A Lara, que guarda "su mano inocente en el bolsillo,
y fuma con la cruel", porque me llama amour
(aunque yo ni coja un taxi ni cruce
la desmedida realidad de febrero por verla).
y fuma con la cruel", porque me llama amour
(aunque yo ni coja un taxi ni cruce
la desmedida realidad de febrero por verla).
...El cabaret me tiene demasiado absorto, abducido, absorvido, como para volcar las ganas que tengo de escribir aquí en un sinfín de músicas y de deseos que entrechocan como bolas de billar en mitad de un enloquecido duelo o un terremoto o un derrumbe...
...En estos días he leído que ha muerto la última mujer de la etnia bo, la única mujer que quedaba que hablaba una lengua en la que ya no podía comunicarse con nadie, cuyo mundo, cuya historia, ha desaparecido con ella, se lo ha llevado ella, junto a una lengua que ya nadie entendía, junto al mundo, a la porción de mundo, de tiempo y de espacio que sólo esa lengua era capaz de explicar...
...Supongo que cuando se pierde una lengua se pierde el mundo, el universo visto desde esa lengua, la vida contada desde esa lengua. Supongo que los últimos años de monólogo silencioso de esa última mujer que ya no podía hablar con nadie fue la agonía, no sólo de esa vida, sino de ese mundo...

...También he leído la historia de Leo Margets, la principal candidata a personaje de una de mis historias en mucho tiempo. El titular me pudo, y me doy cuenta de que nunca me resistiría a una mirada con tanta luz, a una sonrisa tan esplendorosa si, además, detrás de esa cara de pilla hay una jugadora de póker profesional que además tiene nombre de protagonista de novela: Leo Margets...
...Ella ni me conoce ni lo sabe, pero estoy a punto de dar con una historia, de perfilarla, para ella, y dentro de poco estará atrapada en las páginas de un libro, y vivirá aventuras, y será una absoluta inconsciente de tener una doble vida: la realidad y la ficción, sólo que en los dos sitios tendrá esa sonrisa maravillosa y esos ojos titilantes...

...También he leído las historias de los locos haitianos que vagan desnudos por las calles de Puerto Príncipe. Son historias tan universales y terribles que se podría echar mano de cualquier otro horror, que podrían ser intercambiables: un loco desnudo vagando por una ciudad en ruinas. ¿Cuántas veces habrá pasado? ¿Cuánta piel habrá estado a la intemperie a causa de la barbarie humana?...

...Pero durante esta semana he tenido flash-backs continuados de cuando era chico: he recordado escenas enteras, he recordado con pelos y señales cómo me sentía en ciertos momentos, he repasado mi pasado con un bisturí tan suave como una pluma, he recordado casi todas las músicas que me rociaron la piel de líquido inflamable, cuando dejamos casi todas las ventanas abiertas y casi todas las tijeras cerradas, cuando no me pedías que no fuera un inconsciente, cuando no esperabas nada de mí, cuando no nos pedíamos lo que nos dábamos y veníamos a ofrecer el corazón...
...Siempre he sido sensible a la belleza, tal vez tan sensible que se puede hablar de una alergia velada o de un aullido a la luna o de una terrible hecatombe tan inútil como toda belleza que se precie, como toda periferia que se precie, por muy bella que sea, como toda desolación que se precie: soledad es haber trabajado de sol a sol y haberse quedado solo...
...Don McLean dijo: You took your life as lovers often do. But I could have told to you, Vincent, this world was never meant for one as beautiful as you...
...Yo sé que muchas veces se me malinterpreta la sensibilidad a la belleza: es una cuestión de encontrar esos dos o tres puntos de conexión con algo parecido al infinito, a la boca abierta, a la admiración, a las ganas de un abrazo: antes me pasaba en el metro, con desconocidos, bastaba darme cuenta de que la chica de enfrente o la que corta entradas en el Renoir estaba leyendo Los detectives salvajes para que me recorriera un suave estremecimiento por el espinazo...
...La belleza es así de imprevisible y ahora me pasa a veces en la clase de guión: Diana, por ejemplo, con esos ojazos negros y esa sonrisa esplendorosa que necesito atrapar en mis pupilas cuando se produce; Cristina, ese personajillo caótico (creo, parece, supongo) y con conflictos tan cinematográficos, cierta indiferencia, ese desdén dulce, y ese olor que me trae recuerdos (no sé si es un champú o un perfume, pero es un olor de esos tatuados en la memoria) cuando aparece y deja el rastro en el aire al llegar o al marcharse y por quien siento un cariño de abuelo orgulloso de su nieta aunque tampoco tenga muchos motivos para ello, sí indicios, señales, intuiciones, instinto (yo me entiendo); Noemi (otra candidata a personaje novelesco que tampoco lo sabe), y esas veladas alusiones a su biografía que hacen que me desperece y me despierte y me sacuda y me hagan empezar a echarla de menos anticipadamente, o... o...
...Incluso Raquel M., a quien ni siquiera he visto nunca a pesar del feeling y la declarada admiración mutua...
...No, no me gustan ellas, no es eso: sólo le agradezco a la vida esa posibilidad de belleza, poder vivir en directo la sonrisa de Diana aunque Diana no sepa que existo o le de igual que yo exista. No sé hasta qué punto se entiende esto. Es lo complicado de las palabras, tan ambiguas, tan guardándose ases en la manga...
...Bah, es complicado y es difícil, sobre todo ahora, que está ahí detrás el documento word del cabaret por la página 372 diciendo exactamente esto: se dedicó a escribir el guión de Les infantes oubliées. Volvió a París en 1948, y empezó el rodaje de la película. Fue un rodaje largo y bastante costoso, pero mereció la pena. Les infantes oubliées era, sin duda, lo mejor que había hecho. Gröning tenía un particular modo de medir la calidad de sus filmes: la cantidad de kilómetros de fotogramas descartados en el enfermizo montaje final.
Se estrenó en marzo de 1949 en el Cine Cambore de Montmartre, como casi toda la filmografía del director, y permaneció en cartel bastante más tiempo del que acostumbraban sus películas.
La crítica fue por primera vez unánime en valorar la película de forma positiva.
Sólo hubo un crítico que la aniquiló: Gabriel Terich, que ya en 1949 escribía sus críticas con el pseudónimo de Brief Venue.
...Ese documento palpita latiendo y llamando la atención con sus indicaciones en tinta roja detrás de la ventana de blogger, por eso se me hace difícil explicarme, además suena Edberto Gismonti, y estoy empezando a sentir pudor de pornógrafo, pero yo sé que tú me entiendes...
...Hace dos semanas volví a ver Paris, Texas en la clase de guión...
...Paco me habló por primera vez de ella, en Sevilla, hace dos inviernos, bebíamos vino y comíamos una pasta con boletus, y yo creía no haberla visto, pero sí la había visto...
...Me estremece, me parece terrible, bella, maravillosa, brutal. Y cuando me quedé solo y bebí vino y decidí mentirme y escribir un poco más del cabaret y de mirar adentro ya fuera para sacarlo en forma de piano o de guión, me di cuenta de que Casablanca o Famous Blue Raincoat o Paris, Texas, o Ne me quitte pas, dos películas y dos canciones que adoro y que necesito como respirar, son modos de estar, de ser, de vivir con los que me identifico tan constitutivamente; dicen tanto de mí, de mi forma de ver el mundo y de estar en él que siento que son cuatro cosas (no sé cómo unificar a dos películas y a dos canciones en una misma categoría sentimental) por las que merece la pena haber estado vivo...
...También tú o la espalda a la que me abrazo inconscientemente cada noche, como si yo no fuera un náufrago, como si no fuera inconsciente, como si no necesitara de tus dos manos: la inocente y la cruel, en un equilibrio no tan suave como mi réquiem ni tan feroz como tus dientecillos riéndose bajo tu nariz arrugada...
Miguel Ángel Maya
Madrid, 7 febrero 2010