Nuevo día
Apareces seis años después de
entre una especie de tinieblas y traes contigo un zumbido de mosquitos e
insectos, uno de esos secos sonidos desérticos que nos indican con precisión
quirúrgica el lugar de un cadáver de perro en un camino de tierra en mitad del
bosque. Yo ya he amanecido y he abierto las ventanas y he respirado un nuevo
día. Es como cuando vuelves, borracho, al amanecer, y contemplas la ciudad
desperezándose mientras riegan las calles, y todo te parece, ya, demasiado
lejano como para llorar por ello.
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