Rouge II
Rouge tenía la bocarmín repleta
de historias y besaba con forma de bar. En sus besos había fantasmas de todo
tipo, chatarra, y un misterio indescifrable como las intenciones secretas de
los gatos callejeros, esos gatos que se escapaban como los sonidos de los viejos
pianos de los teatros de provincias que pasaron por las manos Felisberto
Hernández.
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