todo: hoy quizás no la habría publicado: sólo permanece, y continúa, años después, la historia de algunos de los personajes que aparecían en el libro. Nadie sabe que continúa (sólo quizás los que alguna vez escribieron a Laura, y siguieron manteniendo una correspondencia digital con ella). Todo en la novela es prescindible porque la novela es anecdótica en sí misma, es un pretexto para continuar de forma subterránea hasta la muerte en la ficción y fuera de los focos de los personajes: de eso se trataba esa novela: de mi primer intento de poner en pie, de llevar a la práctica, eso que tanto decía en las barras de los bares: el libro es anecdótico e incluso prescindible frente al magma que lo sustenta. Es el magma lo que da sentido al libro (como ese sonido "más bajo posible" de ficción -metafísico- del que manarían todos los sonidos del universo que se inventó Schoenberg para sustentar todo su entramado armónico y para contarnos la historia de los sonidos "vagantes" y darle la vuelta al modo de ver la armonía clásica). Lo único que hay que hacer con el libro, es canalizar las salidas del magma, darle forma a esa salida: estructurar lo visible, sean palabras o personajes de ficción al otro lado del email o del teléfono o...

...Me entristeció no ser capaz de trasladar esa idea simple a la anécdota del libro, y me entristeció que Vicente Luis Mora no supiera ver al menos el intento fallido de eso que ni menciona y que es lo esencial de mi escritura: una escritura tan invisible como el trompetista de este blog...

...Me entristeció en su momento, se entiende, ahora lo entiendo mejor, o más, y además, ya nada de eso importa. Bastante tengo ahora con mi vida (con lo mío, que diría una maruja) como para preocuparme de la repercusión de una ficción que, a día de hoy, yo considero fallida y que él supo ver así antes que yo...





...Pero el nudo en la garganta sigue ahí, y Laura sigue perdida en Buenos Aires, y un tipo con amnesia sigue rebotando en alguna parte del Buenos Aires de ficción, y ese mundo de ficción se parece demasiado a mi vida ahora: a menudo me pregunto, como hago con gente que quiero, qué habrá pasado con Laura...
...Es como si yo también hubiera perdido el contacto con ella: y pienso a menudo en ella: esta película le gustaría, o con quién estará ahora, o ¿se habrá ido de Buenos Aires?...
...Caminando por París en septiembre me pareció verla salir de una librería de partituras con un violín a la espalda, y la seguí: no sabía que Laura tocara el violín...





...El problema de todo esto es, me digo, ahora sí, mirándome al espejo, sin sombrero ni elegancia, dónde termina el juego, dónde termina la ficción, dónde termina el refugio y empieza la intemperie, cuando a mí lo que me pasa es que tengo ganas de llorar y no me satisfacen ni los libros, ni los píxeles, ni Wittgenstein, ni Walter Benjamin: yo entiendo a Benjamin desde el asedio y el vacío, yo lo entiendo como las bestias presienten los terremotos, y lo entendería si todos sus libros hubieran sido pasto o pacto de las llamas, yo lo entiendo desde el impulso que tuvo en Port Bou con una bala entrando en su cráneo y una maleta abandonada...





...Cómo conjugar el olor de la lluvia mojada, la necesidad perentoria de blues, el piano desnudo, las manos y los pies descalzos, las ganas de sentirme en tu cuerpo como en mi casa, la necesidad de abrigo para este frío inmenso que me paraliza y me mata, y me mata, y me mata, y la impostura de ponerme sombrero y elegante, dejar la pornografía a un lado, y hablar de literatura cuando a nadie le interesa ni esto ni la literatura, y menos, lo que yo podría decir acerca de la literatura con los pobres avales con los que cuento...





...No sé por qué he escrito todo esto: detrás palpitan dos documentos word, y yo los he minimizado y me he puesto a escribir esto, así, sin parar, escribir...
...Y tengo unas ganas inmensas de llorar. Y Laura es un personaje de ficción, pero necesito su piel y su voz y saber qué ha sido de ella. Y estoy solo. Y te necesito. Y suena Damien Rice. Y vendrán tiempos mejores o peores, pero escribir seguirá siendo el más insignificante de los verbos autobiográficos, y tocar el piano seguirá siendo el más autobiográfico de los verbos insignificantes. Nada tendrá sentido. Y yo seguiré sin existir a pesar de este nudo en la garganta...





Miguel Ángel Maya
Sevilla, 14 enero, 2012


P.D. Las fotos están tomadas de aquí
P.D. II: che senso ha scrivere?
*

8 comentarios:

Alberto Gómez dijo...

Miguel,
entiendo perfectamente tus dudas, tus temores, tus inseguridades. De hecho, creo que son propias de todos los que escribimos y sólo quien escribe para vender - y por lo tanto tiene claro qué debe escribir - las sufre.

Yo sueño con una novela con banda sonora, pero más allá de eso, en el día a día, me desespera ver cómo se van publicando novelas menores, como poemarios sin un gramo de novedad reciben parabienes, cómo soy incapaz de avanzar pese a que sé lo que quiero - y luego la escritura sale por otro lado, y te acaba arrastrando y cuesta domarla -...creo que forma parte del proceso. Al final, mi único consuelo es decirme que lo mejor de escribir, el premio de escribir, es el propio acto de escritura. Mientras creamos, no sólo somos libres, sino que somos mejores. Hacer el amor con las palabras, eso es lo maravilloso de escribir. El resto - publicaciones, premios, parabienes, palmaditas en la espalda - es sólo ruido. Aunque es cierto que a veces cuesta darse cuenta porque, al fin y al cabo, todos tenemos nuestro ego y a todos nos gusta que hablen bien de nosotros. ¿O no?
Pero no hay que dejarse llevar: hay que escribir. Lo demás, es secundario.

P.S: Respecto a la búsqueda de editoriales, yo colaboro con una que publica novelas. Es muy pequeñita pero a lo mejor puedes hablar con ellos. Busca Grupo Editorial Pérez-Ayala.

Un saludo y perdón por el comentario tan largo :-)

Clarence, arponero in excelsis dijo...

Es tiempo de que se caigan las caretas, Maya: soy Clarence, el ángel torpón que Él decidió un día que había de bajar a Bedfor Falls a ayudar a ser feliz a George Bailey, si quería ganarme las alas que se me resitían porque era un ángel voluntarioso pero desmañado. No daba ni una: me encargaban la guardia del anciano de la gasolinera y era tan negligente que bajaba la guardia unos minutos, por ir a comprar un helado de vainilla, y al regreso unos atracadores le habían abierto una brecha en la frente al gasolinero, y le habían desvalijado la registradora. O un día -y es lo que más me dolió- que cuidaba al niño del reverendo Morricone y me distraje con la banda de majorettes que pasaba por Main Street, y no estaba allí para evitar que el caniche de la viuda Morley le clavara los dientecitos en la pantorrilla. Una calamidad, eso dijeron Arriba. Eso era hasta que resolví con eficiencia el expediente George Bayley, que pudo gritar, al fin: ¡¡¡Qué bello es vivir...!!!
Pues te anticipo que ahora estoy con lo tuyo, Maya, y no cejaré hasta que tomes el caviar de Beluga en el Waldorf, el día de tu comparecencia ante los medios. Y Elsa Maxwell te citará en su columna y dirá que estamos ante una sólida promesa de la narrativa actual. Y Truman Capote dejará de perseguir a los botones por los pasillos del hotel y se acercará a ti para felicitarte en público. Y publicaras en tiradas millonarias, y...
(Fine del primo capitolo).

Miguel Ángel Maya dijo...

...Gracias, Alberto, y bienvenido...
...En realidad la entrada tenía una gran dosis de ironía, y de autoironía...
...Yo creo que se publican cosas muy interesantes y lo mío era autocrítica...
...En realidad, no importa tanto publicar o no, eso es lo de menos, sino las posibilidades que ofrecen los nuevos formatos desde el punto de vista narrativo...
...Tengo ganas de leer "El lectoespectador", de ahí el guiño a Vicente Luis Mora...
...Gracias por el ofrecimiento editorial, le echaré un vistazo, igual sigo pensando que lo de publicar es anecdótico (aunque ello no deje de ser una coartada más)...
...Un abrazo...

Miguel Ángel Maya dijo...

...Querido Clarence: no es eso, en realidad, pero me haces gracia y me alegras cada vez que apareces...
...Sigue en pie mi oferta de vino en plan vis a vis...
...Un abrazo...
;-)

Arponero del Beagle dijo...

Querido Michelangelo, no sabés cuantísimas millas separan mi cascarón flotante del fértil valle del Guadalquivir...
Te tomás a mi salud una botella de buen vino del Condado, a la sombra de un naranjo amargo de una plaza liberada. Pero no hará falta que llorés por los ausentes.

Salud y R.

evamaring dijo...

q.migue,
casi me pongo a llorar con tu post. Casi porque sé que es mentira. Porque sé que tengo el bote de cloroformo en casa, ordenado, con las páginas dobladas como no se debe (por la punta) y aunque nunca escribiera a laura- qué iba a decirle yo a Laura, si no pensaba en ella ni en su voz, si tenía atragantados dos desiertos entre las costillas, si las librerías no eran ya lo mismo desde que no las habitaban los personajes secundarios, si...- yo me pierdo en esa historia, en ese virus del que tu hablas , me caí dentro de las dos horas y cincuenta y ocho un verano y a veces vuelvo, solo para recuperar el tacto de la fiebre- de aquella fiebre- o para esconderme entre la llamada de teléfono, un coche, dos hombres que deshacen distancias.
Así q con ironía, sin ella, con todos los fotogramas que te escupan las teclas, con las canciones de Damien Rice, con los naipes que te reserva el asflato, los viajes, con lo que quieras, pero sigue con el barro, con ese magma.
Y cada uno, como lector que haga lo que pueda.
Un abrazo,
eva

Miguel Ángel Maya dijo...

...Para vino y plazas liberadas siempre setoy dispuesto, dear Arponero...
;-)

Miguel Ángel Maya dijo...

...Gracias, Eva, y bienvenida de nuevo por aquí...
;-)