...Es en los vasos olvidados, en el tintinear del hielo disolviéndose, en esa danza, en los primeros rayos de sol, en el olvido que queda después, en el cielo color campari aguado olvidado en el césped, en el sol. Es en esa espera fronteriza entre la noche y el día, es en ese instante donde nuestros pasos nos llevan a que suceda todo o a que no suceda nada, a dar el paso o no darlo, a levantar el vuelo o ponerse el sombrero e irse, a dejarse llevar por una inercia o a dejarse llevar por la sonrisa del que sabe que mejor no. Es ahí donde a veces, no muchas, pero sí, a veces, descubro ciertas verdades que después se olvidan, como si fueran sueños. Quisiera poder escribirlo, pero nunca puedo, el día después nunca se puede escribir de esos resquicios por los que uno ve que la vida teje el esplendor por el que la tenemos en ese altar. Es ahí, en esos resquicios apenas tejidos y aparecidos en un instante, fugaz, casi milagroso, donde me siento de acuerdo con la vida y la amo sin reservas...
Miguel Ángel Maya
3 de junio de 2013
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