La fiesta de hielo –
Silvina Ocampo
De un puente de hielo inmenso y
azul vi a un hombre asomado y un cielo muy celeste lo iluminaba y al mismo
tiempo lo rociaba de sombras.
Vi a una mujer envuelta en tul
de hielo y un tigre oscurecido adentro del aire inmóvil que entre ventanas
ojivales miraba mientras lamía algo que la penumbra me escatimaba ver. Vi el
azul del hielo, tan azul que no llega a ser azul sino otro color, en
escalinatas que no sé dónde van; tal vez al cielo, tal vez a la piscina, tal
vez a un infierno deformado, tan diferente a como hemos aprendido que es el
infierno. Vi luz eléctrica, dentro de linternas de hielo, que se abrían paso,
amarillentas, a través de las heridas azules del hielo.
Puse mi mano en una llama de
hielo, azul y al mismo tiempo deslumbrantemente roja, no me quemó. No tiembla
la luz, que se abre paso quirúrgicamente a través del hielo, resquebrajándolo
¡y todo para desvanecerse antes que aparezca el sol de otras mañanas! ¿Esto lo
he soñado o lo soñaré?.
Llegué a la piscina helada que
sana enfermedades cardiovasculares y nerviosas. Me arrojé a los brazos inertes
de la piscina, a su cuerpo líquido, los ojos cerrados, para no asistir a mi
curación. Seis minutos quedé acunada y desmadejada en el agua helada. Después
salí de la piscina totalmente curada. Me arrodillé temblorosa frente al Dios de
hielo y quedé dormida, agradecida, redimida, —reducida a la más extraordinaria
dicha. Prefiero el frío helado al calor interminable y zumbante de insectos
donde no existe ningún mundo de hielo que se convierta en escultura
prehistórica, en edificio recóndito, antiguo, en largos tramos de casas y de
templos en ruinas, que uno ve por dentro y por fuera, como si las ruinas de
adentro fueran las de afuera y a la inversa, para la eternidad desértica.
Todo lo escondido a la vista y
todo lo visible escondido.
El hombre los animales las
plantas todo lo que existe vive de secreto en secreto en un silencio helado y
espeluznante y nadie lo roba a nadie, porque cuando roba uno, otro secreto nace
para ocupar el lugar exacto del anterior, con mayor deslumbramiento y silencio
y fiesta.
Miguel Ángel Maya (feat. Silvina Ocampo)
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