Don't stand, don't stand so
Don't stand so close to me
Don't stand, don't stand so
Don't stand so close to me
The Police
Don't stand so close to me
Don't stand, don't stand so
Don't stand so close to me
The Police
...Don't do that, digo, como si la escena estuviera subtitulada y mi monólogo interior fuera tan evidente como mi rubor...
...Encuentro por casualidad documentos de word. Me sorprende que no me acuerde de las muchas veces que he abordado la misma historia como si fuera la primera vez que empiezo a escribirla. Me sorprende ese mundo paralelo, que existe por sí mismo, sin necesidad de un libro o novela que lo sustente...
...Pienso eso cuando Buñuel habla de los sueños como un mundo paralelo que él adora visitar. Me termino de leer el libro en la sala de espera del fisioterapeuta. Pienso en cómo es posible que haya empezado a escribir tantas veces dos o tres historias que creía que nunca había empezado a escribir...
...Encuentro por casualidad documentos de word. Me sorprende que no me acuerde de las muchas veces que he abordado la misma historia como si fuera la primera vez que empiezo a escribirla. Me sorprende ese mundo paralelo, que existe por sí mismo, sin necesidad de un libro o novela que lo sustente...
...Pienso eso cuando Buñuel habla de los sueños como un mundo paralelo que él adora visitar. Me termino de leer el libro en la sala de espera del fisioterapeuta. Pienso en cómo es posible que haya empezado a escribir tantas veces dos o tres historias que creía que nunca había empezado a escribir...
...No sabría decir en qué lugar estaban. Saco un bolígrafo, apuntalo una idea que llevo rumiando hace tiempo, más tarde haré el experimento, y buscaré documentos donde esté ya presente esa idea. Igual sólo tengo dos o tres cosas que decir, y un segundo después de haberlas dicho de forma satisfactoria callaré para siempre. "Miguel Ángel, a la sala 2". La voz lo interrumpe todo. Comienza la sesion de fisioterapia. Sin libro. Sentado con los electrodos puestos por donde me rompí y me duele miro los carteles con la musculatura del cuerpo humano. Falta el sexo del muñeco del dibujo. A veces oigo las conversaciones en las otras cabinas. A veces comparto unos minutos con otras personas, y hablamos. La enfermedad es como un paréntesis, una espera. A veces me asomo, y veo a otras personas que hacen rehabilitación con movimientos. A veces pasa ella y me mira: pienso que es joven y deliciosamente guapa. Camina y me sonríe. Entra y sale de las cabinas...
...Hoy me puso las manos en la espalda y sentí el mismo rubor que cuando era chico y una chica mayor y guapa, me comía a besos. Yo era "muy mono", y muchas chicas mayores me querían comer a besos. Yo me ruborizaba. Hoy me pasó. No eres mayor y guapa, sino mucho más joven que yo y guapa. Quién sabe cómo verás tú a un treintañero roto como yo. Subiste la pierna en el taburete donde yo estaba sentado, te daba la espalda, maleducadamente, y te inclinaste para hundir tus dedos en mis músculos doloridos. Me hacías daño y me ruborizaba. Me acariciabas durante unos cuantos minutos, largos, deliciosos, y me sentía desconcertado. Se me ocurrían historias. Pensaba en los vínculos momentáneos que se crean entre el paciente enfermo y quien tiene la capacidad de sanar. Pensaba en qué instante mi rubor me decía que ella no sólo me estaba sanando, sino que algo en sus huellas dactilares me estremecía. Qué pensarías tú de esa espalda que desanudabas y sanabas mientras yo me ruborizaba con los ojos cerrados. Por dos veces siento tu rodilla en mi costado. Tu mano se detiene, mis ojos se abren, me limpias la crema, con una pequeña caricia en el hombro me haces entender que ya ha terminado todo. Toda una historia táctil, sin verbo. Gracias, digo, hasta el lunes, dices. Sales. Te vas. Me visto en soledad. Salgo. Te encuentro en el pasillo y me sonríes. No notas que vuelvo a ruborizarme. Nunca entrarás en este blog. Nunca sabrás nada de esta historia no verbal, nunca sabrás que repetí al menos dos veces: don't stand so close to me, como si yo fuera Sting y tú... Quién sabe, tú, quién, qué...
Miguel Ángel Maya
Sevilla, 25 noviembre, 2011
P.D. Las imágenes están sacadas de aquí.
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