miércoles, 6 de julio de 2011




...Digamos que más o menos lo escribí todo, lo volqué todo, sentí en tu nuca todo...
...Las estrellas se fundían apaciblemente como trozos de hielo en un vaso de campari olvidado en la hierba. La Tierra giraba como de costumbre, la noche seguía su curso, los grillos, la voz tiritaba, todo, el estuario del Támesis se abría ante nosotros como en un abrazo turbio, un gin-tonic aguado palpitaba...



...Pongamos que me conforme con poco: pedazos de pan y circo, cine, un poco de fuego, libros, verte en la piscina con un collar de niños al cuello, un café, una hipótesis, un número pi, un fado, un billete a París, pisar el acelerador cuando atardece, cuando la Tierra empieza a terminar su giro diario sobre su eje, justo cuando suena la sintonía de Flor de Pasión en Radio 3, pisar más el acelerador, por si algo se queda atrás, por si cambio de piel, sentir el olor del campo a las siete de la mañana y el primer sorbo de un vino blanco y frío cuando llega la noche y cierro los ojos y...
...Y poco más, desde que soy testigo del primer giro de la Tierra hasta que decido no ver el último...
...Poco más...



Miguel Ángel Maya
Sevilla, 6 julio 2011

P.D.
*

1 comentario:

Luarna dijo...

Es precioso. Me gusta tu prosa, encadenada. Yo aspiro a ella, también. Practico.
Saludos